Tras concluir las elecciones en la mayoría de las 36 secciones que conforman el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), la disidencia del gremio prepara una ofensiva de impugnaciones con las que pretenden anular los comicios.
Carlos Romero Deschamps, líder nacional del Sindicato orquestó esta semana un golpe a sus opositores después de que las secciones emitieran sus convocatorias a elecciones para la designación de sus órganos directivos en un proceso exprés y sin garantías de equidad, en un claro intento de conservar la estructura de poder dentro del gremio.
Ayer se celebraron elecciones para la renovación de los comités ejecutivos locales en algunas de las secciones, sin embargo, a criterio de diversos grupos de trabajadores petroleros sindicalizados en todo el país, el proceso estuvo viciado desde la convocatoria y se habrían violado no solo los estatutos del sindicato sino incluso preceptos constitucionales.
Según los borradores de los recursos legales que preparan las distintas facciones disidentes del STPRM a las que Reporte Indigo tuvo acceso, la principal controversia que se plantea es la violación del artículo 123 constitucional, que en su fracción XXII bis señala la obligación de los sindicatos de elegir a sus dirigencias a través del voto libre, directo y secreto.
Sin embargo, en las convocatorias emitidas en diversas secciones este lunes 15 de junio, se establecía que la votación se llevaría a cabo mediante el método de escrutinio –donde además de señalar la planilla de su preferencia, el trabajador deberá poner su nombre, número de ficha y el departamento en que labora–, de conformidad con el artículo 288 de los estatutos del STPRM.
El principal sustento para anular todas las elecciones que se realizaron en las diversas secciones es que, a pesar de que el sindicato petrolero goza de total autonomía, sus estatutos no pueden estar por encima del mandato constitucional, por lo que los métodos de elección por escrutinio o a mano alzada no serían válidos.
Precisamente en un decreto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 24 de febrero de 2017 se agregaba un apartado al 123 en su fracción XXII bis en donde se mencionaba que el voto para elegir a las dirigencias sindicales deberá ser directo, libre y secreto, un método que no estaba presente en las convocatorias emitidas el pasado 15 de octubre en las distintas secciones.
Además, se estaría violando el artículo 99 de los estatutos del STPRM, en donde está plasmado que los comicios de las directivas se sujetarán a la Constitución.
El Senado de la República ya aprobó un exhorto dirigido a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para que le exija al Sindicato adecuar sus estatutos en concordancia con el 123 constitucional. Sin embargo, estos aún permanecen inalterados.
A pesar de que, por un presunto acuerdo entre la STPS y el dirigente nacional Carlos Romero Deschamps (anunciado un día antes de la elección), este último se comprometió a que el voto sería libre y secreto, al haberse emitido en la convocatoria que se utilizaría el método de escrutinio, sería suficiente argumento para que al menos se estudie la anulación.
Además, durante la elección de ayer, si bien se eliminaron de las boletas los datos del trabajador, los petroleros denunciaron diversas irregularidades, sobre todo que los actuales dirigentes controlaron la votación y el conteo, lo que atenta contra la equidad. A todo ello se sumaron distintas inconformidades como hostigamiento, presiones e incluso presencia de grupos de choque para asegurar los comicios en favor de los afines a Romero Deschamps.
La traición
Además de la ofensiva legal a través de impugnaciones que preparan los distintos grupos al interior del Sindicato, los trabajadores petroleros buscarán, como parte de su estrategia, hacer visibles las distintas irregularidades que aseguran que se presentaron durante la jornada electoral.
Unas elecciones que fueron convocadas ‘en exprés’ y a las cuales la disidencia llegó dividida y sensiblemente disminuida por las circunstancias que se fueron presentando en los últimos días.
El líder del Sindicato orquestó esta semana un golpe a sus opositores, al dar un plazo de dos días para registrar las fórmulas para las elecciones en las 36 secciones
Después de que se emitió la convocatoria el pasado lunes 15, algunos grupos como el Movimiento Nacional de Transformación petrolera decidieron registrar su planilla pero haciendo un llamado activo a los trabajadores a no votar para no validar un ejercicio que a su juicio no ofrecía las mínimas garantías de democracia.
Otros como el Movimiento de Regeneración Nacional Obrero Sindical decidieron no registrarse para competir en las distintas secciones para no legitimar las elecciones. La apuesta era impugnar el proceso desde la convocatoria, y esperar que los legisladores y sobre todo el gobierno electo los apoyara en sus demandas.
Sin embargo, unas horas antes de que comenzara la votación, la futura titular de la Secretaría de Energía Rocío Nahle y la futura Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero anunciaron un acuerdo entre la Secretaría del Trabajo con el dirigente del STPRM Carlos Romero Deschamps para organizar las elecciones mediante el voto secreto depositado en urnas e hicieron un llamado a los trabajadores para que participaran en el ejercicio.
Esto fue considerado por la disidencia como una traición, y fue visto como un espaldarazo al golpe que impulsó Romero Deschamps, sobre todo por el momento que se escogió para el anuncio, apenas a unas horas de la elección y sin posibilidad de que se registraran algunas planillas opositoras.
Las integrantes del próximo gobierno también declararon que la STPS enviará inspectores para vigilar el desarrollo de la elección, por lo que los resultados podrían también ser avalados por la dependencia.
Este inesperado respaldo también fue criticado por algunos legisladores de Morena, quienes señalan que con estas declaraciones se le está dando la espalda a los trabajadores, ya que al haberse negado a legitimar la elección, en muchas secciones solo se registró la ‘planilla oficial’, por lo que los comicios fueron un mero trámite.
La última esperanza de la disidencia es que se admitan los distintos recursos de impugnación y se llame a nuevas elecciones, con la observación de la STPS e incluso de la Organización Internacional del Trabajo. Un primer avance sería que las autoridades se nieguen a dar la toma de nota a quienes resultaron electos en sus respectivas secciones.