¿Llegó el Gas Bienestar a todas las alcaldías?

Usuarios optan por comprar tanques con los vendedores de siempre, pues el servicio de Gas Bienestar ha pasado desapercibido en puntos de la alcaldía Gustavo A. Madero
Roberto Hernández Roberto Hernández Publicado el
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Es martes en la colonia Zona Escolar, uno de los puntos de la alcaldía Gustavo A. Madero donde Gas Bienestar tiene ruta.

A las 10:40 horas una bocina anuncia la llegada del camión repartidor de Gas Bienestar, que contrasta con el grito de “Eeeeel gaaaaaas” que tanto caracteriza a la Ciudad de México.

En la esquina de Lucio Tapia y López Mateos el chofer detiene el camión que trae no más de una docena de tanques de distintos tamaños. En la parte trasera la lista de precios señala dos tamaños, el de 20 kilos cuesta 380 pesos mientras el de 30, 570. Nadie se acerca.

La falta de coordinación y difusión de la estrategia gubernamental por acercar un producto más asequible es confusa. En su sitio web, Gas Bienestar asegura que tiene cobertura en Iztapalapa, Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, dejando de lado las alcaldías Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, cuyas rutas fueron anunciadas el 19 de enero del año pasado por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Obtener claridad al respecto es casi imposible si no se encuentra de manera física con un camión, pues tras más de 40 minutos en espera nadie contestó en el número 800 427 2222.

La apuesta de este programa gubernamental ha sido el precio, la calidad y los tanques llenos, pero el sonido de la bocina que anuncia la llegada del camión compite con el de la maquinaria de la tortillería donde decidió hacer parada, entonces, se vuelve casi es imperceptible, casi se pierde, casi no se oye.

Un minuto después de que el camión se ha estacionado una persona enfundada en un chaleco con el logotipo de la Ciudad de México llega en bicicleta para escoltarlo. Se queda cruzando la calle.

“Está tranquilo”, dice, “la verdad es que casi no se mueve”. Y para reafirmar el señalamiento la muestra es el empleado que está arriba del camión en el área de los tanques: No tuvo que mover uno solo.

Pasados cinco minutos, el vehículo sigue su ruta para detenerse cuatro calles después y llegar a la misma dinámica, con el mismo resultado.

Media hora más tarde, a dos cuadras de ahí, en Privada de López Mateos esquina con Politécnico Nacional se escucha el grito ausente en el camión anterior. Dos vendedores de gas recorren las calles anunciando la llegada de un camión lleno de cilindros de gas.

Una señora en Privada López Mateos hace una señal para pedir un tanque. El vendedor a lo lejos grita “¿de 20 kilos?”, para confirmar la compra. Camina a la vuelta de la calle para ir por el tanque.

La señora de la tercera edad pagó 391.20 pesos por el tanque, es decir, 11.20 pesos más que el que vende Gas Bienestar. “No sabía que pasa, nunca lo he visto, no lo he escuchado”, justifica, “los muchachos siempre me lo han traído”.

A las 11:13, el camión sigue su ruta, avanza también cuatro cuadras, con la misma dinámica, con el mismo resultado, con el tanque de 20 kilos en 391.20 pesos y el de 30 en 586.80 pesos, presumiendo en un rótulo lateral que su número de atención tiene 10 líneas disponibles para recibir pedidos.

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