Los vecinos millonarios del shale

Silvano Gracia González es uno de los 52 primos que heredaron 800 acres de tierras de cultivo en Cotulla, Texas. 

Hoy su pueblo, antes tranquilo, es un polo de desarrollo de las exploraciones de shale, o lutitas, que están produciendo petróleo. La abundancia los tomó por sorpresa y ahora luchan por adaptarse a una nueva forma de vida.  

En Cotulla y los condados vecinos, que empiezan las exploraciones, prácticamente nadan en hidrocarburos al producir 1.5 millones de barriles diarios de petróleo. 

Norma Garza Norma Garza Publicado el
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barriles diarios producidos en 2008
Los texanos esperan una prosperidad similar a la de North Dakota, que en 2012 tuvo un 'boom' de exploraciones
"Nos sentamos todos con el abogado de Laredo y lo que creemos que es mucho dinero son puras cuentas de rebajas…"
Silvano GraciaHabitante de Cotulla
"Llegan y quieren rentar a muy poco el acre. Se aprovechan de los viejitos sin escuela. Les ofrecen hasta 500 dólares por acre"
Silvano GraciaHabitante de Cotulla
El 50 por ciento del petróleo se obtiene mediante la fractura de las rocas de forma transversal y la inyección a presión de agua
http://youtu.be/zIl6kmO7s-Q

Silvano Gracia González es uno de los 52 primos que heredaron 800 acres de tierras de cultivo en Cotulla, Texas. 

Hoy su pueblo, antes tranquilo, es un polo de desarrollo de las exploraciones de shale, o lutitas, que están produciendo petróleo. La abundancia los tomó por sorpresa y ahora luchan por adaptarse a una nueva forma de vida.  

En Cotulla y los condados vecinos, que empiezan las exploraciones, prácticamente nadan en hidrocarburos al producir 1.5 millones de barriles diarios de petróleo. 

Con esta riqueza llegó el dinero y sus consecuencias. 

Todo cambió, se perdió la paz pueblerina, llegaron las personas desconocidas  y los nativos están tratando de adaptarse. 

Si antes Silvano y sus primos podían vivir de la agricultura, ahora su vida cambió. Hoy tienen juntas con abogados y petroleros para decidir cómo comercializar su tesoro del subsuelo y no salir perdiendo ante las solicitudes de muchas grandes compañías. 

“Llegan y quieren rentar a muy poco el acre. Se aprovechan de los viejitos sin escuela. Les ofrecen hasta 500 dólares por acre. Yo les pido 6 mil 500 por acre, y me defiendo con lo que van a sacar de aceite”. 

Agrega que a mucha gente la robaron. “Por Guerrero, Texas, llegaron gente muy rica, los Benavides, y les pagaron muy poco. Eso no está bien”. Agrega que los intermediarios ganan también mucho dinero.  

La historia de las tierras, ricas en lutitas o shale explotables, empieza cuando su abuelo materno, descendiente de apaches y mexicanos, llegó a Texas a principios del Siglo 20.

Por 300 dólares compró los terrenos que heredaron sus hijos y ellos a su vez a los nietos de don Atilano González. 

Algunos cultivaban la tierra y sembraban sandías, pastura o alimento que utilizaban los cazadores de venados. 

Ahora nadie siembra y los herederos del migrante, que siempre vivió como pobre, se dedican a cobrar rentas a las compañías petroleras por la explotación de “norias”, como llaman a los pozos shale que perforan con el método del fracking, muy controversial por la utilización de químicos. 

Silvano, que heredó el nombre de su abuelo paterno por ser el primer nieto, no oculta su opulencia. 

Usa varias esclavas de oro, un collar también de oro y tejido grueso, un sombrero vaquero de buena factura y se sienta frente a un gran desayuno para empezar el día en el mejor restaurante mexicano de Cotulla. 

Para responder a las primeras preguntas sobre la situación del Shale en su pueblo, el texano nos cuenta la historia de su abuelo y agrega que él y sus primos recibieron 4 millones de dólares por dos años de exploración. 

“Pero nos quitó mucho el gobierno con los impuestos –hasta 75 por ciento– luego nos cobran los abogados, las compañías no pagan bien y nos viene quedando muy poco”, dice en un buen español con acento suave que ha conservado desde que su abuela sentaba a los nietos en el porche de su casa a enseñarles su idioma.  

Además Silvano dice que habla siete idiomas que aprendió en el servicio militar. 

Los abogados reciben el contrato por lograr acuerdos con las petroleras, pero hacen extensivo su acuerdo, y sus honorarios, para asesorar a sus clientes sobre la mejor forma de invertir las ganancias. 

“Nos sentamos todos con el abogado de Laredo y lo que creemos que es mucho dinero son puras cuentas de rebajas… Por esto, por lo otro, por sus honorarios, por sus asistentes y pues no queda mucho. El último año a mí me dieron 32 mil dólares”. Sin embargo luego corrige esa información y dice que ha recibido 2 millones de dólares en dos años.  

Además, los abogados convencieron a los dueños de las 800 hectáreas de demandar a las petroleras que exploraron pozos vecinos sin autorización.

“Van a ser como un millón y medio de dólares para cada primo”, afirma Silvano, seguro de los resultados de la demanda.

Una ciudad que ‘nada’ en petróleo

En Cotulla, Texas, todo era tranquilidad hasta hace cuatro años, cuando llegó la desarrolladora Eagle Ford Shale y empezó pruebas de existencia de mantos energéticos en el subsuelo fosilizado. 

Usaban la técnica del fracking, que se inventó desde el Siglo 19 con resultados pobres pero con la modernización de maquinarias ha logrado excelentes efectos. 

Definitivamente había petróleo en el sur de Texas y podría ser muy abundante, concluyeron las petroleras, y llegó el desarrollo.  

Apenas ocho años antes, en el 2000, el 2 por ciento de  las exploraciones petroleras utilizaban la técnica del fracking en el mundo. 

En 2013, según la estadística de energía en Estados Unidos, el 50 por ciento del petróleo se obtiene mediante la fractura de las rocas de forma transversal y la inyección a presión de agua y fluidos químicos. 

Cuando empezaron las exploraciones del shale a hacerse populares, en los 70, se utilizaba Nepalm, el mismo gas que se usó en la guerra de Vietnam para luchar contra el enemigo. 

Por ese motivo Silvano, veterano de Vietnam y con 64 años, desconfía. “Yo estoy muy perjudicado por dentro por respirar los gases en la guerra. Tengo muchas medallas pero no estoy tan bien” y asegura que los gases del shale también envenenan. No le gusta que lo entrevisten sobre su actuación en la guerra, pero sobre el Shale sí y la realidad de Cotulla, es muy abierto. 

Y cuenta que para acercarse a los campos hay que llevar máscaras especiales, trajes resistentes al fuego, y demás protectores. 

Entre los daños colaterales del fracking están los temblores de tierra debido al acomodamiento de los mantos freáticos. Sin embargo en Cotulla y los dos condados vecinos actualmente suman más de 8 mil pozos, y no se han registrado movimientos telúricos. 

Sin embargo se han registrado 300 quejas  de ciudadanos vecinos de Eagle Ford Shale por dolores de cabeza, nausea, hemorragia nasal y dificultades para respirar. Las autoridades aún no comprueban que esas quejas tengan relación con las exploraciones.

Los peligros, al menos comprobables y que afectan de momento, son otros. 

El futuro ecológico es incierto pero el crecimiento demográfico causó que de un pueblo pequeño en donde todos se conocían,  ahora vive mucha población flotante, casi todos portan armas,  y además todo se ha encarecido. 

“Hace dos años podías rentar una casa por 150 dólares. Ahora la misma vale 2 mil 500. Si no reciben renta de pozos o no has hecho “norias” en tus tierras, está difícil…” 

Según estudios, solo el 15 por ciento de los cotuleños tienen tierras rentadas a las petroleras, pero todos pueden ganar de alguna manera. Los que no tienen tierras tienen camiones para transporte, restaurantes, tiendas de servicios y el negocio más exitoso: ropa vaquera, de gran demanda. 

Con el fracking se perforan los fósiles del subsuelo y se obtiene gas y petróleo. En Cotulla encontraron el último y llegaron compañías de toda la Unión Americana a instalar sus maquinarias, rentar terrenos y hacer que el dinero llegara.

El pueblo que ya no es

Cotulla cuenta con una infraestructura escolar envidiable y una recaudación de impuestos muy por encima del promedio

Cotulla no crecía. En 1954 aumentó su población a 4 mil 400 y en 2014 tiene ya un poco más de 10 mil habitantes registrados como residentes. Miles de pobladores flotantes llegan a trabajar los campos de shale y se hospedan en hoteles o casas prefabricadas. 

Los rancheros ya no siembran sandía ni  producen alimentos para la cacería de venados. Tampoco cultivan pastura, ni engordan vacas, ni salen tranquilamente por las noches. 

La vida cambió cuando llegó la desarrolladora Eagle Ford Shale para reunir a muchas compañías petroleras como Anadarko, Chesapeake, Newfield y Gastar, entre otras, e  iniciar las perforaciones que utilizan reactivos a presión con altas temperaturas que producen gas seco, gas húmedo o petróleo. 

Cuenta el nativo del pueblo texano que las petroleras llegan con muchos trabajadores, casi todos mexicanos “porque son baratos”, y agrega Silvano que además no siempre son personas confiables. 

Si Cotulla hace dos años solo tenía un hotel a la orilla de la carretera 35, a 111 kilómetros de la frontera con México, ahora tiene 15 y serán 26 con los que están en construcción que van desde lujosos para los directivos hasta los modestos.

Pero eso sí, las tarifas son hasta 50 por ciento más elevadas que en el vecino Laredo, en la misma cadena hotelera. 

La riqueza también se refleja en el distrito escolar. Antes tenían un ingreso por impuestos de 550 millones hasta 2011, actualmente colectan 5 mil millones de dólares, por lo que los sueldos de los maestros son los más altos en Texas. 

Los niños tienen iPad provista por la misma escuela y de haber sido un distrito pobre que recibía dinero federal, ahora regresan a la federación parte de su recolección de impuestos para los distritos más pobres del país.

‘Fracking’… ¿el futuro?

La técnica del fracking para extraer petróleo shale no es nueva. Desde 1830 se creó en Francia y lo adaptó Escocia 10 años después de una forma primitiva ya que el petróleo que extraían reemplazaba el aceite de ballena para iluminación, no eran  cantidades importantes. 

Después, por lo costoso del proceso y la falta de maquinaria adecuada para la perforación, no llegó a implementarse masivamente.

En 1947 se implementó en Estados Unidos explorando lutitas en Kansas, pero los resultados eran pobres y los pozos petroleros tradicionales daban mucha producción, por lo que no era necesario llegar a extremos tan costosos. 

George P. Mitchell, un petrolero texano que empezó su negocio trasportando gas del norte de Texas a Chicago, decidió investigar sobre la técnica del shale para bajar costos y disminuir la contaminación, empezando por no utilizar Nepalm, un explosivo mortal.

Formó Oil Drilling Inc. para la investigación. Con él colaboraban geólogos y químicos hasta lograr el método actualmente utilizado, que según un estudio de la Universidad de Texas en Austin, ha logrado explotar 12 trillones de pies cúbicos de gas y 86 trillones de pies cúbicos de petróleo. 

Mitchell vendió su compañía en 3.5 billones de dólares a Devon Energy, en 2002,  y murió el año pasado a los 94 años. Ahora es conocido como el padre de la exploración de Shale y su técnica en teoría es mucho menos contaminante que la original que empleaba químicos agresivos y dañinos a la salud. 

Sin embargo aún no se comprueban las consecuencias de estas exploraciones en las personas.

Billones de ‘shale dollars’

Según dio a conocer esta semana la cadena texana KSAT, un estudio apenas publicado de la Universidad de Texas en San Antonio (UTSA), trajo muy buenas noticias para los texanos que no saben aún si reaccionar bien, o mal, con el boom del shale. 

Según el Instituto de Desarrollo Económico de UTSA, los campos de shale han generado más de 87 billones de dólares solo en 2013. Las expectativas para los próximos 10 años son aún mayores. 

El estudio revela que en Pleasanton, Karnes City y Cotulla, los tres condados del sur de Texas en donde desarrolla Eagle Ford Shale, han pagado en impuestos 4.4 billones de dólares a los gobiernos locales y estatales y han generado 155 mil plantas de trabajo.

La expectativa hasta 2023 es la generación de 196 mil empleos.

Thomas Tunstall, director del Instituto de economía, dice que las proyecciones superaron en mucho las establecidas en estudios previos. 

Según sus investigaciones, la producción ha crecido de 581 barriles por día en 2008, a más de 1.5 millones de barriles diarios en agosto de este año. 

Paralelo al crecimiento del petróleo obtenido, la industria manufacturera que suple a las petroleras ha tenido un incremento importante. 

Algunas  industrias paralelas en pleno ascenso en el área texana son el transporte, refacciones, el mantenimiento, la hotelera, que juntas impactan el índice de crecimiento hacia arriba. 

Este estudio, según algunos alcaldes entrevistados por el medio televisivo, será muy útil para la próxima sesión legislativa sobre qué podrán exigir a las compañías, para disminuir los “contras” del fracking. 

Esperan que las mismas petroleras inviertan en mejorar los sistemas para reciclar el agua utilizada para las exploraciones, infraestructura, las vialidades, el mantenimiento de las calles dañadas por el transporte pesado, y lo más importante, cómo continuar mejorando los distritos escolares, antes pobres, y ahora de los más ricos del país. 

Hasta ahora las compañías dejan a los condados el 6.25 por ciento de lo obtenido con sus operaciones, pero esperan que este porcentaje también mejore.  

Según el diario en línea Newsmax.com, los texanos esperan una prosperidad similar a la de  North Dakota, que en 2012 por el boom de exploraciones con la técnica del fracking, llegaron al lugar número 43 entre los millonarios americanos, y en 2014 subió al lugar 29, superando a Florida. 

Pero todo tiene un precio. 

Si Cotulla era un pequeño y seguro pueblo que solo tiene un semáforo, ahora sufre porque se ha elevado su nivel de criminalidad, hay muchos “extraños” que no dudan en asaltar a los antes campesinos y ahora ricos beneficiados por la renta a las compañías petroleras. 

También, según nos cuenta Silvano Gracia, hay muchos “ricos y aprovechados” inversionistas que han llegado a ofrecer cantidades irrisorias por comprar sus tierras prometiéndoles que podrán vivir ahí hasta su muerte.

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