La posibilidad de vivir más tiempo es uno de los logros colectivos de la humanidad más extraordinarios. Es reflejo de los avances logrados en materia de economía, desarrollo social y salud, en especial de nuestro éxito en la lucha contra las enfermedades mortales de la infancia, la mortalidad derivada de la maternidad y, más recientemente, la mortalidad a edades más avanzadas, asegura la investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) titulada “Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030”.
No obstante, especialistas y organizaciones alrededor del mundo, también han advertido que existe una gran inequidad en la longevidad en función de los grupos sociales y económicos a los que cada persona pertenece.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), actualmente, un hombre de 25 años con educación universitaria puede esperar vivir 7.5 años más que otro con menos educación; en el caso de las mujeres, la diferencia es de 4.6 años y la disparidad es aún más marcada en las economías emergentes.
El acelerado envejecimiento de la población repercutirá sobre todos los aspectos de la sociedad y, en particular, sobre los mercados laborales, financieros y sobre la demanda de bienes y servicios
“El número de personas que tienen 60 años o más y la proporción que suponen dentro de la población general no dejan de aumentar y se va a acelerar aún más en las próximas décadas, sobre todo en los países en desarrollo”, revela la OCDE.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, advierte que el envejecimiento de la población repercutirá sobre todos los aspectos de la sociedad y, en particular, sobre los mercados laborales, financieros y sobre la demanda de bienes y servicios como la educación, la vivienda, la salud, la atención a largo plazo, la protección social, el transporte, la información y las comunicaciones, así como sobre las estructuras familiares y los vínculos intergeneracionales.
Para entender este fenómeno, Reporte Índigo entrevistó a la Dra. Alma Guadarrama Muñoz, especialista en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, quien advierte que para atender esta situación, primero se deben garantizar derechos fundamentales como el acceso a servicios de salud dignos, a un buen trabajo y a educación.
“Envejecer con calidad depende de diversos factores, muchos de los cuales se encuentran en crisis en nuestro país”.
Envejecimiento saludable
Mantener una buena salud a lo largo de la vida es fundamental para contribuir en la sociedad y no convertirse en una carga, dice la especialista en la materia.
De acuerdo con el documento “Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030”, a nivel mundial, hay pocas pruebas que indiquen que las personas mayores gozan hoy de mejor salud que las de generaciones anteriores.
“La buena salud en la vejez no se encuentra distribuida de manera equitativa, ya sea dentro de una misma población o entre distintas poblaciones. Por ejemplo, la diferencia media entre países en cuanto a la esperanza de vida sana es de 31 años al nacer y de 11 años a los 60”.
Además, el documento explica que las oportunidades que se abren con el aumento de la longevidad dependen en gran medida del envejecimiento saludable, ya que cuando las personas viven estos años adicionales con buena salud y continúan participando en la vida de las familias y las comunidades como una parte integral de ellas, contribuyen al fortalecimiento de las sociedades
Sin embargo, si sus años en la etapa de la adultez mayor están dominados por la mala salud, el aislamiento social o la dependencia de cuidados, las implicaciones para las personas mayores y para quienes los rodean son mucho más negativas.
“El envejecimiento saludable es un proceso que abarca toda la vida y que afecta a todas las personas, no solo a las que no padecen ninguna enfermedad en el presente. La capacidad intrínseca se encuentra determinada en todo momento por muchos factores, entre ellos los cambios fisiológicos y psicológicos subyacentes, los comportamientos relacionados con la salud y la presencia o ausencia de enfermedades. La capacidad intrínseca depende en gran medida de los entornos en los que las personas han vivido a lo largo de su vida”, dice el documento.
Factores determinantes
Los recursos y oportunidades de carácter social y económico de los que disponen las personas a lo largo de su vida influyen en gran medida en su capacidad para tomar decisiones saludables, así como para aportar y recibir apoyo cuando se necesita, menciona la Organización Mundial de la Salud.
En consecuencia, el envejecimiento saludable va estrechamente ligado a la desigualdad social y económica, a las desventajas en materia de salud, educación, empleo y obtención de ingresos, las cuales se refuerzan mutuamente y se acumulan a lo largo de la vida.