“Si quisiste un hijo, tienes que atenerte a las consecuencias”, “tenía proyectos contigo, pero por haberte embarazado no será posible que participes en ellos”, “abusaste de tus licencias médicas, no podremos pagarte completa la quincena”. Estas frases son algunos ejemplos de discriminación laboral por embarazo que sufren las mujeres en México, un fenómeno que a pesar de que puede tener consecuencias incluso fatales para la salud de los bebés, es poco visible y, por lo tanto, no se atiende.
Y es que en el país, la maternidad representa un barrera para obtener ciertos puestos o ascender en el ámbito laboral, concluye el estudio “Prácticas que vulneran la maternidad en México”, en su primera entrega “Discriminación laboral por Embarazo”, realizado por el think tank especializado en primera infancia, Early Institute.
También se observó que este tipo de discriminación puede provocar afectaciones en la salud física del bebé, como parto pretérito, bajo peso al nacer, mayor reactivadad e incluso aborto espontáneo, explica Valeria González Ruiz, coordinadora de Vinculación e Incidencia en Políticas Públicas de Early Institute.
Además, esta discriminación existe desde antes del embarazo y se llega a prolongar aún después del parto. Por ejemplo, para ser contratadas, muchas mujeres suelen ser sometidas a pruebas de embarazo; mientras que otras tienen que hacerse pruebas constantemente para continuar en él.
Tipos de conductas
Pero no son las únicas manifestaciones de este tipo de discriminación, existen otras que muchas veces no son tan conocidas, explica Valeria González Ruiz.
“Es cuando les piden realizar labores que ponen en riesgo su salud, cuando les piden que trabajen en su licencia de maternidad, el hostigamiento laboral también, pedirles que trabajen horas extra”.
Mientras que otras conductas son la negación del ascenso o la reducción del salario por estar embarazada, agrega.
“No solamente afecta derechos laborales de la mujer, sino también pone en riesgo la salud, integridad e incluso vida del bebé”, menciona.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 —citados en el informe— el 17.3 por ciento de mujeres que tuvieron un empleo en los cinco años previos sufrieron alguna forma de discriminación laboral relacionada con el embarazo.
Además, al 11.5 por ciento le pidieron una prueba de embarazo para acceder a un trabajo y al 3.6 por ciento también para continuar en él.
El informe de Early Institute tiene información de cómo identificar las causas, las conductas y las consecuencias y además brinda recomendaciones de política pública.
Las más vulnerables en discriminación laboral
La discriminación laboral por embarazo afecta a todas las mujeres, incluso a quienes no lo están cuando se les solicita una prueba para ser contratadas o conservar su empleo, pero sobre todo lo sufren dos tipos de perfiles.
Por un lado, se asocia con mujeres de clase media alta que tienen altos niveles de escolaridad y puestos directivos o roles asociados con papeles masculinos; o aquellas que tienen menos de un año trabajando o son jóvenes en edad reproductiva.
“Lo que esperan de ellas es que puedan seguir cumpliendo con estos roles masculinos que hay en el trabajo, trabajar horas extra, estar totalmente disponibles, etcétera (…), o muchas veces por su especialidad no pueden reemplazarlas fácilmente, entonces les exigen más y más, a pesar de que ellas no pueden”, señala.
Mientras por el otro lado son perfiles de mujeres con bajos salarios, que tienen contratos temporales y son del sector privado, como las trabajadoras del hogar o quienes laboran en fábricas.
“Muchas veces se asocia con esta idea de que la trabajadora tiene que producir, producir, ganar, ganar”, dice Valeria.
Un caso particular es el de la recomendación 54/2018, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), citado en el informe, la cual fue emitida a la Secretaría de la Función Pública, a la Secretaría de Educación Pública y a la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.
La víctima realizaba labores de aseo en una escuela, sin que su trabajo implicara un riesgo a su integridad, sin embargo, a partir de que dio a conocer su embarazo de gemelos y de alto riesgo a la directora del plantel, no se tomaron las medidas necesarias para que las actividades que realizaba no pusieran en peligro su estado de salud, señala.
“Por el contrario, le asignó el ‘aseo profundo’ de algunos salones. La situación se volvió crítica el día que la víctima se sintió mal de salud al terminar de realizar el aseo de los baños. Le informó a la directora, pero ésta le pidió que continuara con su labor ‘despacito para que no se cansara’.
“Posteriormente tuvo que trapear, mover muebles y cargar cubetas pesadas. La mujer embarazada comenzó a sentir mucho dolor y acudió al hospital, ahí ‘presentó expulsión’ de sus dos bebés”.
El documento dice que uno murió al día siguiente por “premadurez extrema” (26 semanas) y el otro nació con graves problemas de salud y posteriormente perdió la vista”.