Los insurgentes trabajadores de la limpieza

Dos mil trabajadores de la Secretaría de Obras de la CDMX continúan sus labores para mantener las calles limpias y así enfrentar la pandemia del coronavirus, pese al riesgo de infectarse
Montserrat Sánchez Montserrat Sánchez Publicado el
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Unidos desde la trinchera de la limpieza, los trabajadores de uniforme verde fosforescente en la Ciudad de México han tomado escobas y botes de basura como el armamento para enfrentar la pandemia del coronavirus.

Protegidos con cubrebocas y mascarillas para desempeñar su trabajo, alrededor de 2 mil trabajadores de limpia a cargo de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) laboran en tres turnos de ocho horas divididos en cinco zonas: norte, sur, oriente, poniente y centro.

Para Marco Antonio Sánchez Ramírez, supervisor de la vialidad de Chapultepec, el trabajo de las personas a su cargo es una parte principal dentro de la actual emergencia sanitaria, ya que no se puede dejar caer la Ciudad y su función es que haya la menor cantidad de basura en las calles.

Formados frente a una pared y con Susana Distancia entre cada uno, los ocho trabajadores de la cuadrilla de limpieza pasan uno por uno con un compañero que les rocía en sus manos un desinfectante y vuelven a la fila a esperar que su herramienta de trabajo sea sanitizada antes de usarla.

Con la actual pandemia del Covid-19 se han establecido medidas prevención como tomar la temperatura al iniciar la jornada laboral, el lavado constante de manos y el uso de gel antibacterial, cubrebocas, caretas y guantes.

“Ellos hacen su lavado de manos y se pidió que entre cada hora o treinta minutos a los guantes se les ponga un poco de desinfectante”, explica mientras su equipo de trabajo pone manos a la obra en el mantenimiento a la Glorieta de Insurgentes afuera de la estación del Metro con el mismo nombre.

Con escobas de mijo, carritos recolectores y palas, la cuadrilla a cargo del supervisor está conformada en su mayoría por mujeres que levantan desde hojas de los árboles hasta envolturas de dulces y galletas.

Le hemos pedido a la gente desde antes de este contexto que tome conciencia, que no tire basura en la calle. Nuestro trabajo es mantener estas calles limpias, pero también necesitamos del apoyo y respeto a nuestra labor
Marco Antonio Sánchez RamírezSupervisor de limpia

Para la cuadrilla supervisada por Marco Antonio, las zonas donde han encontrado mayor índice de basura han sido en Pino Suárez y Fray Servando a la altura del Mercado de Sonora.

“En un día normal, antes del encierro, la cuadrilla de limpieza puede recolectar desde seis a ocho metros cúbicos de basura, la cual transportan en una camioneta que se llena con cuatro o seis carritos pero ahorita con la gente en sus casas la basura ya es menos y se calculan al día cuatro metros cúbicos”, específica.

Con turnos durante las 24 horas, Sánchez Ramírez ejemplifica que el primer horario es en la mañana de las 06:00 a las 14:00 horas, el segundo de las 14:00 a las 22:00 horas y el último de las 22:00 a las 06:00 horas.

Granito de arena con limpieza

Quince minutos antes de las cuatro de la mañana, Edith Calderón se despierta y alista para desayunar, bañarse, planchar su uniforme y cumplir con lo que para ella es su granito de arena ante esta pandemia: mantener limpias las calles de la ciudad que la han visto crecer.

Para ella, desde hace dos años su trabajo ha sido la oportunidad no solo de ayudar al ambiente sino también de crecer como persona.

“En los años que tengo trabajando no había visto algo como la pandemia, si es muy relevante y quizá hasta a veces da miedo pero estoy convencida que mi labor es importante”, cuenta Edith, mientras termina de juntar las hojas de los árboles para que los dos compañeros encargados del bote las puedan recoger.

Barrer y juntar las bolsas de basura, que entre los trabajadores de limpieza llaman tiros, es la manera en que Edith realiza su trabajo. Pese a no poder acatar la medida de prevención de quedarse en casa cree que no está en riesgo.

“No me siento vulnerable porque llevamos las medidas preventivas. Por ejemplo, entre nosotros no estamos cerca de los compañeros y sí nos cuesta más de trabajo porque uno extraña comer y platicar con los amigos, pero entendemos que primero está la salud”, comenta.

A sus 28 años, Jonathan encuentra como uno de sus mayores logros el poder ayudar a que la CDMX no se inunde de basura y pueda tener lugares más limpios para él y toda la sociedad.

Los trabajadores tienen medidas como tomar la temperatura al iniciar la jornada laboral, el lavado constante de manos y el uso de gel antibacterial, cubrebocas, caretas y guantes

“Es un trabajo que muchos discriminan porque andamos en la basura y nos catalogan que andamos mugrosos, pero en realidad somos nosotros quienes tratamos de mantener la ciudad limpia”, cuenta.

El joven recolector pide a la gente que deje de verlos como bichos raros, pues se enorgullece de pertenecer a un trabajo digno que hace un bien común.

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