Muchos aprendizajes han fortalecido a la estructura que en los últimos años ha venido formando a la Editorial Paraíso Perdido.
Con 18 años en la bolsa, como una metáfora de la madurez legal mexicana, los miembros de este sello editorial independiente reflexionan que este 2016 ha sido uno de sus mejores años.
Sin acordeones que ayuden al manejo de una editorial, Antonio Marts, fundador y editor de Paraíso Perdido, no repara en hacer un recuento de los daños que casi dos décadas han dejado como parte del aprendizaje.
“En realidad en una editorial quién sabe en qué momento puedas decir que ya tienes mayoría de edad. Pero como pretexto está genial, y afortunadamente el balance es positivo, en parte por la cantidad de novedades que pudimos publicar en el año y que varias coincidieron con la feria del libro y el cierre del año”, expresó Antonio Marts.
La publicación de gente cercana, por la falta de conocimiento de una “escena literaria” y la distribución, que significó uno de los mayores retos, han hecho que este pequeño grupo, que sigue viendo a la literatura como lúdica, hoy tengan conocimiento e involucramiento de lo que autores en Guadalajara han estado escribiendo durante estos últimos años.
“Actualmente Cástulo Aceves y James Nuño, más Raquel Mejía que es nuestra encargada de revisión y corrección, somos el núcleo duro, los socios, el consejo editorial. Pero sí se ha sumado más gente”, explicó Antonio Marts.
La voz del lector
El 2016 cierra con número importantes para la revista, pues este año se lograron llevar hasta los lectores alrededor de 17 libros que desde su lanzamiento fueron ansiosamente esperados.
Estos libros incluyen compilaciones de “Río entre las piedras” (narrativa) y “GDL 474” (relatos gráficos), que buscaron reflejar espacios, tiempos e imágenes de Guadalajara en las historias de diferentes autores, como publicó Reporte Indigo el pasado 10 de junio en la nota Guadalajara en las letras.
“Este año hubo como una explosión, y en gran medida es porque creo que los autores que hemos estado publicando también han hecho la labor de difundir. No es el autor esperando a que todo se dé en automático, creo que ellos han impulsado esto en los distintos ámbitos, también nos ha ayudado el que, creo, la mitad de los autores sean de Guadalajara o viven en Guadalajara y la otra mitad no viven aquí, eso ayuda”, destacó Marts.
La editorial sumó al catálogo un retrato de los autores que están surgiendo desde el occidente mexicano, con su colección de Instantáneas, Editorial Paraíso Perdido se propuso abrir un espacio para escritores en ciernes. La colección reúne textos de autores nacidos en Guadalajara en un solo libro titulado: Instantánea. Álbum de narrativa jalisciense contemporánea.
Parte importante de estos años de aprendizaje ha sido formar un sólida convivencia entre la editorial, los autores y sus lectores.
“Es muy natural, cualquiera se nos puede acercar. Incluso los mismos autores son gente con la que puedes platicar, sentarte a tomar una cerveza o un café, y me imagino que eso ha ayudado. A nosotros también nos sorprende la calidez de algunos lectores, supongo que tendrá que ver con tomarlos en cuenta y hasta cierto punto el que se involucren”, apuntó Marts.
Actualmente tienen más de 100 borradores de escritores jóvenes que quieren escribir en su sello.
Expandir su frontera
El interés de los escritores por ver su obra publicada en este sello no decae, toda vez que en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se tuvo la oportunidad de presentar al público dos nuevos libros.
Una de esos son los cuentos recopilados en “¡Canta, herida!”, del escritor Gabriel Rodríguez Liceaga, originario de la Ciudad de México, donde fue presentado este jueves y del cual el también escritor Bernardo Esquinca escribió: “Los personajes que deambulan por las páginas de este libro son hijos malditos de la ciudad, ángeles caídos al purgatorio del asfalto, condenados en busca de redimirse de las maneras más insólitas, sin conseguirlo: niños que, para demostrar quién es el más hombre, torean trenes hasta las últimas consecuencias”.
La otra, una novela, fue escrita por James Nuño bajo el título de “Los no muertos”, y el cual relata la miserable vida de cinco personajes cualquiera que se ven a sí mismos como los anti-héroes de una pandemia de zombis que azota en la ciudad.
Ambas obras han tenido una recepción, al menos inmediata, que las ha favorecido por el conocimiento que está adquiriendo la gente sobre el trabaja que se realiza desde Paraíso Perdido, que ya puede ser encontrado en librerías como Gandhi, Gonvill y algunas sucursales del Fondo de Cultura Económica, así como El Sótano y El Péndulo.
Ahora la apuesta es por buscar autores que se sumen a la editorial, pero que sobre todo lo hagan desde otras latitudes, y promocionar más productos electrónicos para aquellos a los que se les dificulta obtener el libro de forma impresa o los envíos les parezcan costosos.