El cansancio y el agotamiento de médicos y personal de salud se hace evidente y las secuelas son cada vez más visibles. En cientos de casos, su labor les costó la vida.
Médicos profesionales o en formación, enfermeras, laboratoristas entre otros trabajadores se enfrentan desde hace casi un año a un enemigo silencioso pero letal. Al inicio, la falta de protocolos y equipo para atender a las personas infectadas por el SARS-CoV-2 fue un desafío para intentar contener los efectos de la pandemia.
A pesar de todo su esfuerzo, México se encuentra en el pico más alto de la contingencia con más de 79 mil casos activos de COVID-19, más de 1.5 millones de diagnósticos, 136 mil 917 muertes y un sistema de salud que está saturado para atender los nuevos contagios en varias entidades.
Para el abogado Emilio Matlalcuatzi Mendieta, defensor de la Asamblea Nacional de Médicos Residentes, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el personal de sanidad es a la falta de preparación para tratar a enfermos graves, situación que los hace proclives a contraer el coronavirus.
“Hablando de médicos residentes, entre el 80 y 90 por ciento no ha recibido un curso de capacitación para atender al paciente crítico. Eso es algo muy importante, porque no están preparados y lo único que están pidiendo las autoridades es tener gente para hacer frente a esta situación de contingencia”, comenta.
Otro de los aspectos que el defensor legal destaca es la falta de apoyos para el personal de salud con respecto a que no cuentan con estímulo o seguro de gastos en caso de enfermar de COVID-19.
“Desde un punto de vista jurídico, te puedo decir que todos los empleados de la salud están desprotegidos y olvidados por sus propios patrones. Si bien es cierto que les han hecho llegar circulares por algún bono o beneficio estos no son inmediatos. Algo que se debe mencionar es que únicamente va a llegar al personal que haga petición de ellos, si alguien no los pide no se los van a dar”, enfatiza el también fundador del Bufete Matlalcuatzi.
En septiembre pasado, un estudio elaborado por Amnistía Internacional reveló que México fue el país en el que más muertes de personal médico se registraron. Hasta ese momento se contabilizaron mil 320 casos en territorio nacional de alrededor de 7 mil que ocurrieron en todo el mundo. Es decir, que el país concentró casi un 20 por ciento de los decesos de trabajadores de la salud a nivel global.
Médicos y Estudiantes de medicina expuestos
Jorge Alejandro López Rivas tenía 29 años, quería dedicarse a la medicina desde niño pero no pudo terminar su carrera de médico, el 4 de enero perdió la batalla contra el COVID-19.
El joven era alumno de la carrera de Médico Cirujano y Médico Interno de Pregrado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM. Mientras realizaba su internado en el Hospital General Ecatepec “Dr. José María Rodríguez”, contrajo el virus que tiene al país en emergencia sanitaria.
En entrevista, su hermana Sharon denuncia que a pesar de presentar síntomas, los médicos y autoridades del hospital obligaron al estudiante a seguir con su trabajo.
Al tener sospecha de ser portador del virus, el joven dio avisó a sus superiores, sin embargo, no recibió el apoyo ni la atención que esperaba.
“El 15 (de diciembre) regresó a hacer guardia, le volvió a decir a sus superiores que se sentía mal y que quería valoración médica, se la hicieron y le dijeron que no tenía nada, hasta le pidieron que no diera falsos testimonios”, recuerda Sharon.
La vida de Jorge siempre estuvo atraída hacia la medicina. En los recuerdos de su hermana no hay duda que el joven siempre tuvo la vocación de querer ayudar a los demás.
“Yo quiero ser ‘totor’, así decía cuando era niño. Le llamaba mucho la atención los documentales y programas de cirugías. Cuando empezó la carrera, la gente lo buscaba mucho para tomarles la presión o cambiarles sondas. Ya en sus últimos días me decía que no quería morir, y no es justo, tenía mucho por delante, yo solo pude decirle que tuviera fe porque todo iba a estar bien”, describe Sharon de su último momento con Jorge.
Aunque los síntomas del estudiante eran más graves con el paso de los días, su hermana denuncia que las autoridades médicas reportaban que no tenía ningún problema. “El 18 de diciembre mi hermano se hizo la prueba, en todo momento le decían que no podía ausentarse pero empezó a empeorar, decidimos ir por atención particular y le dieron tratamiento, desafortunadamente no lo logró”, lamenta su hermana.
A más de una semana de la muerte de Jorge y ahora con su padre internado por la misma enfermedad, Sharon asegura que al día de hoy ninguna autoridad del Hospital se ha comunicado con la familia.
Para tener justicia ante la pérdida de su hermano, para Sharon y su familia se debe destituir al director, Héctor Flores Mercado, e incluso a la Jefa de Enseñanza, María del Carmen Ramírez, y al médico que lo valoró, José Sacarías Valderrama.