La nueva ola digital indígena
Los indígenas jugarán un papel fundamental en la elección presidencial del 2018 y potenciarán su acción a través de las redes sociales.
Imelda García
Los indígenas jugarán un papel fundamental en la elección presidencial del 2018 y potenciarán su acción a través de las redes sociales.
El anuncio del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de lanzar a una mujer candidata presidencial para la sucesión del 2018, ha despertado el interés de un grupo de activistas digitales indígenas que planean darla a conocer a nivel mundial, por el alcance de las herramientas que brinda internet.
Este grupo de activistas comenzó su labor hace unos años; y aunque se centró en la difusión de sus lenguas originarias y la traducción de algunas herramientas de internet a esos idiomas, ahora no dudan en decir que dedicarán su habilidad a promover a quien sea elegida como su candidata indígena.
En internet hay un mundo que pocos conocen, donde la cultura indígena, ancestral, utiliza los métodos de la tecnología moderna para fortalecer sus lazos y dar a conocer su cultura al mundo.
Publicar mensajes en Twitter en maya; subir videos a YouTube en náhuatl o cualquier otro idioma; comunicar a las comunidades mediante Facebook; traducir el navegador Firefox al triqui; o crear una plataforma compatible con android en zapoteco, son solo algunos de los recursos que han explotado para subir a la era tecnológica.
Estas herramientas catapultarán a la candidata indígena, que llegará a los oídos y los ojos del mundo vía redes sociales.
La candidata del cambio
Hasta hace un mes el escenario electoral para la sucesión presidencial era más o menos previsible: todos los partidos mayores presentarían candidatos y algunos buscarían una alianza para competir juntos.
Quizá lo más novedoso sería la presentación de una candidatura independiente, lanzada por alguno de los políticos que alguna vez pertenecieron a algún partido y no encontraron apoyo en sus aspiraciones.
Sin embargo, a mediados de octubre, el EZLN lanzó el anuncio que cimbró a todos los que tienen aspiraciones de llegar a Los Pinos: buscaría que una mujer indígena fuera su candidata.
En el camino no iría solo. La candidata será representante del EZLN y del Congreso Nacional Indígena (CNI), que aglutina a decenas de comunidades simpatizantes del zapatismo.
La propuesta va más allá de la simple candidatura. La idea es conformar un Concejo Indígena de Gobierno desde donde se impulsará a la mujer que sea elegida como candidata.
“Es el tiempo de la dignidad rebelde, de construir una nueva nación por y para todas y todos, de fortalecer el poder de abajo y a la izquierda anticapitalista, de que paguen los culpables por el dolor de los pueblos de este México multicolor”, expuso el EZLN en el comunicado de su decisión.
El Quinto Congreso Nacional Indígena se realizó en octubre pasado; en estas semanas se está llevando a cabo una consulta con los pueblos del CNI para decidir si continuarán con su idea de impulsar a su candidata presidencial.
La asamblea del CNI se instalará nuevamente el 29 de diciembre próximo en San Cristóbal de las Casas, donde se darán a conocer los resultados de la consulta. El 1 de enero de 2017 tendrán una reunión plenaria en Oventik, Chiapas, y ahí tomarán los acuerdos.
La llegada de esta candidata representa no solo una declaración contra el sistema de partidos, sino la posibilidad de que la agenda indígena cobre relevancia en el debate nacional.
Según datos de la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, en México hay más de 7 millones 382 mil personas que hablan alguna lengua indígena –uno de los componentes que permiten su categorización-; esto representa el 6.5 por ciento de la población total del país.
Hablar una lengua indígena no es requisito para reconocerse como tal. La misma encuesta señala que, independientemente de hablar una lengua, hay 24.4 millones de personas que se auto reconocen como indígenas; esta cifra representa el 21.5 por ciento del total de la población.
En todo México existen 494 municipios donde más del 40 por ciento de sus habitantes hablan una lengua indígena; de ellos, 245 se encuentran en Oaxaca.
De acuerdo con un estudio del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, México ocupa el octavo lugar en el mundo entre los países con la mayor cantidad de pueblos indígenas, y es el segundo en América, después de Perú.
La importancia de la población indígena en el país se dimensiona al afirmar que ésta rebasa al número total de habitantes de países como Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.
Sin embargo, contrario a que constituyen poco más de la quinta parte de la población nacional, los indígenas cuentan todavía con una representación marginal en los cargos públicos y la política nacional.
En años recientes, se calcula que el número de legisladores de origen netamente indígena no ha superado los 7 u 8 miembros en la Cámara de Diputados, un órgano legislativo de 500 miembros. Es decir, rebasan apenas el 1.5 por ciento de representación.
Tener un registro exacto sobre los legisladores indígenas es complicado. Las disposiciones de la propia Cámara no establecen como un requisito hacer saber el grupo étnico al que cada diputado pertenece, por lo que es complicado saber el origen exacto de cada uno de ellos.
El acceso es aún más limitado cuando se trata del poder presidencial. En la historia de México solo se ha tenido un presidente indígena: Benito Juárez García, indígena zapoteco que gobernó el país de 1858 a 1872.
Nuevos activistas
Ante la escasa cobertura de los temas de la agenda indígena en los medios de comunicación, las comunidades han optado por usar medios alternativos para promover el debate público de sus grupos, informar o buscar que su cultura traspase la frontera de la tecnología.
Hay quienes han optado por utilizar los esquemas de radio comunitaria o el envío de información por correo electrónico.
Este último recurso ha sido muy explotado por el EZLN que, consciente de su fama internacional, ha creado una red de suscriptores a su información. Vía correo electrónico da cuenta de sus actividades, su agenda y posturas sobre temas nacionales.
No lo hace solo en español. Lo mismo envía la información en inglés, francés, alemán, ruso, griego, portugués, italiano y otros.
Ahora, la nueva generación de activistas digitales indígenas ha hecho uso de otras herramientas con
mayor alcance y popularidad que el correo electrónico.
A pesar de que su labor se ha enfocado al desarrollo y promoción de las lenguas indígenas, su origen los impulsa a jugar un papel fundamental en el impulso de esta candidatura.
Un caso es el de Yaneth Bautista Molina, una estudiante de preparatoria de 17 años, quien a través de su cuenta de Twitter (@YanethMolina99) se ha dedicado por dos años a postear mensajes en zapoteco y, a través de ellos, mostrar un poco de la cultura de su comunidad.
Yaneth vive en Tlacolula de Matamoros, Oaxaca y forma parte de un proyecto que comenzó en el Haverford College, ubicado en Pensilvania, Estados Unidos para regalar iPads a jóvenes indígenas e impulsarlos para dar a conocer su cultura en las redes sociales.
“Cada uno de nosotros tiene un mentor en Estados Unidos, que retuitea nuestros mensajes en
inglés; así que nuestros mensajes no solo se ven aquí, también en otros lugares”, narró Yaneth.
La red de jóvenes de su comunidad, que dan vida al proyecto Voces del Valle, está compuesta solo por cinco personas. En sus mensajes se pueden leer poemas, ver videos o fotografías de lugares o costumbres de su localidad.
Quienes retuitean sus mensajes son, sobre todo, lingüistas mexicanos y estadounidenses. Sin embargo, Yaneth sabe que el potencial de sus mensajes puede ser mucho mayor, porque despiertan mucho interés en todo tipo de personas.
No duda en decir que apoyará con su trabajo en las redes sociales a la candidata indígena.
“Sí apoyaría a la candidata, porque todos tenemos una aspiración y no por ser indígenas no podemos hacerlo; tenemos que ir juntos”, destacó.
Ese punto de vista confluye con el de Misael Hernández, un profesor indígena de educación básica bilingüe, de 30 años de edad, que también tiene una carrera técnica en informática, habilidad que le ha servido no solo para el activismo digital.
Entre sus proyectos, financiados con sus propios recursos, está la traducción del software libre a las lenguas indígenas para hacer más fácil su uso entre la gente de su comunidad.
Misael vive en San Andrés Chicahuaxtla, Oaxaca, hasta donde han llegado computadoras como parte de los programas de inclusión digital del Gobierno federal, como México Conectado, pero que no tienen un uso correcto porque resultan inaccesibles para quienes no hablan español.
Por ello, Misael ha trabajado para traducir al triqui el navegador Firefox; en crear una aplicación que pueda utilizarse en los teléfonos tipo Android, para que todos los comandos y aplicaciones del teléfono celular estén en su idioma y el aparato sea amigable para quienes no hablan español; y hasta en desarrollar juegos en lenguas indígenas.
Al tiempo que hace ese trabajo, Misael realiza una labor a través de sus redes sociales (@triquichicahuax) para hablar sobre los problemas de su comunidad o para hacer reflexiones sobre la problemática de su región y del país. Eso sí, siempre en dos idiomas: el triqui y el español.
Por eso, a Misael no le sorprende ser cuestionado sobre si utilizaría sus conocimientos digitales para impulsar una candidatura indígena. Para él, es un camino natural.
“Nuestra tarea como indígenas es apoyarnos unos a otros. Las redes sociales han servido bastante para dar a conocer nuestros problemas entre nosotros mismos y yo en lo personal de inmediato estaría poniendo esto para ese fin.
“Es un derecho de los pueblos indígenas ser gobernantes de nuestra comunidad y nuestro país; aunque siempre estén los partidos políticos, también tenemos derecho”, expuso Misael.
En la ciudad de Oaxaca vive Rodrigo Pérez Ramírez, de 38 años de edad, conocido en redes como Zapoteco Tres Cero, otro activista digital indígena que también ha usado sus conocimientos tecnológicos para la accesibilidad y la promoción de su lengua.
Rodrigo vivió en carne propia la discriminación durante toda su vida. Nació en San Andrés Paxtlán, un municipio oaxaqueño donde lo que más abunda es la pobreza.
Al llegar a la preparatoria de la Universidad de Chapingo, tuvo miedo porque no sabía usar una computadora. Supo entonces que tenía que hacer algo para ayudar a los suyos.
Así que comenzó con la traducción del navegador Firefox al zapoteco, tarea ya completada, y que permite a los hablantes de esa lengua acceder a contenidos en internet, con comandos que les son familiares.
Rodrigo creó también el Museo Virtual del Zapoteco y trabaja para que los teléfonos Android tengan software en ese mismo idioma.
Su meta es que los indígenas zapotecos que estén en Estados Unidos, por ejemplo, puedan utilizar este idioma en sus propios celulares y se sientan un poco más cerca de casa.
Para este ingeniero, el apoyo a la candidata indígena será automático; sin embargo, reconoce que esta acción no será suficiente para reivindicar a los pueblos indígenas, pero se debe hacer el esfuerzo.
“Los pueblos indígenas no tenemos portavoces, pero esta candidatura al menos hará más difícil decidirnos. Porque somos indígenas, pero estamos apoyando a un sistema que no nos toma en cuenta. Va a ser un parteaguas, nos va a servir para decidir si estamos a favor o no, porque es algo que viene desde abajo y va hacia la izquierda”, indicó.
El inconveniente que Rodrigo ve es la poca penetración que su labor tiene en las comunidades, pues solo una de cada 10 personas tiene acceso a internet.
La proyección de esta candidata, sería hacia el exterior.
Redes, territorio de la candidata
Para María Elena Meneses, catedrática del Tec de Monterrey y experta en nuevas tecnologías y cultura digital, las redes sociales serán el “territorio natural” de la candidata indígena por su alcance e independencia.
Uno de los aspectos a destacar del lanzamiento y promoción de esta candidata en redes sociales es el público al que llegará, pues aunque los medios tradicionales decidan no darle una cobertura completa a su campaña, ésta llegará por resonancia a los oídos y ojos de los electores.
“Mediáticamente va a ser una candidatura muy relevante y los activistas digitales pueden ser un puente porque pueden crear un efecto espejo. Por ejemplo, si a través de las redes se da a conocer a esta candidata, y es vista en Nueva York o París y los medios de allá la toman, los medios mexicanos se verán obligados a retomar esa información y tratarla aquí en el país.
“Utilizar las redes y otros recursos que hay en internet para posicionar a una candidata indígena puede ser la más interesante estrategia de una nueva forma de hacer política en México”, expuso la académica.
A nivel internacional, la estrategia puede tener éxito porque al “hacer ruido” en redes sociales, los dichos y propuestas de esta candidata llamarán a atención en Estados Unidos o Europa, lo que le dará posibilidades infinitas de colocar la agenda nacional en otros países.
Una vez que esto “rebote” en México, tendrá una mayor aceptación si se trata de información que han dado a conocer medios del mundo.
La elección del 2018, subrayó Meneses, será una de las más interesantes en cuanto a métodos de comunicación se utilicen y a la estrategia que use esta candidata y otros que estarán compitiendo.
“Los activistas digitales tendrán un papel fundamental en el posicionamiento de los candidatos; estos activistas digitales indígenas podrían ser muy importantes para catapultar a su propia candidata”, insistió.
Los usuarios de redes sociales serán los replicantes naturales de la información que pueda generar cualquier candidato que no esté dentro del sistema.
Movimientos en el mundo
Aunque solo ha habido tres presidentes de origen indígena –Benito Juárez, en México (1858 a 1872); Alejandro Toledo, en Perú (2001-2006); y Evo Morales, en Bolivia (del 2006 a la fecha), otros personajes y campañas indígenas han tenido éxito en posicionar la agenda en sus países o a nivel internacional.
De estos presidentes, el caso de Evo Morales en Bolivia fue un parteaguas internacional, pues a través de su partido MAS, logró embonar la tarea política con la del movimiento social y, al trabajar desde las bases, consiguió llegar al poder reforzando la identidad indígena del país.
Una parte de la estrategia del MAS y del candidato Evo Morales fue acudir a las comunidades indígenas de todo el país para explicarle a la gente los principios que defendía y enseñarles a votar.
Incluso, el logotipo que debían marcar, que no debía sobrepasar el límite del recuadro y cómo defender las casillas.
Otro caso fue el de Rigoberta Menchú, una mujer indígena de Guatemala que denunció a nivel internacional el maltrato y la discriminación en su país. Su madre fue torturada y asesinada por fuerzas de seguridad; su padre, un activista en defensa de la tierra, fue quemado vivo por la Policía Nacional de Guatemala.
Tras varios años de activismo internacional su voz llegó a escucharse en las Naciones Unidas. En 1992 le fue entregado el Premio Nobel de la Paz. En el 2007 se lanzó como candidata presidencial, pero quedó en séptimo lugar de la contienda.
En Perú y Brasil, el movimiento indígena para defender el Amazonas también ha tenido éxito al sacar a la luz la depredación de esa zona de América.
En México, los indígenas han tenido un papel importante en la denuncia de abusos de poder o de malas prácticas gubernamentales. Uno de los casos más sonados fue el de la tribu Yaqui, en Sonora, que se opuso a la construcción del acueducto Independencia.