Este año se cumplen 50 años desde que comenzó a implementarse en Brasil el programa de la Asociación para la Protección y Asistencia de los Condenados (APAC), 25 años desde que las mujeres empezaron a ser las beneficiadas y un año desde que trabajan con adolescentes varones.
México es el primer país del mundo en el que el programa beneficia a mujeres adolescentes a través de la humanización de su pena.
“Decidimos trabajar con adolescentes porque tienen un proyecto de vida más largo y penas más cortas, por lo que puede impactar más en la sociedad. Llevamos tres meses trabajando y nos piden que no dejemos de ir.
“Incluso, ya hay varias chicas que ya salieron ‘impactadas’. Ahora estamos en contacto con ellas para monitorear su vida en sociedad y cuidar que no reincidan. También estamos en contacto con sus papás para medir los alcances del programa”, señala la especialista que lleva más de una década trabajando en acompañamiento carcelario.
El siguiente paso de la estrategia APAC en México, comenta Laura Cano, es extender sus alcances a adolescentes varones y a otras prisiones del Estado de México de mujeres adultas. El principal obstáculo, dice, es la legislación.
“Creo que el programa, sin ningún problema, lo podríamos extender a las prisiones certificadas, sería muy fácil porque la gran mayoría ya están certificadas y tienen ya las condiciones físicas necesarias, pero hay algo que por nuestra legislación va a ser imposible, por lo pronto: los centros APAC en Brasil no tienen custodios, parece una locura pero los mismos recuperados tienen las llaves del centro. Aquí no será posible, por eso también hay que hablar con guardias y custodios porque todo el que trabaja en el método debe de estar convencido de la recuperación”, finaliza.
Falta de presupuesto y continuidad
Rossana Stanchi es la representante de AVSI Foundation en México, la organización social de origen italiana que le puso “pies y manos” al sueño de implementar la estrategia APAC en el país.
La especialista, que busca la promoción de la dignidad de la persona, señala que el principal reto al que se han enfrentado es que para algunas autoridades las prioridades son otras.
“Hay momentos históricos y sociales en los que las prioridades son otras y no siempre incluyen la defensa de los derechos humanos de las personas en situación de la libertad. Esto quiere decir dificultad para acceder a fondos”, expone.
Stanchi comenta que si bien la iniciativa fue bien arropada por autoridades del Estado de México y por la directora del Centro de Internamiento para Adolescentes “Quinta del Bosque”, las autoridades federales han sido lejanas.
Además, explica, que en México es complicado garantizar la continuidad de los proyectos por los constantes cambios de las autoridades, lo que complica darle seguimiento de manera transexenal.
Otro de los retos a los que se han enfrentado, dice, es lo complicado de sensibilizar a la sociedad.
“En México no es fácil encontrar la sensibilidad. Es una sociedad violenta tanto del mundo del crimen como de la mirada que responde a cada acción con una reacción. Una mirada de reconstrucción de las personas necesita ser educada para que pueda articularse y que existan propuestas creativas para ayudar a que las personas privadas de la libertad puedan recuperar su grandeza.
“En resumen, se necesitan fondos y garantizar cierta continuidad para todo el proceso, incluyendo la concientización de la sociedad. Confío en que podemos escalar a otras estructuras y con el tiempo llegar a cárceles comunes. Queremos que este piloto trascienda también a otros estados”, concluye.