Antes de que las elecciones del domingo se llevaran a cabo, a quien ya se veía como victorioso, ganara, perdiera o empatara la jornada general, era a Luiz Inácio Lula da Silva debido a todos los obstáculos que superó para llegar a postular su candidatura.
Su caos político comenzó en septiembre de 2016, cuando fiscales brasileños presentaron cargos de corrupción contra él y su esposa Marisa Leticia, los cuales se derivaron de la investigación de lavado de dinero de la Operación Lava Jato.
Un año más tarde, tras padecer la muerte de su esposa, Lula da Silva fue declarado culpable, siendo condenado a nueve años y medio de cárcel por el juez Sergio Moro.
Fue en 2018 que las posibilidades de postularse por tercera vez a la presidencia se empezaron a desvanecer luego de que un tribunal de apelación brasileño confirmara por unanimidad su condena por corrupción, sumando un año y medio más a su pena original.
A pesar de que el izquierdista se postuló como candidato presidencial, el máximo tribunal de Brasil se lo impidió; sin embargo, redujo su condena un año más tarde. En esos momentos el exmilitar y derechista Jair Bolsonaro ya estaba representando a su nación tras su victoria electoral.
No fue sino hasta noviembre de 2019 que el exjefe de Estado salió de prisión tras más de 19 meses de encarcelamiento, y en septiembre de 2020 un tribunal federal desestimó su caso por falta de pruebas en su contra.
En marzo de 2021 Lula da Silva oficializó su candidatura a las presidenciales de este año gracias a que un tribunal anuló las condenas por corrupción en su contra, desestimando el trabajo del juez Sergio Moro.
“Para él constituye una victoria el haber sobrevivido a toda esta campaña de persecución, de hostigamiento (…) En ese sentido, Lula ya era un ganador junto a su partido y la sociedad brasileña que decía ‘ya no más’ a todo lo que está haciendo Jair Bolsonaro”, opina al respecto el doctor Fernando Neira, miembro del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
De acuerdo con el especialista, estas elecciones fueron para el izquierdista muy particulares no sólo por el hecho de que Lula ya había sido presidente, sino porque fue “una víctima” de una serie de acusaciones sin pruebas evidentes ni elementos legales de fondo.
“Lo que le ocurrió a Lula da Silva es obviamente reprochable dentro de lo que es el manejo de una democracia en América Latina (…) Pero al final lo que provocó fue catapultarlo debido también a sus buenos mandatos”, subraya en entrevista el académico.
Aunque el pasado 8 de marzo a Lula da Silva se le anularon los procesos con los que fue encarcelado, esa decisión debe seguir siendo analizada para, entonces sí, poder regresarle la completa libertad política que perdió al estar en prisiónhttps://t.co/NYABmhKGQ9 pic.twitter.com/gt245lGFUB
— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) March 13, 2021
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