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México está lejos de ser un país que garantice las mismas oportunidades para todos sus habitantes. Y de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador, esta realidad se debe a las políticas neoliberales implementadas durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, a quien incluso llamó “El padre de la desigualdad”.
“¿Saben en qué sexenio creció más la desigualdad? En el sexenio de Salinas. Salinas es el padre de la desigualdad moderna. Estamos aquí hablando conceptualmente, o sea, no es un asunto político, es conceptual, o sea, de fondo. Entonces, más pobreza, más corrupción, más violencia. Mi condena es al régimen”.
Sin embargo, más allá de quién o quiénes sean los responsables de esta situación que tanto afecta a los mexicanos, el gobierno de la cuarta transformación ahora carga con la responsabilidad de solucionar un problema que se ha venido acarreando desde hace décadas, tarea que incluso fue uno de los principales compromisos del ahora presidente de México.
“En cuanto al bienestar de nuestro pueblo el plan es combatir la pobreza y la marginación como nunca se ha hecho en la historia.
Es pertinente, pues, exponer con toda claridad que vamos a atender y a respetar a todos. Que vamos a gobernar para todos, pero que le vamos a dar preferencia a los vulnerables y a los desposeídos. Por el bien de todos, primero los pobres […]”, dijo el tabasqueño en el discurso de su toma de protesta” autor=”” puesto=””]
El reto es gigante, y a dos meses de haber tomado posesión difícilmente se le pueden pedir resultados concretos en esta materia a la nueva administración, no obstante, tampoco se conocen con claridad cuáles serán los pasos a seguir para combatir no sólo la disparidad socio económica que existe entre la ciudadanía, sino todos los demás problemas que esto acarrea y cuándo piensan comenzar a aplicarlos.
Tal es el caso, que las brechas entre ricos y pobres son tan marcadas que en la nación del águila y la serpiente, vive el hombre más rico de América Latina junto con más de 50 millones de personas pobres.
Esto sucede, de acuerdo con el informe, debido a que el modelo económico mexicano beneficia sólo a las élites económicas.
Prueba de ello son las últimas cifras publicadas por Forbes, las cuales demuestran que la riqueza de los mexicanos más ricos en 2017 fue de 116 mil millones de dólares, lo que que quiere decir que las 10 personas más ricas tienen la misma cantidad de dinero que el 50 por ciento más pobre de México.
Esta realidad es algo que poco se ha modificado a lo largo de los años a pesar del las políticas públicas implementadas por los distintos partidos que llegaron al poder, pues de acuerdo con los datos del informe “México justo: Propuestas de Políticas Públicas para Combatir la desigualdad”, de 1996 a 2016, los niveles de pobreza y desigualdad han permanecido casi constantes. Sin embargo, el ingreso de la mayoría de los hogares mexicanos ha caído, lo que indica que el problema sigue agravándose.
Por su parte, el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), indica que México, al igual que Brasil y Panamá, es uno de los países con mayor desigualdad entre las familias respecto a la distribución de la riqueza, seguida de la desigualdad por ingresos y finalmente por la desigualdad en la propiedad de activos financieros (préstamos bancarios, contratos de alquiler, acciones).
El estudio también explica que el problema no afecta de la misma manera a todos, pues el área en que reside cada individuo, sus características sociodemográficas y el sexo al que pertenecen son factores que suelen determinar qué tantas oportunidades tendrá alguien para desarrollarse plenamente.
Por ejemplo, la tasa de pobreza es 20 por ciento mayor para la población que reside en las áreas rurales, en comparación a la que habita en zonas urbanas, indica el estudio.
Además, tanto la pobreza como la pobreza extrema tienen una mayor incidencia entre las mujeres de 20 a 59 años que entre los hombres de ese mismo rango de edad.
La condición étnica también presenta una asociación clara con la incidencia de la pobreza. En las personas indígenas, la tasa de pobreza duplica la de las personas no indígenas ni afrodescendientes.
Sin embargo, este no es un problema exclusivo de México: es global.
Si se analiza la desigualdad en términos absolutos: en un periodo de 25 años (de 1988 a 2013), la riqueza del 10 por ciento más pobre de la población sólo aumentó 217 dólares, muy por debajo del incremento de 4 mil 887 dólares del 10 por ciento más rico, señala la publicación de Oxfam.
Además, el año pasado se dio el mayor aumento de multimillonarios de la historia. Durante este periodo su riqueza creció en términos reales en 762 mil millones de dólares, monto con el cual se podría acabar siete veces con la pobreza extrema del mundo, de la cual buena parte se encuentra localizada en América Latina.
La desigualdad es una característica ya histórica de muchos países que se encuentran en esta región.
Y aunque hubo avances importantes en los últimos 15 años, América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del mundo, por sobre el África Subsahariana, la segunda región más desigual, y que presenta un índice de Gini (que mide la desigualdad de los ingresos, con un cero cuando todos tienen el mismo ingreso y con un 1 si una sola persona tiene todos los ingresos) promedio casi un tercio superior al de Europa y Asia Central, revela el documento Panorama Social de América Latina 2018.
Enfrentar al monstruo
Seis años no son suficientes para acabar con un problema tan grande y complejo como el de la desigualdad, por ese motivo, uno de los mayores retos a enfrentar por parte del nuevo gobierno es la creación de un plan de acción transexenal que se cumpla y respete a cabalidad.
Al día de hoy, muchas han sido las estrategias implementadas, sin embargo, pocas de ellas han funcionado.
Por ello, para un correcto diagnóstico de la desigualdad en el país, resulta indispensable el análisis de las condiciones estructurales que mantienen, e incluso refuerzan, estas grandes diferencias de ingreso y riqueza.
Actualmente, diversos estudios de organizaciones internacionales, entre las cuales se encuentra Oxfam, han identificado cinco elementos centrales en los que resulta indispensable incidir para combatir esta problemática.
El primero de ellos es la corrupción y transparencia, ya que para poder hablar de políticas específicas y de su aplicación en cualquier otro frente, se debe comenzar por aquellas acciones que permitan consolidar instituciones fuertes, con credibilidad y libres de corrupción, características fundamentales para que se llegue a buen puerto
La política social es el segundo elemento central en el que el Estado debe poner especial atención ya que a causa del modelo asistencialista implementado por el gobierno mexicano desde hace años, el combate a la pobreza y a la desigualdad ha fracasado.
“La política social se ha convertido en un “alivio de la pobreza” y no propicia igualdad de oportunidades”, indica el estudio.
Según el Coneval, en México hay cerca de 6 mil 491 programas de desarrollo social en todo el país, sin embargo, no todos tienen como objetivo erradicar la pobreza.
Asimismo, en 2017, el 55.8 por ciento de la población no tenía acceso a la seguridad social, siendo Chiapas, Oaxaca y Guerrero los estados más desprotegidos.
“Aumentar la cobertura y calidad de educación y salud es una de las vías para combatir la desigualdad. Ambos son medios de producción económica y de movilidad social ascendente.
Aunque ha mejorado la cobertura de estos servicios en el país el rezago educativo pasó del 20.7 por ciento de la población al 17.9 por ciento, y la carencia por acceso a los servicios de salud de 29.2 por ciento a 16.9 por ciento.
En las zonas rurales los niveles de infraestructura son casi nulos. Las más notables son las carencias de escuelas y hospitales”.
Mejorar las condiciones laborales del país figura como el cuarto punto más importante, pues alrededor de 7.5 millones de personas reciben un salario mínimo.
De 2012 a 2017, el número de mexicanos con ese sueldo creció en casi un millón, mientras que el número de trabajadores con ganancias más altas se redujo de casi 4 millones a menos de 3 millones en el mismo periodo.
“El empleo en México se caracteriza por generar trabajo formal, pero con pagas en extremo precarias”, revela el estudio de Oxfam.
Además de que los impuestos representan únicamente 19.5 por ciento del PIB, lo que hace que esté por debajo del promedio latinoamericano (21.7 por ciento) y muy lejos del de la OCDE (34.3 por ciento), situación que dificulta al gobierno conseguir ingresos para crear mecanismos que reviertan la desigualdad en el país
Los más afectados
Las brechas económicas no son las únicas que fomentan la desigualdad ya sea en México o en el mundo, existen también otros tipos de elementos que no pueden ser controlados por las personas como el género, origen étnico, preferencia sexual y color de la piel, entre otros, y que se han convertido en factores que promueven las situaciones de desventaja entre los seres humanos.
Sin embargo, de todos estos, el mayor de los retos viene para las personas del sexo femenino y para quienes tienen un tez morena, según los resultados del estudio México justo: Propuestas de Políticas Públicas para combatir la desigualdad, publicado por Oxfam a principios de este año.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), reducir la desigualdad de género está estrechamente relacionado con reducir la desigualdad económica.
Actualmente existen diferencias en cinco principales ejes en cuanto a la desigualdad entre hombres y mujeres, indica el estudio.
Las mujeres más pobres tienen casi el doble de probabilidad que los hombres (del mismo grupo) de seguir siendo pobres, la tasa de participación económica de los hombres en situación de pobreza es 44 puntos porcentuales mayor a la tasa de participación económica de las mujeres en esta misma situación, por cada 100 hombres en pobreza ocupados sin remuneración, existen 104 mujeres en pobreza en la misma situación, 2 de cada 3 pesos obtenidos por un hogar mexicano son percibidos por los hombres, y tres cuartas partes del trabajo de cuidados al interior del hogar es realizado por mujeres, tarea que ha sido absorbida sin ninguna remuneración.
En cuanto a la discriminación por color de piel, el segundo grupo más afectado por la desigualdad, el estudio señala que los principales retos que enfrentan son tres principalmente.
Quienes tienen tez morena y están en los grupos más pobres de la sociedad tendrán mayor dificultad para mejorar la situación económica en la que nacen comparados con sus pares de tez blanca.
Las personas con color de piel más oscura cuentan con un mayor rezago educativo. El 28 por ciento no termina la primaria en contra del 11 por ciento observado para las personas con una tonalidad más blanca y únicamente el 5 por ciento cuenta con estudios superiores en relación con el 30 por ciento de las personas con una piel más clara.
Mientras el tono de piel es más oscuro, los porcentajes de personas ocupadas en actividades de mayor calificación (funcionarios, directores, jefes, profesionistas y técnicos) se reducen. Por el contrario, cuando los tonos de piel se vuelven más claros, los porcentajes de ocupados en actividades de media y alta calificación son más elevados, concluye el documento.