La presencia de grupos subversivos se hizo presente una vez más. En esta ocasión aparecieron en las instalaciones centrales del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM.
Amparados en las reformas al artículo 362 del Código Penal del Distrito Federal, que tipifica como delito no grave los ataques a la paz pública, jóvenes encapuchados hicieron desmanes en un edificio de la máxima casa de estudios.
Y es que a partir de que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) reformó la ley a favor de estos grupos –a finales de diciembre pasado– las acciones vandálicas en las calles de la ciudad se toleran.
Así, el miércoles pasado se pudo observar una breve reedición del 1º de diciembre en el corazón del país, donde grupos subversivos realizaron desmanes sin consecuencias fatídicas.
De hecho el conflicto podría agravarse.
A la memoria colectiva llega la imagen de la histórica huelga de la UNAM –en el año 2000–, y hoy, las exigencias son las mismas que hace una década: no al nuevo plan de estudios.
No queda duda que los estudiantes de la UNAM y los grupos radicales urbanos han abierto la puerta a un nuevo conflicto en el recién iniciado sexenio de Enrique Peña Nieto.
Además, al Antiguo Palacio del Ayuntamiento han llegado informes de la presencia de grupos anarquistas dispuestos a radicalizar cualquier protesta en el Distrito Federal.
Los hechos
Jóvenes estudiantes del CCH Naucalpan marcharon desde el Parque de la Bombilla hasta Ciudad Universitaria como acto de protesta por la detención de sus compañeros en días anteriores.
Al contingente se incorporaron simpatizantes del movimiento #YoSoy132, o al menos así se identificaron. También unieron fuerzas los disidentes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Los inconformes lanzaron consignas en contra de las autoridades del plantel Naucalpan durante el recorrido, tiempo que solo sirvió para enardecer los ánimos de los manifestantes.
Cuándo llegaron a la Dirección General del CCH en Ciudad Universitaria hicieron un intento por tomar las oficinas; rompieron vidrios y dañaron la estructura del inmueble.
Los intentos de diálogo por parte de los directivos de esa institución académica se vieron frustrados cuando los infiltrados llegaron directo a cumplir con su aparente misión: generar caos.
Tal y como lo hicieron en las protestas del primero de diciembre –en contra de la toma de protesta del presidente de la República, Enrique Peña Nieto– parecían preparados para realizar desmanes.
Igual que aquel día, se cubrieron el rostro con paliacates y gorras, usaron ropa oscura.
Los estudiantes del CCH Naucalpan, del plantel Oriente y el de Azcapotzalco se desmarcaron del grupo de “anarquistas” y se retiraron del lugar.
La pugna
El pleito entre autoridades y estudiantes del CCH Naucalpan deriva de la intención de los directivos de cambiar el plan de estudios de esa institución.
De acuerdo con testimonios de los involucrados, los alumnos de ese plantel tomaron las instalaciones el pasado 5 de febrero luego de que se registró una riña que dejó un saldo de cuatro personas lesionadas y 10 más detenidas.
En sus declaraciones, los estudiantes aseguraron que la tarde de ese día se llevaba a cabo una asamblea para acordar las acciones de protesta por el cambio de plan de estudios.
La reunión fue interrumpida por una lluvia de petardos lanzada por un grupo porril, que a la postre quemó el mobiliario de ese centro de estudios.
La intervención de la Secretaría de Seguridad Ciudadana concluyó con la detención de una decena de estudiantes, un grupo de profesores impidiendo la toma del plantel y alumnos amotinados en la entrada de la escuela.
Los inconformes acusan a las autoridades de promover los actos de violencia y de dirigir a los grupos de choque al interior del CCH Naucalpan.
Después, la Procuraduría General de Justicia liberó a los 10 estudiantes detenidos, siete hombres y tres mujeres.
Tras la liberación, los padres de familia denunciaron públicamente que los alumnos fueron golpeados y encarcelados como presos peligrosos por más de 18 horas.
Por su parte, la Universidad Nacional Autónoma de México presentó una denuncia de hechos por los desórdenes ocurridos ante autoridades ministeriales, asentada en la investigación 483350210114813.
Los antecedentes
El conflicto entre alumnos y directivos del CCH parece no tener fin. Ambos grupos se ha enardecido y ya fue alcanzado por los grupos anarquistas y radicales del movimiento #YoSoy132.
En su edición del pasado 3 de diciembre, Reporte Indigo reveló que una nueva insurgencia urbana ha emergido en México. Se trata de la unión de fuerzas anarquistas, socialistas y revolucionarias.
El renovado movimiento es un bloque que habría reunido a las organizaciones insurgentes para retomar las armas y salir a las calles a desestabilizar la gobernabilidad.
Mientras que en esta casa editorial también se reveló que los focos rojos se habían encendido en la policía capitalina, debido a la presencia de grupos anarquistas que operan clandestinamente en la capital.
Y es que la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) detectó una convocatoria anarquista que arrancó el pasado 21 de septiembre, en la que se solidarizaron con los presos sociales y se manifiestaron en contra de la sociedad carcelaria.
Desde ese entonces la SSPDF hizo hincapié a sus uniformados para que pongan especial atención en el perfil de los anarquistas: vestimenta negra con capucha, mochila a la espalda, gorras y latas de aerosol.
Mientras tanto, el conflicto en el Colegio de Ciencias y Humanidades continúa, en medio de la presencia de grupos subversivos y disidentes de la UACM que están dispuestos a sumarse a cualquier tipo de protesta.
Al cierre de esta edición, las instalaciones del CCH en Ciudad Universitaria continuaban tomadas. En un comunicado, la UNAM exigió la liberación del inmueble.