Les cortan ingresos y desatan riña

Al dejar de percibir hasta 5 millones de pesos por semana producto de la extorsión, la prostitución y la venta de droga al interior del Penal del Topo Chico, el crimen organizado desató una ola de robos en la entidad desde febrero, provocando un alza en los índices delictivos en Nuevo León.

Félix Córdova Félix Córdova Publicado el
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Al dejar de percibir hasta 5 millones de pesos por semana producto de la extorsión, la prostitución y la venta de droga al interior del Penal del Topo Chico, el crimen organizado desató una ola de robos en la entidad desde febrero, provocando un alza en los índices delictivos en Nuevo León.

El secretario General de Gobierno en la entidad, Manuel González, refirió que incluso éste fue el móvil por el que la noche del pasado miércoles, un grupo de unas siete personas ligadas al Cártel del Noreste –anteriormente de Los Zetas- mataron al interno Javier Orlando Galindo Puente, conocido con los alias “El Maruchan”, “Javi”, y “El Chocorrol”.

Junto a Galindo Puente también perdieron la vida los internos Jesús Ledezma Ramírez y Edelmiro Guadalupe González Rubio, quienes habrían intentado defender a “El Maruchan” durante el ataque.

“(…) El gobierno del Estado tomó posesión de los penales, y con ello, terminó con un gran negocio que durante años había existido dentro del penal (del Topo Chico) que tiene que ver con la extorsión, las amenazas, y no solo eso, el cobro de cualquier tipo de acción dentro del penal”, dijo el secretario de Gobierno de NL.

“Esto dejaba un gran negocio al interior del penal y servía para apoyar a grupos de la delincuencia al exterior (…) Cuando las autoridades toman posesión de los penales, terminan esos flujos de dinero que activaba a la delincuencia.

“Una vez que empezaron a ver que el dinero era menos, consideraron que el que estaba fallando era el líder (“El Maruchan”) que ellos habían dejado en el penal”.

“El Maruchan” habría sido uno de los autores de la masacre registrada el pasado mes de febrero en el penal del Topo Chico, en la que se registraron 49 reos sin vida y por lo que inmediatamente el gobierno del Estado inició con un programa de restauración tomando el control del lugar y cortando de tajo el flujo de dinero que alimentaba al crimen organizado.

La caída del penal Zeta fue documentada por Reporte Indigo el pasado 18 de febrero, cuando el gobierno del Estado permitió el acceso a medios de comunicación.

En un intento fallido para recuperar el cobro de cuotas millonarias, miembros del Cártel del Noreste habrían ordenado la muerte de “El Maruchan”.

“Cuando la gente afuera considera que no se está cumpliendo con las cuotas que antaño se cumplían, cuando no se tenía el control del penal (por parte del Gobierno) toman la decisión de tratar de quitarlo como líder”, agregó González.

“Y no permitiremos bajo ninguna condición que se presente el desorden. La aplicación de la ley será estricta (…) No vamos a permitir el regreso de nadie en el control de los penales del Estado”.

A pregunta realizada por Reporte Indigo, el secretario General de Gobierno reveló que se perfilan modificaciones al interior del penal, que permitirán la reubicación de los internos, dividiéndolos entre peligrosos y no peligrosos, a causa de que el Estado no cuenta con los recursos para construir un nuevo penal fuera de la zona metropolitana.

Lo anterior, para garantizar el orden al interior del Penal del Topo Chico. Y para mejorar en materia de seguridad al exterior

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