Los millonarios bunkers de García Luna y Felipe Calderón

El Centro de Inteligencia de la Policía Federal recibió miles de millones de pesos para su edificación, a la par, el programa con el que el gobierno de Felipe Calderón se propuso reducir la pobreza, se quedó lejos de cumplir su meta por falta de recursos
Linaloe R. Flores Linaloe R. Flores Publicado el
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El pasado 9 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el llamado “búnker” que Genaro García Luna ordenó construir para desarrollar su estrategia en contra de los grupos del crimen organizado con el aval de Felipe Calderón Hinojosa, entonces primer mandatario de México.

En su conferencia matutina invitó a los reporteros a las instalaciones del Centro de Inteligencia de la Policía Federal, lo que fue parte de la Plataforma México, un sitio de 10 mil 580 metros cuadrados con el objetivo de combatir a la delincuencia.

El inmueble, edificado en un predio de la Avenida Constituyentes, tiene tres niveles subterráneos y uno superior.

Reporte Índigo localizó los gastos para construir el llamado “búnker” desde el cual despachaba el que un día fue uno de los hombres más importantes del país y que ahora espera una sentencia por haber sido declarado culpable de cinco delitos en Nueva York, cuatro de ellos por narcotráfico.

A través de 85 contratos firmados por la extinta Secretaría de Seguridad Pública se observa un flujo de dinero incesante desde 2008, cuando se excavó y se puso la primera piedra, según el antiguo Portal de Obligaciones y Transparencia.

Pobreza, problema en segundo plano

Ese mismo año, en abril, el entonces Gobierno federal a cargo de Felipe Calderón Hinojosa presentó el programa Vivir Mejor, cuyo objetivo era aminorar la pobreza.

Esta estrategia eliminó algunos beneficios sociales que se habían desarrollado en el gobierno anterior de Vicente Fox Quesada (2000-2006) como el del abasto de leche a través de Liconsa.

A 14 años, los archivos históricos en los mecanismos de transparencia muestran cómo el dinero público fue un afluente constante en la construcción del llamado “búnker” mientras  que el número de individuos al borde de la emergencia alimentaria creció.

El juguete cibernético de Genaro García Luna se construyó sin dificultades, pues al final del sexenio quedó listo.

Mientras tanto, datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), revelan que en ese lapso se añadieron 12.2 millones de personas a la pobreza, 8 mil mexicanos por día, 348 cada hora, seis por minuto.

Enrique Toussaint Orendain, académico de la Universidad de Guadalajara, acusa que no es suficiente señalar el derroche y la ostentosidad de la obra convertida en “elefante blanco”.

“El búnker de García Luna es el símbolo de una afrenta histórica que el Estado mexicano está obligado a revertir”, expresa.

El investigador de los efectos sociales de la guerra en contra del crimen organizado, dice que la narrativa del Gobierno federal ha dejado claro que es una infraestructura que apela a otro momento histórico.

“Hasta ahora, el estilo del presidente López Obrador es mantener este tipo de estructuras para recordar de dónde venimos en lo político. Eso ocurrió con el avión presidencial y el aeropuerto”.

La primera piedra

La planificación del centro de inteligencia fue tan grande que implicó la modificación del reglamento interior de la entonces Secretaría de Seguridad Pública.

Genaro García Luna, a cargo de la dependencia, quería un “edificio inteligente” de por lo menos tres pisos. De modo que hizo que el gobierno comprara el predio de Avenida Constituyentes, colonia Belén de las Flores, en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México.

Entre marzo de 2008 y mayo de 2009 se iniciaron los trabajos de excavación y cimentación.

Luego se contrataron servicios  de control y obra. Para ello se otorgaron cuatro contratos que sumaron 32 millones 671 mil 105 pesos (unos 63 millones de pesos de ahora).

En ese periodo la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes aumentó de 12.58 en 2008 a 17.55 en 2009 y las advertencias de que la llamada “guerra en contra del crimen organizado” había generado más violencia que justicia se acumulaban.

En 2009 empezó a circular el libro “El narco: la guerra fallida”, con la coautoría de dos excolaboradores del expresidente Vicente Fox Quesada (2000-2006), Jorge G. Castañeda y Rubén Aguilar.

En ese texto se leía el término “fracaso”. El concepto empezó a ser pronunciado una y otra vez. Incluso lo usó el mismo Fox para pedirle a Calderón que detuviera “la masacre”.

Pero la estrategia continuó y el gasto también. Para la edificación del “búnker” se erogaron más de 111 millones de pesos a través de nueve contrataciones durante 2009.

Se levantó el edificio dividido en dos; se hicieron túneles y un domo central. Además se instaló aire acondicionado y sistemas de interconexión en todo el edificio.

Al búnker se le construyeron dos túneles que conducían a la oficina de Genaro García Luna que costaron 3 millones 471 mil 525 pesos mediante dos contratos.

Fue en uno de estos corredores donde el presidente Andrés Manuel López Obrador caminó el pasado 9 de marzo y se fotografió al lado de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.

Después, ante los reporteros de su conferencia matutina, expresó: “Pasé por el túnel, es impresionante. Hubo mucha prepotencia en todo, muchos excesos porque esto es un asunto que no corresponde a lo que debe ser la impartición de justicia para avanzar en la pacificación del país”.

El refugio privado de Calderón

Además del Centro de Inteligencia desde donde operaba Genaro García Luna, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa mandó a construir otro “búnker”.

Para ello eligió el sótano de la casa Miguel Alemán de la exresidencia oficial de Los Pinos, según consta en los contratos AD-049-07 y AD-194-07, de 2007, localizados en el antiguo Portal de Obligaciones y Transparencia.

Esos contratos que daban cuenta del anteproyecto y los planos arquitectónicos de lo que se construyó en ese sótano permanecieron con una reserva de 2007 a 2019. Pero no hizo falta que la vigencia del recurso expirara para saber cómo era ese sitio.

En 2018, con el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, la exresidencia oficial de Los Pinos se convirtió en museo y se abrió al público.

Hoy puede apreciarse cómo era el refugio subterráneo del hombre que gobernó México de 2006 a 2012.

El expresidente tuvo su propio búnker subterráneo en la casa Miguel Alemán de la exresidencia oficial de Los Pinos. Foto: Especial
El expresidente tuvo su propio búnker subterráneo en la casa Miguel Alemán de la exresidencia oficial de Los Pinos. Foto: Especial

La habitación tiene las paredes forradas de corcho, cinco pantallas de televisión y una mesa en forma de herradura con veinte sitios. Un letrero indica: “búnker”. No se observa nada más.

Para Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara, la proclividad a tener cuartos de guerra en la administración calderonista refleja “la megalomanía respecto a la política de una supuesta guerra”, pero ahora, con el tiempo, “solo son infraestructuras que en muchos casos se vuelven inútiles”.

En ese espacio se erogaron 241 mil pesos (unos 487 mil pesos de ahora), de acuerdo con los contratos. El gasto que refieren es el servicio que prestó el arquitecto Miguel Murguía Díaz para asesorar en los anteproyectos arquitectónicos de un “búnker”.

Cuando se reservó la información de los contratos, el expresidente Calderón Hinojosa argumentó razones de seguridad nacional. En el acta CI/PR/8SE/2013, en la Plataforma Nacional de Transparencia, quedó asentado.

“Dichos documentos contienen especificaciones técnicas y arquitectónicas de las instalaciones de la residencia oficial de Los Pinos, lo que podría traer como consecuencia que diversos grupos contrarrestaran con equipos de mayor o igual tecnología las herramientas de seguridad interior y exterior de las instalaciones …”.

Con todo, el costo del “búnker” del expresidente Felipe Calderón Hinojosa fue 13 mil 962 veces menor que el de Genaro García Luna, cuyos contratos suman 3 mil 365 millones 45 mil 486 pesos, de acuerdo con los datos que pasaron al historial de los mecanismos de transparencia.

El porqué del fracaso

Poco a poco hasta llegar a la inutilidad, el llamado “búnker” de Genaro García Luna dejó de ser alimentado y jamás logró su objetivo.

Uno de sus ordenamientos era concentrar los informes policiales homologados de todas las entidades del país.

Pero esos reportes se aminoraron conforme pasaron los años. En 2012 llegaron 104 mil y en 2015 fueron 34 mil, una caída de 64 por ciento en dos años, de acuerdo con solicitudes de información.

De acuerdo con la revisión de contratos de la Plataforma México (en la que se albergó el llamado “búnker” de García Luna), en tecnología para realizar inteligencia se gastaron 2 mil 773 millones 113 mil 869 pesos, lo que representa el 82.4 por ciento del costo total del centro de inteligencia.

La Plataforma México no alcanzó su objetivo de reunir en un solo sitio la información criminalística del país ni de acabar con la inseguridad. Foto: Especial
La Plataforma México no alcanzó su objetivo de reunir en un solo sitio la información criminalística del país ni de acabar con la inseguridad. Foto: Especial

Con ese gasto, la información de las oficinas foráneas de la extinta Policía Federal fueron cambiadas al edificio del “búnker”, se instalaron servicios de telecomunicaciones, se compró licenciamiento de uso de software de tecnología Oracle, se adquirió un centro de datos, se instalaron computadoras y se elaboró un plan de recuperación de desastres, entre otros.

Al final, la información obtenida desde el “búnker” quedó en manos de Genaro García Luna, quien alguna vez fue llamado “súper policía”.

El juicio en su contra en Nueva York puso en evidencia a través de testimonios de narcotraficantes que quien se encargaba de combatirlos recibía sobornos.

Se supo entonces que García Luna vivió rodeado de mitos y la información que obtuvo a través de los servicios instalados de inteligencia no fue utilizada para aminorar la criminalidad.

En cambio, la violencia se incrementó entre 2006 y 2012 hasta acumular 102 mil 859 homicidios y 22 mil 112 desaparecidos, de acuerdo con los registros oficiales. Un flagelo que no se detiene.

Genaro García Luna espera una sentencia de 20 años a cadena perpetua por cinco delitos, cuatro de ellos relacionados con enriquecimiento ilícito con dinero del narcotráfico.

Su “búnker”, el escenario desde donde operó, se encuentra ocioso y resguardado por la Guardia Nacional por órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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