El juicio de Joaquín “el Chapo” Guzmán continúa. Ayer se cumplieron dos días de que el sinaloense y sus abogados acudieran a una Corte en Estados Unidos para defenderse de los 11 cargos que se le imputan al mexicano. Sin embargo, un personaje ha destacado: Jesús “El Rey” Zambada, quien detalló a los presentes las actividades del capo.
“El Rey” declaró que entre sus obligaciones estaba la de corromper los altos mandos en nombre de los líderes del Cartel de Sinaloa. Mencionó que en una ocasión le pagó a un mando militar, amigo del “Chapo”, a quien identificó como el general Toledano, quien estaba a cargo del estado de Guerrero.
“(‘El Chapo’) me dijo que lo fuera a ver, lo saludara, le diera 100 mil dólares en efectivo como regalo y le dijera que iba a trabajar en su estado”, declaró en el juicio.
A partir de allí, Zambada comenzó a hablar sobre los sobornos que realizó, para explicar que le pagó también a un comandante de la oficina del Procurador General de la República.
Dijo que sólo en la Ciudad de México pagaba unos 300 mil dólares mensuales en sobornos a oficiales. Además corrompió a oficiales de la policía federal de caminos, de la Policía judicial del entonces Distrito Federal e incluso a miembros de la Interpol.
Los sobornos, de acuerdo don “El Rey” permitían también desviar cualquier investigación en marcha por las autoridades de asesinatos graves.
“Se entraba en contacto con el mando para entender la línea de investigación y se le pedía directamente al comandante que actuara”, especificó el mexicano, asegurando que las órdenes de los sicarios respondían tanto a las del “Chapo” como a las del “Mayo”, su hermano.
El capo dio detalles sobre la estructura de gobierno del cartel. Contó que había otros líderes además de su hermano Ismael Zambada. Aunque especificó que el liderazgo estaba dividido e medias, mencionó a personajes como Juan José “El Azul” Esparragoza y Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”.
Jesús “El Rey” mencionó que la infraestructura de la organización contaba con equipos de rescate aéreos, terrestres y marítimos para así transportar la droga desde Colombia hacia almacenes ubicados en la Ciudad de México, y de ahí a la frontera con Estados Unidos.
