Gabriela Roca ha derrochado más de 800 mil pesos de recursos públicos. Foto: Especial

‘Librogate’ desde Colombia, así es el despilfarro de la directora del FCE

La directora del Fondo de Cultura Económica en Colombia, Gabriela Roca Barreneche, gasta cientos de miles de pesos en hoteles de lujo, comilonas en lugares VIP, taxis y hasta en vajillas

Gustosa de despilfarrar en oropeles y dar tarjetazo, la directora del Fondo de Cultura Económica (FCE) en Colombia, Gabriela Roca Barrenechea, convirtió a la subsidiaria en un negocio personal en el que cobra en la nómina del Fondo y además se adjudica proveeduría de la editorial al mismo tiempo.

Su conflicto de intereses deriva en desvío de recursos hacia “Talleres de Ediciones Roca” y gastos suntuosos que son solapados por una extraña relación de complicidad con Marco Barrera Bassols, coordinador de Vinculación Internacional del FCE.

La serie de despilfarros cometidos desde 2021 contra la subsidiaria colombiana, los llevan a cabo ambos funcionarios a espaldas del director del FCE, Francisco Ignacio Taibo Mahojo, quien prometió desde 2019 “limpiar la casa con machete”.

A través de la solicitud de información folio 330014524000043, se detallan las anomalías financieras cometidas contra el Fondo de Cultura Económica por parte de Roca Barrenechea.

Entre lo más escandaloso de su actuar es tener un sueldo equivalente a más de 7 mil dólares mensuales. Al tipo de cambio en México, son poco más de 140 mil pesos aproximadamente. Monto superior al salario de Paco Ignacio Taibo II, que según la Plataforma Nacional de Transparencia devenga 116 mil 814 pesos mensuales; mientras que Marco Barrera Bassols tiene un salario mensual de 61 mil 175 pesos.

Desde que Gabriela Roca se incorporó al FCE en Colombia, con código de empleado 52274987, su incremento salarial anual es notorio y poco austero. En 2020 ganaba un equivalente a 2 mil 162 dólares; en 2021, 3 mil 893; en 2022, 3 mil 728; en 2023, 6 mil 342 y en este año 7 mil 11 dólares, de acuerdo con los datos proporcionados por el FCE vía transparencia.

Se puede calcular el salario de la directora del FCE en Colombia que en nómina recibe 7 mil dólares, más mil dólares en promedio mensual en gastos de alimentos, bebidas y otros gastos, más 330 dólares en taxis mensualmente y 200 dólares como proveedor. Para un monto superior de 9 mil 500 dólares aparte de lo que se cubre al negocio familiar.

Gabriela Roca estuvo en el centro de la Ciudad de México en compañía de Paco Ignacio Taibo II, director del sello editorial financiado con la ayuda del Estado mexicano en el marco de la Feria Internacional del Libro. Foto: Especial

A pesar de ganar más del triple que hace tres años, Roca Barrenechea busca la manera de cargar sus gastos en oropeles al Fondo de Cultura Económica.

En contraste, el salario de un vendedor en la sede de la librería del FCE en Bogotá se encuentra en 405 dólares, es decir cobra apenas el 5 por ciento del sueldo de la directora, vendedores que son la cara del FCE ante el público y son quienes realizan y hacen posible la realización de venta e ingresos del Fondo de Cultura Económica.

En el análisis hecho por Reporte Índigo a los estados financieros y de cuenta del FCE en Colombia se detectaron gastos por parte de Gabriela Roca en Home Burger, Hotel Hilton Bogotá, Amarti Café, Trattoria La Divina, Hoteles de la Recoleta, Estilos y diseños franceses, entre otros lugares de alto poder adquisitivo.

E incluso en uno de los pagos a proveedores aparece el nombre de Miguel Ángel Manrique, esposo de Gabriela Roca.

¿Y el machete que prometió Taibo II?

A pesar de grandes esfuerzos por limpiar la casa con “machete”, la buena voluntad y mejores intenciones, Paco Ignacio Taibo II es traicionado por sus colaboradores más cercanos, como el coordinador de Vinculación Internacional, Marco Barrera Bassols, quien por negligencia, complicidad o incapacidad administrativa cubre los malos manejos, iguales o más graves que los de Nahúm Montt, exdirector del FCE en Colombia, y ahora los de la actual directora, Gabriela Roca Barrenechea.

Roca Barrenechea además ha hecho uso irregular de la tarjeta de crédito corporativa, a pesar de que esta había sido cancelada, ella la reactivó con el número de cuenta 47043500007402506 a nombre de Gabriela Roca B Ediciones Fondo de Cultura en el Banco de Bogotá. A raíz de que ella se hizo cargo de la Dirección del FCE en Colombia sus gastos por alimentos y bebidas en la Ciudad de Bogotá asciendan a un monto superior de 15 mil dólares dependiendo del tipo de cambio y ha hecho cargos por más de 20 mil dólares por conceptos varios entre los que se cuentan gastos en florerías, mueblerías, panaderías, pastelerías finas, farmacias, vajillas y transportación.

Pero no solo eso, de acuerdo a los cargos que aparecen en la cuenta 032-189935-52 de BANCOLOMBIA que pertenece al FCE a ella se le cubren todos sus gastos de traslados en taxi, donde en los primeros seis meses el FCE le cubrió gastos por más de 2 mil dólares por traslados dentro de Bogotá.

Incluso, en los pagos Gabriela Roca aparece en los mismos estados de cuentas con múltiples pagos como proveedor del propio FCE, monto que en los últimos tres años alcanza más de 6 mil 500 dólares por ese concepto. En la misma cuenta se han hecho pagos a una empresa familiar denominada Taller de Ediciones Roca, pago a establecimientos de alimentación y bebidas por más de cuatro mil dólares. Todo a cuenta del fondo.

Un concepto de gasto que resulta sospechoso en las cuentas es el que Gabriela Roca realiza a hoteles, la mayoría en su ciudad sede, Bogotá, por un monto superior a los 11 mil dólares. Esto porque los gastos son en los hoteles cinco estrellas como el Ópera, Hilton, Marriott y Tequendama, donde Marco Barrera Bassols, coordinador de Vinculación Internacional se hospeda acompañado de su esposa.

La sospecha y complicidad se encuentran en las cuentas, ya que en esas mismas fechas que él viaja aparecen cargos en hoteles cuando él sale con viáticos pagados por FCE México a Colombia. Coincidencia que aparece en los viajes realizados entre el 3 y el 10 de junio de 2022, el 29 de enero y el 3 de febrero de 2023.

De esta manera el Fondo tiene un boquete económico y fuga de recursos en banalidades y no en mejoras laborales o la contratación de personal con capacidades de administrador.

El eje corrupto México-Colombia, la historia se repite

El librogate de Gabriela Roca no es el primer caso de abuso de poder y conflictos de interés en perjuicio del Fondo de Cultura Económica. En 2019, el escritor y editor Nahúm Montt también protagonizó un escándalo financiero que lo llevó a dejar la editorial.

El 20 de marzo de 2019 y después de 62 días de haber tomado la Dirección del Fondo de Cultura Económica, en una entrevista, Paco Ignacio Taibo II indicó que él había encontrado el FCE como a un “rey desnudo”.

“El Fondo es como un rey que se paseaba desnudo y nadie se atrevía a decirlo”, le dijo Paco Ignacio Taibo a El País y sostuvo que había “cargos que ganaban dineros insospechados” por lo que se daría a la tarea de erradicar esas malas costumbres “vamos a limpiar la casa con machete”, prometió.

El caso de Gabriela Roca no es el primer caso de despilfarro en Colombia, lo mismo hizo su antecesor, el escritor Nahúm Montt. Foto: Especial

Había pasado poco más de un año cuando una investigación de la asociación Mexicanos contra la Corrupción y  la colombiana La Liga Contra el Silencio exhibió que el recién nombrado Director del FCE en Colombia, el escritor Nahúm Montt, firmó contratos por miles de dólares en favor de las empresas de su hijo.

Además, intervino la sede del FCE en Bogotá sin autorización de la Dirección de patrimonio del Ministerio de Cultura ni del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, al ser esta una edificación protegida, para ampliar un estacionamiento y así favorecer a otra empresa familiar. También hizo uso indebido de la tarjeta de crédito corporativo, misma que fue cancelada en ese momento.

En este contexto Taibo declaró que en la dirección del FCE en Colombia ocurrió un fenómeno de administración incorrecta y como “la corrupción no es lo mío y donde la encuentro, corto cabezas”.

Finalmente el 3 de junio de 2020, Taibo dio a conocer mediante un escrito dirigido a la planta de trabajadores de la sede colombiana que había aceptado la renuncia de Nahúm Montt.

“Reconocemos el desconcierto y la incertidumbre que está produciendo la situación actual, tengan la certeza de que haremos los ajustes necesarios para que la Subsidiaria Colombia brille con la luz que merece su personal y el sello FCE”.

Luego de la renuncia de Montt, en enero de 2021 se nombró como directora de la subsidiaria a Gabriela Roca Barrenechea y ahora  la historia se repite.

El común denominador es la presencia del coordinador de Vinculación Internacional, Marco Barrera Bassols, quien no le reporta las anomalías a Paco Ignacio Taibo II y encubre excesos de los directores, sospechosamente, de la misma sede de la editorial.

Entre el relumbrón e irregularidades en las 10 subsidiarias del FCE

El Fondo de Cultura Económica (FCE) cuenta actualmente con 10 subsidiarias en Latinoamérica, España y Estados Unidos.

El principal objetivo de estas casas filiales es distribuir y vender los libros que edita la casa matriz en México, aunque algunas también operan como editoriales independientes.

De acuerdo con el Informe de Gestión Gubernamental 2018-2024 del FCE, que se puede consultar en la web, al inicio de la anterior administración de Paco Ignacio Taibo II habían 10 subsidiarias, ubicadas en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Perú y Venezuela. Tras un proceso de diagnóstico,  en 2019 se anunció el cierre de la de Brasil y en 2020 se abrió una nueva librería en La Habana.

El FCE cuenta actualmente con 10 subsidiarias en Latinoamérica, España y Estados Unidos, pero ninguna de ellas es autosuficiente económicamente. Foto: Especial

Ideadas para darle al sello mexicano una vocación latinoamericana, la historia de estas subsidiarias se remonta a 1945, cuando se abrió la primera en Buenos Aires, Argentina. Poco a poco se sumaron las otras, en Chile (1954), Perú (1961), España (1963), Venezuela (1974), Colombia (1975), Estados Unidos (1990), Brasil (1991, ya extinta), Guatemala (1995), Ecuador (2015) y La Habana (2020).

Su proyección internacional es uno de los grandes atributos que se subraya de esta editorial que acaba de cumplir 90 años. Sin embargo, el funcionamiento de esas subsidiarias también ha sido uno de los grandes dolores de cabeza para la administración de Taibo II, ya que a su llegada, según lo reportó en su Programa Institucional 2021-2024, publicado en el Diario Oficial de la Federación, encontraron que esas filiales en el extranjero “estaban en números rojos en materia de gasto operativo” por “falta de controles administrativos y falta de penetración en el mercado editorial de su región”.

Los cuestionamientos a Taibo II y la lluvia de polémicas

Desde México, los recursos del erario han sido usados, en principio, para la instalación de esas casas filiales y su operación. Ya en los respectivos países extranjeros funcionan como empresas privadas que responden a las legislaciones locales y, aunque en distintos momentos se ha buscado que sean autosuficientes, ese objetivo no se ha logrado, por lo que siguen sobreviviendo del subsidio gubernamental.

Uno de los grandes cuestionamientos a ese modelo operativo es que no se ha encontrado una manera de recuperar la inversión, además de que ha permitido que se comentan  irregularidades.

Según el periodista cultural  Jorge Ochoa Sandy, aunque Taibo II prometió convertir al FCE “en un trasatlántico editorial”, no lo ha logrado. En un artículo publicado en Letras Libres en septiembre, el escritor hace un balance del sello mexicano y asegura que aunque  el actual director cambió a titulares y designó a algunas personas de su confianza, ha optado por centralizar todas las decisiones, sobre todo el manejo del presupuesto.

“Inicialmente, decidió que el presupuesto de las sedes del FCE en el exterior se aprobara mes a mes o cada tres meses, lo cual entorpecía cualquier esfuerzo de planeación anual. Actualmente busca instaurar un nuevo órgano consultivo editorial para dictaminar las obras que serían editadas, lo que acota aún más la capacidad de decisión”, señala.

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