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Hace once años, el hoy secretario de Obras del Distrito Federal, Alfredo Hernández García, operó para su entonces jefe Marcelo Ebrard Casaubón un ambicioso proyecto para dotar a la capital de semáforos inteligentes que permitieran reducir el tráfico.
Aquel millonario proyecto se concretó cuando Marcelo Ebrard Casaubón era el jefe de la policía, y Andrés Manuel López Obrador el jefe de Gobierno del DF.
Desde aquel año, Alfredo Hernández, entonces director de Control de Tránsito de la ciudad, prometía que los semáforos inteligentes contarían con sensores que enviarían información a los controladores, que a su vez, la llevarían a un control central que cambiaría en tiempo real las luces de los semáforos para agilizar el tránsito.
Once años después, el proyecto de Marcelo Ebrard se reciclará como parte de los alcances del Proyecto Centauro, en el que se invertirán 7 mil 300 millones de pesos para frenar el colapso por congestionamiento de la metrópoli.
Y es que, a decir de las autoridades capitalinas, la infraestructura de la red semafórica de la Ciudad de México se compone por más de 3 mil intersecciones agrupadas en los siguientes tres subsistemas, que no han sufrido modificaciones ni actualizaciones significativas en los últimos años.
Las empresas de señales
El control de los semáforos en la capital está en manos de tres empresas: Semex, que controla mil 344 intersecciones, Inmer, que controla mil 373 intersecciones, y Eyssa, que controla 407 intersecciones.
Estos subsistemas están mezclados en el territorio de la Ciudad de México y carecen de un sistema de comunicación entre ellos; adicionalmente, los subsistemas Semex y Eyssa no tienen un control adaptativo.
“Los Sistemas de Control Adaptativo del Tránsito difieren de los sistemas de control de planes fijos en que los tiempos para las señales se adaptan en un corto periodo de tiempo (en tiempo real), con el fin de ajustarse a las necesidades de los volúmenes y patrones del flujo de tráfico actual”, se detalla en el documento.
De acuerdo con dicha información, el subsistema INMER cuenta con mil 227 controladores Tyco, centralizados mediante un sistema SCATS obsoleto (ya que es una versión no actualizada que no cuenta con las facilidades de comunicación con otros sistemas inteligentes de transporte) y 40 por ciento de los detectores de tráfico no funcionan.
Además, el Sistema de Control del Tránsito del subsistema INMER, no funciona como un Sistema de Control Adaptativo en tiempo real de manera automática (la información de los sensores no es utilizada en tiempo real para el ajuste semafórico automático).
A partir de un diagnóstico realizado en 25 intersecciones, proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal, cuyos elementos de tránsito conocen el pulso real del tráfico en la capital, se concluyó que el deterioro es total y el colapso inminente.
Nivel del colapso
Según ese ejercicio, que sirvió como muestra para conocer la situación general del tráfico en la capital, se tiene que en 3 intersecciones (12 por ciento) se presenta un nivel de servicio (NS) mínimo aceptable de “C”; en 5 (20 por ciento) un NS “D” próximo a la saturación; en 10 (40 por ciento) un colapso inminente, y en las 7 restantes (28 por ciento) un colapso reflejado en NS “F” (relación volumen/capacidad de 1 ó más).
Si esta muestra de intersecciones es extrapolada a todas las demás intersecciones del Distrito Federal, se puede concluir que cerca del 70 por ciento de las intersecciones semaforizadas presenta un colapso inminente o ya declarado.
Estas 25 intersecciones se ubican en corredores representativos de la Ciudad de México, tales como ejes viales, arterias principales y vías de acceso controlado: al sur, sobre Eje 8 Sur, al norte sobre los Ejes 1 y 2 Norte, al oriente sobre el Eje 3 Oriente, y en el centro sobre el Eje Central.
Y es que de acuerdo con los argumentos que se ostentan en el Proyecto Centauro, dentro de cinco años, en el 2019, con 5 millones adicionales de vehículos en circulación, la congestión en las intersecciones de los subsistemas Eyssa y Semex, que representan el 60 por ciento de las intersecciones, estaría mucho peor debido a que no hubo ninguna intervención.
“Dado que los subsistemas están mezclados en el territorio, el tráfico vehicular se propagaría también en las intersecciones de INMER, en las cuales se irían reduciendo gradualmente los beneficios debido también a que el sistema de control tiene una versión vieja que no permite comunicación con otros sistemas inteligentes de transporte”.
Ese deterioro de la infraestructura ya se advertía desde el 2003, cuando Marcelo Ebrard era el jefe de la policía capitalina y traía, de la mano con Alfredo Hernández, el proyecto para instalar los llamados semáforos inteligentes.
Sin embargo, el congestionamiento, el agobio y sufrimiento por el tráfico en la ciudad siguió avanzando.
Hoy, una de las promesas del llamado Proyecto Centauro es que los capitalinos dejen de padecer el congestionamiento en la Zona Metropolitana del Valla de México… ¿será que los 7 mil 300 millones del proyecto servirán para resolver de una vez por todas el problema?