El Ayuntamiento de Guadalajara modificará esta misma semana el protocolo de acceso al Estado Jalisco, para impedir la entrada a las barras de los clubes de futbol, principalmente del Atlas, la cual protagonizó el domingo pasado un nuevo episodio de violencia en el inmueble, que terminó en la detención de 10 personas y lesiones en otras cinco.
La regidora del Partido Acción Nacional (PAN) Cristina Solórzano Márquez, presidenta de la comisión edilicia de Espectáculos Públicos, informó ayer que sostuvo un diálogo con Antonio Ulloa, contacto entre el club deportivo y el Ayuntamiento de Guadalajara, de la que surgió tal decisión: que las barras de aficionados al balompié mexicano no tengan más cabida en el estadio de la calzada Independencia.
“Esta misma semana, el protocolo de seguridad, en el estadio específicamente, lo vamos a corregir, e inclusive terminar ahí mismo, terminar con las barras (…) Las barras son el problema, en específico la del Atlas, la Barra 51”, dijo la panista.
Y advirtió: “No vamos a seguir tolerando como Ayuntamiento a este tipo de grupos que de animación no tienen nada. Son unos vándalos”.
El domingo pasado, durante el clásico local entre Atlas y Chivas del Guadalajara, como parte de los Cuartos de Final del Torneo Clausura 2015, una treintena de seguidores del equipo rojinegro protagonizó un conato de bronca con jugadores.
Los atlistas enfurecieron al ver a su equipo perder ante Chivas, con marcador de 4-1, y al minuto 57, integrantes de la Barra 51 saltaron al campo del Estadio Jalisco, y encararon directamente al director técnico del equipo, Tomás Boy, así como a otros jugadores.
El partido tuvo que ser suspendido por casi 20 minutos. La policía de Guadalajara actuó tarde y detuvo a 10 personas, que fueron puestas a disposición del Ministerio Público.
De acuerdo con al Fiscalía General del Estado, esa decena de miembros de la Barra 51 se encuentra como detenida bajo investigación.
Será hasta este martes por la tarde cuando se decida la situación jurídica de los detenidos, aunque fuentes consultadas de la dependencia no descartan que sean presentados ante el juez por los delitos de lesiones y daño a las cosas.
El domingo por la noche el Ayuntamiento de Guadalajara procedió a clausurar el Estadio Jalisco, por no contar con las medidas de seguridad que derivaron en el hecho violento. La multa impuesta al club fue por 268 mil 470 pesos.
Cristina Solórzano aseguró este lunes que no habrá vuelta de hoja con la Barra 51, pues de nada ha servido que la Federación Mexicana de Futbol y las autoridades municipales cuenten con un padrón de identificación de sus integrantes.
“Como Ayuntamiento vamos a poner todo de nuestra parte para evitar en el futuro, exista una barra de los equipos locales de Guadalajara”, concluyó la panista.
La Barra se defiende
Desde el 16 de mayo, un día antes del encuentro, la Barra 51 mostraba su inconformidad con los directivos del Atlas y las autoridades municipales.
“Esto es indignante, nadie que va a ver un partido de futbol debe ser vigilado ni supervisado”, escribió la Barra 51 en su cuenta oficial de Twitter (@lafamosabarra51).
Y cuestionaba el operativo de seguridad que tanto Chivas como Atlas habían desplegado para el clásico del domingo 18 de mayo, muy similar al de la jornada 12 de la fase regular del torneo, disputado por los mismos equipos.
“Lo anterior permitirá que los grupos de animación estén en todo momento vigilados, garantizando la seguridad de todos los asistentes al Estadio”, fueron las palabras que irritaron a los miembros de la Barra 51.
Posterior al escenario de violencia en el Jalisco, el presidente del Atlas, Gustavo Guzmán, informó que la Barra 51 será expulsada del club.
“Hoy tristemente por tiempo indefinido no van a entrar al Jalisco esas gentes. Le hemos pedido a las autoridades y a la televisora, que nos compartan todo el video, para identificar perfectamente a los implicados. Vamos a trabajar fuerte con las autoridades para aplicarles el rigor de la Ley”, dijo Guzmán.
La Barra 51 respondió a los señalamientos del presidente del Atlas y declaró, a través de Twitter, que el equipo estaba vetado del Jalisco por “falta de huevos y amor a la camiseta”.
“Si paramos el partido fue por amor a los colores”, se justificó el grupo.
Sanciones más duras
El Gobierno de Jalisco presentará al Congreso del Estado una iniciativa para reformar el Código Penal estatal, y endurecer las sanciones por hechos en estadios como el del domingo.
“Yo creo que se tiene que hacer alguna modificación legislativa al Código Penal para endurecer un poquito las penas. Y los Ayuntamientos que revisen sus reglamentos de policía y buen gobierno y de ingresos”, anunció ayer el secretario general de Gobierno, Roberto López Lara.
En marzo de 2014, un episodio similar ocurrió en el Estadio Jalisco, precisamente en un clásico entre Chivas y Atlas, que dejó unos 40 lesionados y 19 detenidos, de los cuales, ocho fueron consignados ante un juez.
La Fiscalía estatal, en su búsqueda por encontrar culpables, los fabricó. Fue el caso de Miguel Ángel Sevilla, de 24 años, al que la dependencia presentó el 29 de marzo de 2014 como uno de los agresores de policías.
La defensa comprobó ante el juez que su cliente se encontraba en una fiesta al momento de la gresca, que no tenía tatuajes en el cuerpo como la persona a la cual la Fiscalía identificaba como agresora, y no tenía antecedentes penales como oficialmente se había dicho.
La policía, tardía
César, un aficionado de toda la vida del Atlas, vio toda la escena del domingo pasado en el Estadio Jalisco; su conclusión: la policía llegó tarde.
El portador de la camiseta rojinegra había asistido al Jalisco en compañía de otros dos amigos (un atlista y un chiva).
El trío se encontraba en una tribuna de la zona poniente del inmueble. De repente vio cómo un muchacho lograba colarse al campo. Una avalancha de aficionados rojinegros se fue junto con aquél.
“Fue como una avalancha, hasta que llegaron todos a la parte más baja y empezaron a meterse”, relata César.
Agrega: “la policía tardó en reaccionar; no había antimotines adentro del Estadio, ya después empezaron a aparecer. Fueron tardados y eso provocó que entraran más al campo. Hasta donde pude ver, los policías no entraron a reprimir, lo cual es algo ya positivo, no hicieron una caza de barristas”.
César subraya que el operativo fue fallido: de 30 personas que ingresaron al terreno de juego, sólo 10 fueron detenidas.
“Después del partido hubo muchas escaramuzas, gente de Atlas y Chivas peleando en los alrededores”, dice.
Lo más lamentable, de acuerdo con César, la violencia que tuvieron que presenciar otros asistentes.
“Me dolió que había una familia a mi lado, con una niña de 4 años, y me preguntaban qué hacían. A mucha gente ya le da miedo ir al Estadio, eso no es nada positivo, más en un país con violencia”.