En Guadalajara, la mayoría de los hombres piensan que el papel de la mujer se limita al hogar.
Así lo indica un reciente estudio del Instituto Jalisciense de las Mujeres, el cual muestra cómo los hombres de la zona metropolitana de Guadalajara perciben la condición de la mujer y su papel en la sociedad.
La investigación, realizada a partir de una revisión cualitativa de algunos entrevistados en la capital tapatía, muestra cómo está instalada la idea de que el papel de la mujer es dedicarse a tareas en el hogar. Esta condición es justificada por los entrevistados como algo de “orden natural”.
Y aunque en un principio analiza la diferencia socioeconómica de las opiniones, la realidad es que no hay gran disparidad en este sentido. Entre el 36 y el 37 por ciento de los hombres dijeron que el papel de la mujer en la sociedad es dedicarse al hogar, el 9 por ciento al cuidado de los hijos y el 10 cree que deben brindar apoyo a su esposo.
Y sólo entre el 17 y el 21 por ciento cree que deberían estar integradas al mercado laboral.
“En una sociedad que educa a los hombres por sus características físicas, biológicas y anatómicas, para que sean los que busquen trabajo, participen y decidan social, política, económica y culturalmente: la mayoría de los hombres trata de justificarse al momento de ejercer su comportamiento, mencionando que obedecen a un orden natural”, se lee en el estudio.
Los datos también arrojan que hay una percepción distinta de estos papeles en cuanto al plano de la edad, lo que el instituto percibe como la muestra del cambio generacional en la forma en que se justifica el papel que tienen tanto hombres como mujeres. Pues a mayor edad de los entrevistados, más eran las respuestas sobre el que el sexo femenino debía estar en el hogar. Mientras que los jóvenes se identificaban con un promedio más alto de inserción en el trabajo productivo y otras labores.
Pero la percepción sobre ellas no es lo único que rescata el estudio. Ya que también muestra cómo el género es una identidad que se construye desde las esferas nucleares de la vida.
Un ejemplo de esto es la idea de que se tiene de lo que es masculino, donde los datos arrojaron que los hombres describen la masculinidad con atributos físicos, como bigote, barba, cabello corto, voz gruesa, postura erguida, no ser obeso, fuerte, su forma de vestir, uso de pantalón, camisa a cuadros y traje.
“Al indagar sobre en dónde aprendieron que un hombre masculino es como la descripción que realizaron, se encuentra que el primer lugar que identifican es la familia, el modelo del padre introyectado desde la infancia, en la medida en que crecen entran en juego otros espacios que toman relevancia en la construcción de lo que es el modelo masculino para un hombre: la sociedad en general, amigos, escuela, los medios de comunicación, el cine, la música”, describe el Instituto Jalisciense de las Mujeres.
En el mismo estudio se destaca cómo es que los atributos descritos se consideran aceptables o incluso se aprecian como normales. Además de que el 52 por ciento de los entrevistados menciona estar a favor de que el hombre se vea más fuerte, tanto en lo físico como lo emocional, con respecto a la mujer.
Esta construcción de la masculinidad está íntimamente ligada a la forma en la que los hombres también creen que deben comportarse las personas a su alrededor, hecho que cristaliza las formas violentas y la idea que se tienen de su ejercicio. Toda vez que el 44 por ciento de los hombres entrevistados respondió que es aceptable el que un hombre sea agresivo cuando alguien lo contradice o no se hace lo que él dice.
Pero no sólo eso, el 41 por ciento está de acuerdo en que los hombres tienen impulsos sexuales muy fuertes por naturaleza y que podrían tener daños de no tener relaciones sexuales. Así mismo, el 38 por ciento dice que el hombre es violento por naturaleza.
Expresiones misóginas
E l uso de un lenguaje cotidiano, tradicional, muestra cómo los hombres entrevistados también están inmersos en una dinámica que no alcanza a distinguir las expresiones machistas, esto que en años recientes el movimiento feminista ha denominado micromachismo, una forma velada y sencilla de ejercer una jerarquía, como lo puede ser la caballerosidad o la idea de que un hombre debe ser atento a una mujer sólo por el hecho de serlo.
En este tema también entran las dinámicas del acoso sexual y hostigamiento en las calles, donde los hombres responden en su mayoría a un desacuerdo con respecto a que las mujeres perciban como positivo el uso de lenguaje obsceno en los espacios públicos. Pero también pone en evidencia la
Sin embargo, el documento también reconoce que hay un paradigma de nuevas masculinidades que debe ser explorado. Pues las encuestas también revelan que hay un cambio en la percepción que se tiene del rol del hombre en la sociedad, donde el 65 por ciento considera que dicho papel ha cambiado, junto a descripciones de cómo se reconfiguran algunas tareas como el cuidado de los hijos, del hogar y las formas laborales.
No obstante que esto también evidencia la dificultad de los hombres por perfilar un nuevo sujeto que corresponda a formas de igualdad, ya que al ser cuestionados sobre características de una nueva masculinidad los entrevistados se limitaron a decir que deben ser hombres inteligentes, que lean y sepan de cultura, así como el que sean complementos con la mujer y no generen un ambiente de competencia.