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La fecha ha llegado. Del 30 de noviembre al 1 de diciembre, jefes de Estado y gobierno de 19 naciones más la Unión Europea (UE) se reunirán en la Cumbre del G-20 en Buenos Aires, Argentina, con el objetivo de alcanzar un entendimiento que les permitan trazar la ruta para enfrentar los actuales desafíos en materia económica y geopolítica.
La importancia de las decisiones del bloque de los países más poderosos del mundo radica en que, de manera conjunta, representan el 85 por ciento de la economía a nivel global, de acuerdo con datos oficiales.
Pero su fortaleza va más allá de la contribución que tienen al Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Las naciones que integran el foro creado en 1999 también son las más grandes en población, y al sumarlas equivalen al 60 por ciento de los habitantes de todo el planeta.
Los miembros permanentes del grupo son: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, más el bloque europeo.
Eva Bamio, líder de proyectos en la consultoría argentina Abeceb, considera que el foro se ha posicionado como una plataforma que permite a las naciones priorizar temas que tienen un impacto directo sobre el crecimiento mundial ya que les ayuda a coordinar políticas macroeconómicas.
El crecimiento interanual del Grupo de los 20 se mantuvo estable durante el segundo trimestre de 2018, con un ligero avance de 1 por ciento, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el mismo periodo, India registró el mayor crecimiento, con 8 por ciento, en tanto que Sudáfrica fue el más débil, con 0.5 por ciento.
Aunque la agenda oficial comienza el viernes 30 de noviembre, desde el pasado lunes, los sherpas, quienes asesoran y representan a sus respectivos jefes de Estado, mantienen encuentros preparatorios entre ellos.
Trump, el líder incómodo
En los siguientes días, los representantes de las distintas naciones tocarán temas que para algunos resultan espinosos, como el empoderamiento de las mujeres; la seguridad alimentaria o el cambio climático, pero habrá otros que se espera sean prioritarios en la agenda, entre los que destacan el comercio, migración y combate a la corrupción.
Marcelo Elizondo, fundador de la organización Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) con sede en la ciudad de Buenos Aires, comparte que los frentes comerciales abiertos por el presidente Donald Trump, en especial, la disputa arancelaria con China, podría convertirse en uno de los asuntos más polémicos.
“Es muy relevante que se encuentren los líderes porque el mundo atraviesa por un momento de rediscusión en el marco de referencia de la globalización económica y todo lo que ocurra con las dos mayores potencias económicas afecta al resto”, precisa el consultor en negocios internacionales.
Los especialistas coinciden en que la actitud del inquilino de la Casa Blanca es un factor que podría afectar la integración del G-20 por las posturas proteccionistas que ha implementado desde su llegada a la presidencia en enero de 2017. Por tal motivo considera que los avances serán nulos.
Donald Trump comenzó una guerra comercial con 35 países a raíz de la imposición de aranceles en un intento de proteger la economía estadounidense. Pero si esta situación se mantiene, los acuerdos para que promuevan el libre mercado estarían en riesgo.
La guerra comercial orquestada desde la Casa Blanca involucra, además de China, a México, Canadá, Japón, Irán, Rusia, Corea del Sur y los 28 países que integran la Unión Europea (UE).
Eva Bamio comparte que, al menos por ahora, es difícil saber si se podrá llegar a una solución durante el G-20, pero la reunión entre los presidentes de China y Estados Unidos manda una señal positiva al resto de los asistentes a la cumbre.
“Donald Trump es una actor difícil de leer porque nunca se sabe hacia dónde avanzará. El tema del comercio es complejo, pues el proteccionismo va surgiendo de distintas maneras en todos los mercados”, declara la especialista de Abeceb.
Para México la reunión entre líderes cobra relevancia por la actual coyuntura política que vive el país. Por principio, porque será la última cumbre en la que participará Enrique Peña Nieto como presidente de México y también porque se firmará el Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).
La última parada del T-MEC
El tratado comercial, anteriormente conocido como TLCAN, finalmente será firmado por los tres socios comerciales en el marco de la cumbre de líderes del G-20 el 30 de noviembre.
Si bien la última parada será el foro, para que pueda entrar en vigor es necesaria la ratificación del poder legislativo de cada uno de los países.
Victor Valdivia, presidente de Kratos Consultores, explica que la conclusión de este tema ayudará a que el nuevo gobierno dé un poco de certidumbre a los mercados frente a la actual inestabilidad que ha provocado que el peso acumule una pérdida de 2.99 por ciento frente al dólar desde la elección presidencial del 1 de julio.
“La firma del T-MEC es un tanque de oxígeno no sólo para la administración saliente, sino para la que está por entrar. La mayor presión en este momento es que alguno de los legislativos pida hacer revisiones, entonces eso echaría para atrás todo el tiempo invertido en su modernización”, detalla el economista.
En caso de que el texto no tenga el visto bueno de todos los involucrados, el también presidente de Diligencia e Inteligencia Empresarial (DIE) adelanta que el mayor perdedor sería el mandatario estadounidense.
En primera instancia porque su actual nivel de aprobación es de 42.4 por ciento entre los estadounidenses y, en segunda, porque los resultados de las elecciones intermedias no le favorecieron del todo debido a que el partido republicano ya no cuenta con mayoría en la Cámara de Representantes.
En días pasados, un grupo de 12 senadores republicanos solicitaron al presidente estadounidense, Donald Trump, enviar una copia del acuerdo final del pacto comercial trilateral antes del 30 de noviembre con el propósito de acelerar su aprobación.
No obstante, Kenneth Smith, jefe negociador del tratado, declaró que era inviable que se lograra la ratificación del texto antes de que la actual legislatura estadounidense abandone sus curúles el próximo 3 de enero.
Descontando las fechas en el calendario, Marcelo Elizondo, quien también se desempeña como investigador del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), celebra el resultado obtenido por la región de Norteamérica.
El pilar del comercio
La firma del tratado pondrá punto final a meses de negociaciones y tensiones que en algún momento pusieron en duda el futuro del documento. Además, marcará el cierre del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
La ceremonia está programada a realizarse el viernes a las 9 de la mañana hora local, y contará con la participación de los protagonistas de la negociación: el secretario de Economía Ildefonso Guajardo; el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, y la ministra de asuntos exteriores Chrystia Freeland.
Asimismo, se espera que acudan los presidentes de México, Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con el canciller mexicano, aunque hasta el momento no existe una confirmación oficial.
A pesar de las críticas que se le han hecho al T-MEC, la realidad es que el acuerdo ha ayudado a mejorar la competitividad de la región. Las cifras no mienten. Durante el periodo comprendido entre 1994 y el 2000, el comercio entre los socios creció 128 por ciento, es decir, pasó de 297 mil millones de dólares a 676 mil millones, revelan cifras de la Secretaría de Economía (SE)
Eduardo Rosales, internacionalista y académico de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, opina que con la firma de este pacto comercial la relación entre México con sus pares puede tener un segundo aire.
En especial porque la economía mexicana es considerada como un satélite de las políticas económicas estadounidenses, derivado del nivel de intercambio comercial entre ambos países, aunque descarta que las decisiones que tome el gobierno mexicano durante la cumbre de líderes tendrán una gran repercusión.
“México ha tenido posiciones progresistas, pero el país no tiene la capacidad para que éstas provoquen cambios sustanciales, en consecuencia, su peso político y económico dentro del G-20 es menor”, explica.
El adiós de un presidente
El mandatario mexicano Enrique Peña Nieto se despedirá de sus homólogos con su participación en el foro económico con sede en Argentina.
El abogado por la Universidad Panamericana cerrará su ciclo en la silla presidencial el viernes 30 de noviembre, tras finalizar su intervención en el G-20.
El político de 52 años, quien tomó las riendas del país en diciembre de 2012, compartió con los líderes del G-20 seis reuniones, contando la edición de 2018, algunas de ellas en China, Rusia y Turquía.
Aunque la participación del político priista en los foros no fue protagónica, Eva Bamio, líder de proyectos en la consultoría Abeceb, opina que sí logró impulsar temas de México entre los líderes mundiales.
Durante las cumbres, el mandatario sostuvo reuniones bilaterales que llevaron a México a estrechar relaciones con otros países, como sucedió el año pasado con Emmanuel Macron, presidente de Francia.
“El papel de México no ha sido malo a lo largo de la discusión del grupo, ya que ha logrado colocar temas relevantes en la agenda mundial”, refiere la especialista argentina.
Durante los foros en los que Peña Nieto ha participado se han alcanzado acuerdos que permiten homologar a todos los miembros del grupo sus políticas en torno a tópicos como crecimiento económico, comercio internacional y hasta terrorismo.
De cara al cambio de régimen político en México, Victor Valdivia, presidente de Kratos Consultores, reconoce que la mayor preocupación sobre la mesa es que el siguiente presidente muestre poco interés en esta clase de eventos y prefiera enviar a otros representantes en su lugar.
“Sería un desperdicio y un error porque estos encuentros no sólo sirven para tomar una foto, lo más importante son las reuniones privadas entre jefes de Estado, porque es ahí donde verdaderamente se logran cerrar acuerdos bilaterales”.