La Fiscalía General de la República (FGR) emprendió 17 indagatorias por el tráfico y uso ilegal de transgénicos en el país, durante los últimos años, por tratarse de actividades que están sancionadas por el Código Penal Federal, debido al daño que podrían generar en los ecosistemas naturales.
En dicho cuerpo normativo también se prohíbe la liberación al medio ambiente de productos transgénicos sin el permiso y control de las autoridades competentes, pues esto puede dar lugar a la contaminación de cultivos tradicionales del país, lo cual ya ha sido documentado con anterioridad tanto por la sociedad civil como por las propias instancias de Gobierno.
En 2002 se adicionó al Código Penal Federal el “Artículo 420 Ter”, el cual establece las penas por dicho ilícito.
“Se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil días multa, a quien en contravención a lo establecido en la normatividad aplicable, introduzca al país, o extraiga del mismo, comercie, transporte, almacene o libere al ambiente, algún organismo genéticamente modificado que altere o pueda alterar negativamente los componentes, la estructura o el funcionamiento de los ecosistemas naturales.
“Para efectos de este artículo, se entenderá como organismo genéticamente modificado, cualquier organismo que posea una combinación nueva de material genético que se haya obtenido mediante la aplicación de la biotecnología, incluyendo los derivados de técnicas de ingeniería genética”.
De acuerdo con la Fiscalía, estas averiguaciones previas y carpetas de investigación que están relacionadas con transgénicos, se generaron del 2006 al mes de mayo del 2021, y todas están fundamentadas en el artículo 420 Ter del Código Penal Federal.
Las entidades donde se abrieron fueron Campeche, con un caso; Chihuahua, con 12 pesquisas; y la Ciudad de México, con cuatro expedientes.
Ninguna de las indagatorias en esta materia, sin embargo, parece haber llegado a buen término. El Estatus jurídico que reporta la Fiscalía es el siguiente: tres investigaciones fueron acumuladas; en una se declaró la incompetencia de la institución; en 11 se resolvió el no ejercicio de la acción penal, mientras que las dos restantes aún se consideran en trámite. Además, no se reporta ningún detenido por estos hechos.
Ese par de casos que continúan en “trámite” ocurrieron en Chihuahua, en el año 2008, y estuvieron relacionados con maíz genéticamente modificado; en uno de los casos la cantidad de transgénico involucrado en el presunto delito ascendió a 85 mil 220 kilogramos, y en el otro a 21 mil 770 kilogramos.
Contaminación transgénica
De acuerdo con la organización Greenpeace, uno de los mayores temores que suscitan los productos transgénicos es que su utilización termine por contaminar otros cultivos que estaban libres de modificación genética; un riesgo que se incrementa cuando los controles gubernamentales –de por sí deficientes- son evadidos por los productores del campo.
“Una cuestión relevante de los cultivos transgénicos es la relativa a la coexistencia. En particular, ¿pueden los cultivos transgénicos coexistir con los cultivos tradicionales sin la dispersión involuntaria del material transgénico? Esto resulta de especial importancia en México, centro de origen y diversificación de ambos cultivos, maíz y algodón, y hogar de parientes silvestres de ambas especies –aquellos que contienen material genético que dio vida a las variedades domesticadas de las que nuestra sociedad depende hoy en día”, señaló Greenpeace en su Informe de 2019 Los transgénicos en México: 20 años de resistencia y lucha.
La conclusión del grupo es que la contaminación transgénica parece inevitable.
“La existencia en los últimos veinte años de cultivos transgénicos en México sugiere que la coexistencia sin flujo genético es muy improbable, casi imposible. En lo que respecta al maíz, la contaminación fue documentada por primera vez en 2001 por los investigadores David Quist e Ignacio Chapela en el estado de Oaxaca. Al año siguiente, tal descubrimiento fue replicado y confirmado por la Conabio y el entonces INE, que además encontraron pruebas de contaminación en Puebla”.
Peor aún, la organización asegura que en la mayor parte de los estados del país ya hay indicios de esta contaminación causada por los transgénicos.
“En los años siguientes (a 2004) se hallaron evidencias de contaminación en un total de 29 de los 32 entidades de la República mexicana. Lo anterior comprueba que, en cuanto al maíz, el flujo genético no es un suceso aislado. Más bien, podría caracterizarse como una ocurrencia activa y frecuente en la mayor parte de las regiones mexicanas”.
Flujo de los transgénicos
En su Informe, la organización define a los cultivos genéticamente modificados o transgénicos, como aquellas plantas cuyo ADN ha sido alterado en laboratorio, para otorgarles propiedades “que no pueden recibir por medio de las técnicas de reproducción tradicional”.
La preocupación que sigue despertando la modificación genética, advierte, es que “la introducción en los cultivos de material genético foráneo tiene el potencial de producir efectos dañinos tanto en la salud de los humanos como en el medio ambiente. Por esta razón, las regulaciones adquieren enorme importancia”.
Se tienen identificados, sin embargo, los principales factores que estarían posibilitando este “flujo transgénico” indeseado entre los cultivos modificados genéticamente y los tradicionales, y entre los cuales se encuentra la elusión del marco legal.
“En México, para el maíz existen por lo menos tres caminos para la contaminación: la importación de maíz transgénico, el contrabando de semillas de maíz transgénico y la contaminación cruzada a través de la polinización. En cuanto a la contaminación genética del algodón, los caminos más probables parecen ser: la dispersión de semillas de algodón, en particular a través de accidentes vehiculares, y la polinización cruzada secundaria”.