A lo largo de las últimas dos décadas la crisis de representatividad y credibilidad por la que atraviesan los partidos políticos del mundo entero ha llevado a la ciudadanía a buscar nuevas formas de participación democrática, dando lugar a la figura de los candidatos independientes o ciudadanos.
El intento por contrarrestar la partidocracia que reina en la mayoría de los países que se hacen llamar democráticos, en donde los partidos políticos y sus militantes se han apropiado de los cargos de elección popular es lo que ha permitido el auge de las candidaturas independientes; una práctica que en teoría suena prometedora pero que en realidad ha dejado mucho que desear.
Actualmente, de los 194 países que conforman los 5 continentes en el planeta, más del 40 por ciento permite candidatos independientes tanto para contender para la presidencia como para la integración del Congreso; 8 por ciento permite candidatos ciudadanos únicamente para el cargo de presidente y el 37 por ciento sólo contempla este tipo de candidaturas para la conformación de su Congreso, ya sea en una o en ambas cámaras.
En Latinoamérica son 8 países los que al día de hoy permiten en su legislación a la ciudadanía contender por cargos de elección popular sin tener que formar parte de algún partido político: Bolivia, Chile, Colombia, Honduras, Paraguay, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, claro que la crisis por la que atraviesa el último país mencionado dificulta el acceso a los ciudadanos a contender por diversos cargos.
Contrario a esto, Argentina, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Paraguay, Bolivia y Uruguay establecen como requisito obligatorio pertenecer a algún partido político en caso de querer aparecer en las boletas electorales.
A pesar de que la figura del candidato independiente no es algo nuevo como en México, los resultados electorales de los países que contemplan esta posibilidad han demostrado que muchos de las personas que buscan un puesto de elección popular por esta vía estuvieron en algún partido político anteriormente o emanan de organizaciones civiles poco reconocidas, por lo que los votantes muchas veces prefieren anular su voto en vez de otorgarlo a un independiente en el que tampoco confían.
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