Los niños invisibles de México

¿Existe la justicia? ¿Para qué sirve la Corte Penal Internacional? Casos como el de Joseph Kony nos lo explican muy bien, pues permiten vislumbrar un futuro más sensato. Kony es el dirigente número uno del grupo guerrillero paramilitar conocido como Ejército de Resistencia del Señor (Lord’s Resistance Army) LRA, por sus siglas en inglés, en Uganda.

El LRA es acusado de raptar niños para usarlos como soldados o esclavos sexuales. Los niños son obligados a luchar en el ejército, en ocasiones se les exige matar a sus padres y muchas veces son mutilados y asesinados.

Cristina López Santillán Cristina López Santillán Publicado el
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¿Existe la justicia? ¿Para qué sirve la Corte Penal Internacional? Casos como el de Joseph Kony nos lo explican muy bien, pues permiten vislumbrar un futuro más sensato. Kony es el dirigente número uno del grupo guerrillero paramilitar conocido como Ejército de Resistencia del Señor (Lord’s Resistance Army) LRA, por sus siglas en inglés, en Uganda.

El LRA es acusado de raptar niños para usarlos como soldados o esclavos sexuales. Los niños son obligados a luchar en el ejército, en ocasiones se les exige matar a sus padres y muchas veces son mutilados y asesinados.

Según información de un cable extraído de WikiLeaks, enviado por el embajador de Estados Unidos en Uganda –Jerry Lainer- el pasado 19 de octubre de 2009, el LRA ha reclutado alrededor de 20 mil niños, secuestrado a más de 40 mil y se han desplazado casi dos millones de personas en busca de no ser asesinadas.

Por ello, la Corte Penal Internacional (CPI) puso a Kony como el número uno en su lista de investigación. En julio de 2005 la CPI giró órdenes de detención en su contra. Se tratan de las primeras órdenes emitidas por el Tribunal Internacional desde que se fundó. A mediados de 2006 la Interpol emitió a 184 países fichas para capturarlo.

Han pasado ya siete años y Kony goza de libertad y con ello, un sin número de niños en África Central, principalmente, siguen padeciendo su barbarie.

Sin embargo, después de años de implicación, un grupo de jóvenes estadounidenses se dieron a la tarea de dar a conocer lo que sucede en África y quién es Joseph Kony. 

Bajo esa idea realizaron el documental Invisibe Children (Niños invisibles) presentado a través de Internet y las redes sociales.

La ideología planteada en el documental realizado por Jason Russell, Bobby Bailey y Laren Poole, que describe la participación forzada de niños en la guerra entre el gobierno de Uganda y el Ejército de Resistencia del Señor no se aleja mucho del modelo adoptado y desarrollado por el Tribunal Penal Internacional: hay que proteger a todos, porque sólo así me protegeré yo mismo.

Parte del esfuerzo y trabajo desarrollado para hacer valer la justicia, por castigar crímenes de guerra y de lesa humanidad, a través de la captura de Joseph Kony, ha sido conocido por personas de todos los países del mundo.

Una vez más, la redes sociales y el Internet han servido como las mejores armas quetenemos de nuestro lado. Es claro que estamos cansados.

Es claro que existe una nueva generación que no solo espera un cambio, sino que se ha dado cuenta que es posible hacer algo y lo hace.

Esta generación tiene una ventaja: puede ver a través de los ojos de otros. Las cámaras, los celulares, Facebook, YouTube son extensiones de su cuerpo que les permiten enterarse y contar historias.

Como nos dijo el Fiscal Luis Moreno Ocampo: “que un video de 28 minutos sobre crímenes de guerra sea visto por más de 100 millones de personas en seis días, venciendo a Lady Gaga que tardó 18 días, demuestra que hay un mundo diferente”.

El documental Invisible Children y la corporación que se ha creado en su nombre, busca hacer “famoso” a Kony. 

Existen muchas críticas y dudas respecto a esta organización, lo cierto es que los niños necesitan ayuda. Un grupo de 20 artistas apoya la causa, un grupo de 10 políticos busca su detención.

Pero aquí en México, ¿qué sucede con nuestros niños invisibles? ¿A quién se va ajuzgar y castigar en su nombre? Sin duda, los jóvenes mexicanos también han despertado. Por lo pronto, las campañas presidenciales lo han absorbido todo. Pero nuestros muertos y desaparecidos siguen allí. Para ellos, el tiempo no existe.

Tras casi seis años de lucha contra el narcotráfico hay más de 71 mil muertos a causa de la lucha contra el narco según la investigación presentada por el Semanario Zeta, de los cuales 43 por ciento no tiene rostro, porque no se sabe quiénes son. 

En el sexenio encabezado por Felipe Calderón han muerto más de mil 600 menores de edad y más de 40 mil niños han quedado huérfanos a causa de la guerra que ha sido propuesta y liderada por el presidente como la estrategia a seguir.

Ellos son nuestros invisible children (niños invisibles). ¿Qué estamos esperando para hacer algo por ellos? ¿Dónde se encuentran, dónde viven, quién los ayuda? Quizá sea momento de escuchar a la Corte Penal Internacional cuando nos dice que hay que proteger a todos, porque sólo así nos protegemos nosotros mismos. Sería una pena darnos cuenta de su existencia cuando ya sean ellos los criminales, a causa de no haber querido hacerles justicia.

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