Hace un año empezaba la peor etapa de la pandemia de COVID-19; sin embargo, la Ciudad de México logró reducir la incertidumbre con un cambio de estrategia.
El 21 de abril de 2020, el Gobierno federal declaraba la fase 3 de la pandemia por el nuevo coronavirus; la etapa de un ascenso rápido de contagios y de hospitalizaciones.
Especialistas a afirman que, a partir de entonces, el Gobierno de la capital replanteó su estrategia y apostó por enfrentar la contingencia de manera diferente a las autoridades federales.
Primero, implementó el uso del cubrebocas obligatorio en todo el transporte público y comenzó a hacer uso de los datos, con ayuda de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), para tomar decisiones, dicen los expertos consultados.
Posteriormente, fue de las únicas entidades del país en aplicar pruebas masivas, junto con Jalisco y Nuevo León.
Dichas acciones, señalan las fuentes consultadas, lograron reducir la incertidumbre en la población de la capital.
Sin embargo, afirman que aún falta tomar medidas en materia de reactivación económica y la adaptación de instalaciones escolares ante un eventual regreso a clases.
Se combatió la incertidumbre respecto al COVID-19
A partir de la declaratoria de la fase 3 de la pandemia, el Gobierno local de Claudia Sheinbaum cambió su actuación frente a la contingencia y logró reducir la incertidumbre en la población con acciones como el aumento de la capacidad hospitalaria de la mano con la iniciativa privada, dice Heliane Rosas Balán, asesora legislativa y especialista en políticas de salud pública.
“Algo que ha generado la pandemia es mucha incertidumbre, pero creo que si algo ha hecho bien la Ciudad de México es reducir la incertidumbre, muy particularmente en materia de salud”, menciona la experta.
Rosas Balán explica que, con la habilitación de las dos Unidades Temporales COVID-19, del Centro Citibanamex y la del Autódromo Hermanos Rodríguez, Sheinbaum dio muestras de lo importante que es colaborar con los empresarios para enfrentar la contingencia, en contraste con el Gobierno de México, que no llevó a cabo acciones similares.
Según datos de la Secretaría de Salud (Sedesa) de la Ciudad de México sobre el Centro Citibanamex, que sigue en funcionamiento, tiene una capacidad de 600 camas de terapia intermedia con respirador y, desde el 26 de abril de 2020 hasta el viernes 4 de abril de 2021, ha atendido a cinco mil 320 enfermos.
Mientras que la Unidad Temporal del Autódromo Hermanos Rodríguez contó con una capacidad de 200 camas y hasta diciembre de 2020 atendió a mil 400 enfermos.
“Mostró lo importante que es la colaboración con la iniciativa privada; no la rechazó, como pasó a nivel federal”, señala.
Además, explica, la Ciudad de México usó la innovación tecnológica para atender casos de COVID-19, recabar datos y evitar contagios.
La ADIP es la autoridad encargada de hacer el monitoreo de casos, de registrar la información de las llamadas de auxilio al 911, asimismo, dispuso de un sistema de SMS para detectar casos sospechosos y a través de la aplicación Mi Ciudad los habitantes de la capital pueden consultar los resultados de las pruebas rápidas aplicadas en los macroquioscos y centros de salud de la capital.
Vacunación, ejemplo de organización
La especialista Heliane Rosas Balán señala que otro ejemplo de que la gestión de la pandemia ha sido correcta en la capital es la vacunación, donde el Gobierno de la Ciudad de México ha estado a cargo de la logística.
La experta menciona que la capital del país ha sido un ejemplo de lo que es la planeación en el tema y que es más importante tardar un poco para que haya efectividad.
“La Ciudad de México nunca empieza a vacunar en lunes. ¿Por qué? Porque durante lunes y martes hacen la planeación, los recorridos para asegurarse de que el miércoles, cuando ya arrancan las jornadas, todo salga lo mejor posible”, declara.
El pasado 9 de abril, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dio a conocer que en la capital ya se habían vacunado a un millón 800 mil personas, entre personal médico de primera línea de atención a la pandemia y adultos mayores.
Regreso al aula
A pesar de que la reacción del Gobierno en el tema de salud ha sido favorable, aún falta que comience a habilitar las escuelas para un regreso seguro a clases ante un escenario de ocho semanas con un descenso de casos de COVID-19.
“Creo que si algo falta hacer es ver lo que sigue, que es la apertura de escuelas para las cuales aún no hay un plan”, afirma.
Por último, considera que debe haber más comunicación entre los sectores productivos y el Gobierno para próximas reaperturas y no esperar a que los empresarios o locatarios se manifiesten en contra de lo estipulado por las autoridades.
“Tal vez algo que se puede corregir es la comunicación porque con algunos sectores ha pasado que, hasta que no se manifiestan o ya no pueden continuar, es cuando el Gobierno se sienta hablar con ellos, como con los restauranteros, que hasta que no amagaron con reabrir sin permiso no hubo diálogo”, señala.