“Más mujercitos” la historia de persecución de las mujeres trans
Los años 70’s, 80’s y 90’s fueron de exterminio para la comunidad trans
Liliana Rosas y Silvana FloresLos años 70’s, 80’s y 90’s fueron de exterminio para las mujeres trans.
Pertenecer a la comunindad LGBT en las década de los setentas a los noventas, significaba clasificarse entre gay o lesbiana. Las diversas manifestaciones de la identidad sexual que conocemos hoy no existían ni en la siglas, ni en las calles.
El moviento LGBT centró su lucha en la figura homosexual masculina representada bajo el término del “buen gay”, hombres masculinos de clase media con una homosexualidad homogénea, no afeminada, y considerada “respetable” que se alejaban del trasvestismo y el trabajo sexual.
Ser un hombre gay con tendencia a lo femenino representaba por lo tanto una mayor exposición a la ridiculización de la identidad de género, así como la criminalización del trabajo sexual.
Esto impactó en la calidad de vida de las mujeres trans quienes encontraron en el trabajo sexual un camino para obtener recursos económicos ya que la mayoría fueron expulsadas del núcleo familiar y la discriminación les impidió tener acceso a otros trabajos.
Verónica López, mujer trans originaria de Chiapas huyó de su casa a los 12 años después de sobrevivir a los golpes “correctivos” de su padre, llegó a la Ciudad de México a casa de una tía en la colonia Escandón, donde enfrentó la violación de sus primos, así que decidió huir a las calles de Tasqueña, donde vivió durante tres años. A los 15 años una trabajadora sexual le ofreció ayuda y ella aceptó.
“Le tomé la palabra y me fui a vivir con ella al estado de México, ahí me empecé a hormonizar. Yo veía que todas las tardes ellas empezaban a maquillarse y mandaban a traer su botellita, porque tenían que tomar para tener valor y salir a la calle”
Aunque en México la homosexualidad nunca fue un delito constitucional, la autoridad, los medios de comunicación y la sociedad de la década de los 70’s se escudaron en “faltas a la moral y buenas costumbres” para reprimir cualquier expresión de diversidad sexual.
Miembros de la policía esperaban afuera de bares, hoteles u otras zonas populares entre la comunidad para llevar a cabo detenciones basadas en señalamientos de robo, prostitución o ataques a la moral.
“Yo veía que llegaban golpeadas, ensangrentadas y eso me daba miedo, pero también llegaban con dinero y cuando me dijeron que yo tenía que ir a trabajar, me dio miedo, pero también gusto porque yo iba a ganar mi dinero”, explica Verónica López.
De acuerdo con el testimonio de Denisse Valverde, presidenta de Respetttrans, la edad promedio en que las mujeres trans eran expulsadas de sus hogares oscilaba entre los 11 y los 13 años de edad.
Rubí Sánchez, mujer trans de 69 años, también huyó de su casa durante la adolescencia, cuando tenía apenas 15 años, sin embargo tiene consciencia de su identidad sexual desde los seis años.
“Mi madre era una mujer bellísima, yo tenía 6 años y quería ser como mi mamá así tan atractiva y amorosa. Ella era mi reflejo”
Originaria de Tabasco, llegó a la ciudad de México y a falta de oportunidades laborales comenzó a ejercer el trabajo sexual.
A pesar de que considera que su anatomía correspondía a la de una mujer cisgénero también se enfrentó a la persecución policiaca encabezada por el Departamento de Investigación Policiaca y de Tránsito (DIPT). También fue víctima del tratamiento amarillista y discriminatorio que se le daba en los medios a la comunidad trans y apareció en la revista Alarma!.
“Ahí están todos los abusos de la policía hacia nosotras las mujeres sobrevivientes del holocausto trans, muchas mujeres fueron asesinadas por estos mismos agentes y salían en las revistas de nota roja como La Alarma! y La Alerta, pero siempre nos decían que eran crímenes pasionales cuando eran crímenes de odio” declara Gabriela Azar, abogada trans integrante de Deuda Histórica. Gaby
El tiraje de La Alarma! alcanzó los dos millones y medio de ejemplares semanales y uno de sus números más populares fue el de “Mujercitos”, donde se exhibió a hombres homosexuales vestidos de mujer que fueron víctimas de linchamiento mediático lo que derivó en el asesinato y suicidio de muchos de ellos.
A pesar de que Denisse, Rubí, Gaby y Verónica coinciden en que son sobrevivientes de un genocidio, no hay informes ni registros oficiales de cuántas personas pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+ desaparecieron o murieron a manos del Estado durante las décadas de los 70’s, 80’s y 90’s.