Le apuesta a las mujeres
El ímpetu de Josefina estaba en su máximo esplendor el cinco de febrero pasado. Alegría, confeti, amigos, aroma a éxito. Había culminado la competencia interna y la mujer había resultado ganadora. Algo que se veía venir desde enero.
Pero nadie sabía que la euforia que se vivió aquella noche fue única en su especie, y no habría de repetirse, al menos con la misma intensidad, sino hasta los cierres regionales de la última semana de la campaña constitucional.
Raúl Tortolero
El ímpetu de Josefina estaba en su máximo esplendor el cinco de febrero pasado. Alegría, confeti, amigos, aroma a éxito. Había culminado la competencia interna y la mujer había resultado ganadora. Algo que se veía venir desde enero.
Pero nadie sabía que la euforia que se vivió aquella noche fue única en su especie, y no habría de repetirse, al menos con la misma intensidad, sino hasta los cierres regionales de la última semana de la campaña constitucional.
Ese domingo cinco de febrero se conocía finalmente el triunfo tan previamente cantado de la diputada federal con licencia, por la candidatura del PAN a la presidencia, ante sus dos opositores panistas: Ernesto Cordero y Santiago Creel.
Los comicios internos fueron cuestionados. La campaña de Cordero señaló a la ex secretaria de Educación Pública por una serie de presuntas irregularidades instrumentadas para ganar. Las huestes de Josefina acusaron de lo mismo a los corderistas.
Además, hubo demandas por espionaje en contra de quien resultara responsable, interpuestas tanto por Roberto Gil, coordinador general, como por Agustín Torres Ibarrola, cuyas conversaciones con terceros fueron filtradas a la prensa.
El calderonismo parecía decidido a aplastar a Josefina. Y a imponer a Cordero como fuera. Esto causó astillas que nadie sabe si aún hoy han sido restañadas.
Pero Cordero y Creel reconocieron a Josefina como ganadora y todo quedó en aparente paz.
Luego vino la operación cicatriz. Josefina se tomó la foto con Cordero y con Creel por separado.
Poco después los nombró asesores, en economía, y en seguridad, respectivamente. Personeros de Cordero fueron integrados poco a poco con Josefina, en un intento de unidad que no cuajaba y algunos piensan que nunca cuajó.
Veda destructiva
Un tanto sorpresivamente, la campaña josefinista perdió por completo su empuje durante la famosa “veda” electoral, es decir, el periodo en que por ley, no se podía hacer proselitismo.
De esta forma, el fuerte capital acumulado por Josefina durante su espinosa pero exitosa aventura interna, se vio disuelto.
Llegado finalmente el 30 de marzo en que legalmente arrancaron las campañas a la presidencia, la candidata panista no lucía tan fuerte como antes.
Algo pasó entre ese festivo domingo cinco de febrero y el lunes nueve de abril, cuando la campaña tuvo que dar un “golpe de timón”. Y ese “algo”, incluía mucha desorganización en logística, en los eventos, frente a la prensa, y divisiones internas notorias.
En abril, algunos “josefinistas”, como Daniel Hernández Franco –responsable de mensaje y discurso–, Carlos Alberto Pérez Cuevas –de redes ciudadanas-, o Herminio Rebollo –de comunicación social-, no necesariamente se veían muy acoplados a los recién llegados corderistas.
Las facciones azules, es decir, los josefinistas, los calderonistas, y los llamados “conservadores”, no lograban caminar juntos y sacar adelante a Josefina, quien se hundía en medio de las pugnas.
Al mismo tiempo, se mencionaba con insistencia la falta de apoyo por parte del Presidente Felipe Calderón, y de otros panistas renombrados que despachan en el gabinete.
El presidente no parecía aceptar no haber logrado que Cordero fuera el candidato.
También el CEN parecía haberla dejado sola. Pocas participaciones del presidente Gustavo Madero a favor de la abanderada azul la hacían ver débil.
Se advertía asimismo la falta de recursos económicos. Operadores de los estados que habían trabajado fuerte a favor de la candidata en la interna, se integraron a otras campañas, algunas veces locales, por gubernaturas, senadurías o diputaciones.
Estadio Azul
Si existiera una imagen perfecta para ilustrar el desastre que vivió la campaña de Josefina en las primeras semanas, ahí está el Estadio Azul.
Ahí, la total falta de coordinación entre las partes de la campaña panista encuentra su mejor ejemplo. Fue el domingo 11 de marzo cuando tomó protesta Josefina como candidata.
Lo hizo en un espacio que, pese a haber tenido durante la mañana casi un lleno completo, de acaso 30 mil personas, cuando la candidata tomó la palabra las gradas se empezaron a vaciar.
Esa estampa de desastre fue el punto de quiebre de la campaña. Obligó al golpe de timón del nueve de abril, donde Gil Zuarth, quien había presentado su renuncia por dignidad, finalmente es dejado al frente de la coordinación general.
¿Timonazo inútil?
Por esas fechas, además, los spots de televisión de Josefina dejaban mucho qué desear. La presentaban con fondos oscuros, deprimentes. Muy diferentes de los spots de la precampaña.
¿Quién falló en este aspecto fundamental que es el contacto a través de los medios masivos con los electores? El publicista Alejandro González, quien colaboró en la interna, lamentaba haber sido desplazado de su encargo. Se atribuyó a Pedro Torres la serie de spots depresivos.
Julio Di Bella –estratega de comunicación e imagen-, y Herminio Rebollo tendrían que haber detenido la espiral descendente en que caía Josefina, y que se reflejaba en las encuestas. Pero no fue así.
El segundo, luego de una serie de pifias constantes de sus cercanos, fue relevado por Irma Pía González Luna en el área de comunicación social.
Pero eso no es todo. Hubo luego del nueve de abril aún varios reacomodos más en el War Room y en responsabilidades clave.
Básicamente, todo se resume en que el calderonismo toma el control de la campaña, a través de Juan Ignacio Zavala. Margarita empieza a apoyar a Josefina en las semanas más recientes.
Sector empresarial
No obstante, Vázquez Mota tuvo en estos tres meses que finalizaron ya, momentos brillantes en su devenir. Llenó varias plazas al hilo, y logró hilar cinco o seis importantes en varios estados del país.
En varios foros organizados por cámaras empresariales, industriales y restauranteros, Josefina encontró por mucho su mejor público.
Al final del día, su origen es ciudadano, pero empresarial. Por eso fue bien acogida por las palmas de este sector. Ahí ganó algunos puntos. Mismos, que, empero, no se reflejaron nunca en las encuestas.
Logística
Aún en las semanas posteriores al “golpe de timón”, la gente de logística seguía pareciendo chivo en cristalería. Los “pinabuses” en que era llevada a los eventos la prensa, se perdían por más de 200 kms, o la caravana de la propia candidata se extraviaba, como pasó en Taxco en el primer caso, o en Monterrey en el segundo.
Sólo en las útimas tres semanas, la gente al fin se acopló y aprendió. La curva de aprendizaje fue muy costosa, porque en un periodo, no había cosa que no saliera mal a la gente de Josefina.
Prensa
A la salida de Rebollo vino Irma Pía. Primero no se presentaba en ningún evento de su jefa, lo cual despertaba sospechas. Solo aparecía en conferencias de Cordero.
Ahí también estaba la mano de Max Cortázar. Rebollo sin embargo quedó ahí como asesor en comunicación, fiel escudero de su protectora.
Víctor Hugo Puente igual le imprimió velocidad a las acciones de comunicación e imagen. Es dinámico y su equipo es muy eficaz, empezando por Iliana Guerrero.
Mensaje
Todo lo que se diga sobre los mensajes de Josefina pasaría por dos puertas: una, la cabeza de Daniel Hernández Franco y dos, el cierre en la Plaza de Toros México.
Mientras la primera podría ser genial, la segunda dejó mucho qué desear. Eran contenidos algo guangos, muy motivacionales, pero sin más fondo social. Algo que mejoró sustancialmente en Acapulco, donde ya se sentía la asesoría del nuevo y misterioso periodista que ha ayudado a Aznar.
Redes ciudadanas y Ola civil
Pero acaso lo más importante de todo, si bien no fue una obra terminada, ni muy desarrollada, fue la iniciativa de sumarle a Josefina organizaciones fuertes ciudadanas, como la Conferencia Auténtica de Trabajadores de la República mexicana, o los evangélicos, que dicen ser siete millones de votos.
Las redes ciudadanas fueron tejidas desde sus raíces por Carlos Alberto Pérez Cuevas, Alba Leonila Méndez Herrera, y Rogelio Gómez Hermosillo, entre pocas más personas de confianza de Josefina.
El carácter ciudadano de la campaña, si lo es, se debe a menos de 10 fieles luchadores que le fueron cabildeando apoyos sin presupuesto y con desvelos. Esto es de lo mejor de la campaña.
Las encuestas, en tanto, huelga decir, crucificaron día a día a la panista. Y ahora sólo resta el desenlace del domingo primero de julio. Ahí se verá quién mentía y quién decía la verdad.
5 PROS Y 5 CONTRAS DE SU CAMPAÑA
PROS
> La panista es egresada de Economía de la Universidad Iberoamericana, fue editorialista en temas económicos y fungió como asesora empresarial
> Fue secretaria de Desarrollo Social durante la administración de Vicente Fox, en donde impulsó el programa Oportunidades.
> Cuenta con experiencia en el rubro de educación, ya que durante parte del sexenio de Felipe Calderón fue la titular de esta secretaría.
> Ganó por vía democrática la contienda interna del PAN, convirtiéndose en la primer mujer del PAN en contender por la presidencia.
> Su atención hacia las mujeres, en cuestión de derechos humanos, apoyo y oportunidades es atractivo en un país donde alrededor del 23 por ciento de las familias son encabezadas por mujeres.
CONTRAS
> Fue diputada federal en dos ocasiones, pero en ambas llegó por la vía plurinominal
> Según algunos en gran parte de su campaña recibió el fuego amigo de corrientes al interior del PAN. Se dice que nunca recibió el apoyo de Los Pinos.
> En repetidas ocasiones se ha cuestionado su estado de salud. Primero tras su desmayo en un evento público, después por su condición física. La candidata confesó que padece de baja presión.
> Sus errores en comunicación no han sido pocos. En uno de sus actos de campaña dijo efusivamente: “¡Vamos a fortalecer el lavado de dinero!”. Además algunos de sus spots han sido o desmentidos o prohibidos por el IFE por tener datos erróneos.
> Su campaña no ha tenido ni la continuidad ni la fuerza necesaria para despuntar. Muchos dicen que es gracias a la desorganización interna en su war room.