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El peregrinaje del Papa Francisco I por el país lo llevará a recorrer los diferentes trazos que componen este gran lienzo llamado México.
En su visita de la próxima semana, el Sumo Pontífice recorrerá de sur a norte sitios emblemáticos afectados por la violencia, como Chiapas, Ciudad Juárez y Morelia.
En su recorrido Francisco I – el primer obispo jesuita que se convierte en Papa- también palpará la fe y la esperanza que tiene un pueblo devoto de la Virgen de Guadalupe.
Porque México es precisamente eso: muchos Méxicos a la vez y hay heridas abiertas que se ven hasta El Vaticano.
El México del sur es diferente al del norte. En uno hay agua y vegetación, pero también pobreza, en el otro temperaturas extremosas y la vida de las personas retumba al ritmo de los dólares y la idea de conquistar el estilo de vida estadounidense, el llamado sueño americano, que también da pie a la corrupción de las autoridades que permiten —por no decir que fomentan— los abusos.
El Papa Francisco I se dio cuenta de que este país que visitará del 12 al 17 de febrero tiene al menos seis heridas que punzan y lo desangran. El Papa quiere verlas de cerca. Son la falta de un sistema de salud equitativo, los maltratos a los indígenas y migrantes —los mexicanos en su camino a Estados Unidos y los centroamericanos en su paso por México—, los asesinatos y desapariciones de civiles sin vínculos con el crimen organizado, la corrupción enraizada, la falta de oportunidades y la explotación laboral y, por último, la gran herida en la que convergen todos los demás agravios: la injusticia social.
México es muchos Méxicos y el Papa pensó en ver de cerca los más representativos. En su visita, el Papa Francisco no sólo acudirá a sitios con problemas de violencia, el sábado 13 de febrero, en su primer día de actividades en el país, será recibido en una ceremonia de bienvenida en Palacio Nacional, donde recibirá las llaves de la Ciudad de México, donde mantendrá reuniones con diferentes sectores.
El Papa oficiará misa en la Basílica de Guadalupe.
“Después de La Villa, hay que recordar que va a ir a Ecatepec, va a visitar un hospital, esta es una llaga, la primera que va a visitar. Los enfermos, un sistema de salud injusto que deja mucho qué desear, esa es una herida que él va a ver en directo”, asegura el sacerdote jesuita Sergio Cobo, director de la Fundación San Ignacio de Loyola.
‘Quiere ver de cerca las heridas del país’
La fundación que dirige el sacerdote Sergio Cobo es la encargada de realizar todas las obras en materia social que realiza la congregación de los jesuitas.
Es esta misma organización a la que pertenece el Papa Francisco, el primero que asume el mando de la Iglesia católica universal.
“Después de esto va a San Cristóbal a ver el tema no sólo de los indígenas, sino que ahí se conjuga la cuestión de los indígenas que han sido despreciados, con el paso de migrantes, que los tratamos peor que los americanos, con el trasiego de drogas y la trata de personas, la corrupción que hay en esa situación en el sureste del país. Esa es otra llaga”, afirma el prelado.
En la agenda se prevé la realización de un acto masivo en Ecatepec, la visita al hospital pediátrico Federico Gómez en la Ciudad de México el 14 de febrero. Un día después acudirá a San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez. El día 16 oficiará una misa en el Estadio Morelos de la capital michoacana y en el último día de actividades visitará una prisión en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entre las interrogantes que despierta la visita es el contenido de los mensajes del Papa Francisco tanto hacia afuera como hacia dentro de la Iglesia en los diferentes espacios en que tomará el micrófono. Por su formación jesuita, se espera que lance hacia la Iglesia mexicana un mensaje de humildad y de cercanía con los sectores más necesitados y que incite a hacer una “Iglesia callejera”.
Francisco I – primer obispo jesuita que se convierte en Papa – tomó su nombre de servicio de San Francisco de Asis, aquel santo que acuñó la frase: “Comencemos a servir, lo que hemos hecho hasta ahora es poco o nada”.
En un mensaje en video dirigido ayer a mexicanos, el Papa Francisco habló de los muchos Méxicos que se perciben y lamentó el “pedacito de guerra” que se vive en el país con la violencia desatada tras el combate al crimen organizado en un panorama mundial de violencia, corrupción, tráfico de personas y venta de armas para mantener los conflictos.
“Si yo voy ahí es para rezar por ustedes, para que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que está sucediendo, se solucione, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra Madre (Virgen de Guadalupe). Y, por supuesto, que yo no quiero tapar nada de eso. Al contrario, (quiero) exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”, expresó.
La palabra clave es ‘diálogo’
“Yo diría una frase que parece una contradicción: ‘La paz hay que pelearla todos los días’, hay que combatir todos los días por la paz, no por la guerra. Sembrar mansedumbre, entendimiento, sembrar paz”, afirmó en su mensaje.
El Papa dijo que necesita de la colaboración de los mexicanos para combatir esos problemas, ya que intentarlo solo “sería una locura”.
“La paz nace de la ternura, la paz nace de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura y esta es la palabra clave: el diálogo. Diálogo entre los dirigentes, diálogo con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo”, señaló.
Pidió a los mexicanos no involucrarse con el crimen organizado para no perder la libertad.
“Por favor, no entrar en ninguna trenza que por ganar un poco de dinero me esclavice para toda la vida en una guerra interior y me quite la libertad porque la paz da libertad. Yo le voy a pedir a la Virgen, junto con ustedes, que les dé esa paz, que La Guadalupana les regale la paz del corazón, de la familia, de la ciudad y de todo el país”, expresó.
El Sumo Pontífice dijo que buscará estar en contacto directo, como un peregrino, con la fe de los mexicanos.
“Voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe. Tengo ganas de ir a México para vivir esa fe con ustedes”, dijo.
“Voy a México no como un rey mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas. Yo voy a México como un peregrino. Voy a buscar en el pueblo mexicano que me den algo”.
Y bromeó: “No voy a pasar la canastita, quédense tranquilos”.
Unos callejeros llamados jesuitas
La Compañía de Jesús ven en la figura del Papa Francisco una oportunidad para salir a la calle y ayudar y predicar la palabra de Dios
La Compañía de Jesús —o jesuitas— es una congregación muy afín a la ciencia, el arte, la búsqueda de las ideas y a “salir a la calle” en misiones de ayuda y predicación.
La Compañía de Jesús fue aprobada en 1540 por el Papa Paulo III y una de sus principales líneas de acción fue la propagación de la fe en las misiones.
“Que hay una crisis de fe en el mundo, es verdad. Pero también es verdad que hay una gran bendición y un deseo de que la fe salga hacia afuera, que la fe sea misionera, que la fe no sea enfrascada como en una lata de conserva. Nuestra fe no es una fe de museo”, expresó el Papa Francisco en su mensaje a la feligresía publicado ayer.
En México, la Compañía de Jesús opera una red de colegios denominada Sistema Educativo Jesuita, que comprende instituciones como la Universidad Iberoamericana (UIA) en cinco ciudades y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) en Guadalajara, la Universidad Loyola del Pacífico en Acapulco y el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), en Oaxaca, y al menos seis bachilleratos.
En su historia institucional se lee que los jesuitas tomaron parte activa en la renovación teológica suscitada por la Reforma Protestante. Incluso, han sido estudiosos de los procesos políticos.
“El deseo de llevar la fe a todos los campos del esfuerzo humano lleva a los jesuitas a dedicarse a las ciencias y al arte. Hubo entre ellos notables astrónomos y matemáticos”, dice su historia institucional.
Los jesuitas ven en la figura del Papa Francisco una oportunidad para servir y salir a la calle a ayudar y predicar la palabra de Dios.
“Para nosotros representa primero una gracia de Dios que un hermano jesuita esté sirviendo como Papa. Representa más un compromiso de servicio que un privilegio porque nos sigue comprometiendo más con la Iglesia, con el Papa, ahora que es nuestro hermano Francisco, y también nos compromete a que el ser jesuita no sea nada más un título si no ser, como su nombre lo indica, ser como Jesús”, explicó el sacerdote Sergio Cobo, quien dirige la Fundación San Ignacio de Loyola.
En este sentido, el mensaje del Papa Francisco en coherencia con su formación jesuita, será -como ya lo ha expresado- el de salir a la calle, es un llamado a la acción.
“La esperanza no se puede quedar en un sentimiento interior nada más. Salir a las realidades de nuestro país, atender a los enfermos, respetar a los indígenas, denunciar la corrupción y que se haga justicia, que se puedan pagar sus delitos los culpables, defender a los migrantes y a las trabajadoras. Todos estos son llamados a la acción”, aseguró Sergio Cobo.
“Es una Iglesia más comprometida con las causas de Cristo”, explica el sacerdote, “es retomar el mensaje básico de la Iglesia”.
Los apostolados de lodo
El Papa Francisco viene a homenajear las trayectorias de obispos que se “enlodaron los pies” para trabajar con la gente.
“Si la fe no sale a la calle no sirve. Y que la fe salga a la calle no significa solamente hacer una procesión. Que la fe salga a la calle significa que yo en mi lugar de trabajo, en mi familia, en cosas que hago en la universidad, en el colegio, me muestro como cristiano. Ustedes tienen mártires en su historia que han dado su vida por seguir este camino, la fe tiene que ser callejera, como Jesús”, así lo expresó en su mensaje de ayer el Sumo Pontífice a los mexicanos.
Para el sacerdote jesuita Sergio Cobo, director de la Fundación San Ignacio de Loyola, la visita papal reconocerá el camino apostólico de personajes como Fray Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga y Samuel Ruiz.
El Papa Francisco acudirá a San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, un estado donde las causas indígenas se han visto marginadas y fue cuna del levantamiento armado en 1994. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) encomendó el diálogo con el gobierno al obispo Samuel Ruiz.
“Al ir a Chiapas ya está hablando de un lugar donde ha habido obispos muy cercanos al pueblo, desde Fray Bartolomé de las Casas en la época de La Colonia hasta el obispo Samuel Ruiz (1924-2011). Ahí también nos está hablando de modelos de sacerdotes y de pastores que él quiere reforzar”, explicó.
Samuel Ruiz se ganó la confianza del movimiento rebelde por su cercanía con el pueblo indígena. El cuerpo de Ruiz permanece en la Catedral de San Cristóbal de las Casas y el Papa Francisco planea visitar y hacer una oración para honrar su memoria.
Eso habla de modelos que en esta nueva era de la Iglesia se impulsarán con la visión de Iglesia que percibe el Papa Francisco, asegura el sacerdote jesuita Sergio Cobo.
“Al ir a Morelia también es significativo, ahí hay otro ejemplo de un gran obispo que fue Don Vasco de Quiroga, Tata Vasco, como le decían los indígenas, que fue un obispo que no simplemente llevó caridad a los indígenas, sino que desde su cultura los ayudó a elevarse, a vivir su vida comunitaria, incluso a desarrollar sus grandes cualidades culturales y artísticas”, señaló el prelado en entrevista.
“Al elegir esos lugares, y desde mensajes que ha dirigido a la Iglesia, (el Papa Francisco) nos está hablando a los sacerdotes para acercarnos a la gente para salir, para hacer una Iglesia que salga a la calle, que se enlode, hasta se pueda tropezar en la calle. Prefiere una Iglesia así, que salga, a una Iglesia encerrada en su seguridad, ese es un mensaje que está dirigiendo con mucho cariño y mucha claridad a todos nosotros, obispos, religiosas, sacerdotes”, afirma.