La reforma energética y la polémica apertura de Pemex a las empresas extranjeras ha llegado a los municipios del norte de Nuevo León.
Pese a que en el Congreso federal se sigue analizando las leyes secundarias, la participación de empresas internacionales en la ejecución de obras de Pemex es ya una realidad en esta zona del estado.
Desde hace meses la empresa italiana Bonatti trabaja en la construcción del gasoducto Los Ramones, en el tramo comprendido entre los municipios de Camargo, Tamaulipas, y Los Ramones.
La empresa Bonatti S.P.A. firmó un contrato EPC (llave en mano) con TAG Pipelines, compañía filial de la empresa Gasoductos del Noreste, otra compañía donde tiene participación la norteamericana Ienova junto con Pemex.
Esta sociedad –que no está sujeta a fiscalización de los recursos públicos- fue a quien Pemex adjudicó –sin licitación- el contrato de la primera etapa del gasoducto Los Ramones.
Luego, el contrato para la construcción de esta infraestructura se transfirió a la compañía Bonatti.
El ducto cruza los municipios de Camargo en Tamaulipas, y Doctor Coss, General Bravo, China y Los Ramones en Nuevo León.
La larga fila de tubos de 48 pulgadas esperando ser enterrados en las zanjas que han construido los trabajadores de la empresa Bonatti son ahora parte del paisaje del norte del estado.
A principios de año los ingenieros italianos de la constructora Bonatti arribaron a Nuevo León y Tamaulipas.
La contratista de Italia tiene montado dos campamentos para sus trabajadores: uno en La Morita, en el municipio de China, y otro en Camargo, Tamaulipas.
Las zonas de los campamentos están resguardadas por elementos militares.
La construcción de la línea para la conducción del gas ha provocado inconformidad entre pobladores y dueños de los ranchos de los municipios por donde cruza el gasoducto.
Los habitantes de estos municipios se quejan de que los trabajos encabezados por la empresa Bonatti han ocasionado daños en las carreteras y caminos de terracería por el paso frecuente de maquinaria y de los camiones que transportan los pesados tubos.
“Los caminos que ya estaban dañados ahora están peor por el paso de las máquinas”, se queja uno de los rancheros de General Bravo.
“Quedaron en arreglarlos, pero no han hecho nada”.
En las autoridades municipales existe además molestia con Pemex porque a pesar de que prometieron contratar mano de obra de los municipios por donde cruza el gasoducto no lo hicieron.
La empresa Bonatti trajo sus propios trabajadores que contrató en Reynosa.
“Ellos se comprometieron, cuando andaban pidiendo los permisos, a contratar gente de aquí, pero no hay personas de aquí trabajando en la obra”.
El proyecto gas natural Los Ramones –el más ambicioso en el sector energético que se ha iniciado en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto- consiste en la construcción de un gasoducto de casi mil kilómetros desde Agua Dulce, Texas, hasta el estado de Guanajuato.
El plan es importar gas natural desde el sur de Texas para suministrarlo a los estados de Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro y Guanajuato.
La inversión total contemplada en este proyecto es de 2 mil 400 millones de dólares y se espera que la obra completa esté terminada en el año 2016.
La primera fase del proyecto de Los Ramones, que está a cargo de la italiana Bonatti, incluye la instalación de una tubería de 48 pulgadas a lo largo de 116 kilómetros.
El banderazo de la obra se llevó a cabo el pasado mes de marzo por parte de las autoridades federales y estatales en un evento realizado en Los Ramones.
Además del gasoducto de Los Ramones, la empresa Bonatti es responsable de la construcción de un gasoducto en el estado de Morelos, para la CFE, y la empresa Enagás.
Hace dos años, gestores contratados por Pemex pagaron las indemnizaciones a los propietarios de ranchos por donde cruzaba el gasoducto para liberar el derecho de vía.
La empresa paraestatal nunca ha anunciado la participación en esta obra de las constructoras extranjeras.
Pero en su página de internet, Bonatti confirma a sus accionistas que es responsable de esta obra del sector energético mexicano, cuando apenas se discute en el Congreso el involucramiento de empresas extranjeras en esta área .