Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) visten togas de lujo que cuestan al erario miles de pesos, se elaboran desde hace 28 años en la misma sastrería y no son las de mejor calidad, pero sí las más caras.
Las togas que portan los 11 ministros le cuestan al erario cientos de miles de pesos y son utilizadas para sesionar en el Pleno de la Corte y para eventos especiales o extraordinarios.
El Poder Judicial de la Federación (PJF) está obligado a vestir a los impartidores de justicia con prendas elaboradas en seda y con ciertas características especiales, con la idea principal de representar los máximos valores del alto tribunal y recordar la responsabilidad que recae sobre esta función.
Bajo el argumento de que esta prenda de vestir constituye un símbolo de seriedad y máximo respeto a los ministros, este órgano colegiado de la República ha desembolsado desde 12 mil hasta 23 mil pesos por cada una de las togas que ocupan los ministros.
Por ejemplo, en 2020 el máximo tribunal constitucional del país pagó en total 211 mil pesos para otorgarle esta indumentaria únicamente a los ministros Juan Luis González Alcántara Carrancá, Yasmín Esquivel Mossa y Margarita Ríos Farjat.
La #SCJN celebra la designación por parte del Senado de @MargRiosFarjat como Ministra del Alto Tribunal. En próxima fecha se llevará a cabo la ceremonia de imposición de toga magisterial, entrega de credencial y distintivo correspondiente. pic.twitter.com/9CLHoccRSN
— Suprema Corte (@SCJN) December 6, 2019
En el desglose de esta compra, el alto tribunal de justicia utilizó dinero público para costear seis togas para los tres ministros que conforman el Pleno de la SCJN para sesiones ordinarias, las cuales tuvieron un valor de 23 mil 500 pesos cada una, es decir, se gastaron 141 mil pesos por este lote de ropa.
Mientras tanto, para eventos especiales o sesiones extraordinarias, la Suprema Corte de Justicia destinó 70 mil 500 pesos para la compra de tres togas más, de acuerdo a datos oficiales obtenidos por medio de solicitudes de información que se hicieron en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT).
‘Excelencia y dignidad’
El cargo de los ministros tiene una duración de 15 años y su presidente se elige por un periodo de cuatro años. Además de su Pleno, la Corte cuenta con dos salas, que se componen cada una por cinco ministros y sesionan una vez a la semana.
La SCJN detalló que este tipo de vestimenta que portan los juristas representa el concepto de excelencia y dignidad de quienes la portan. Además es uno de los distintivos más importantes de identificación del Poder Judicial y también uno de los de mayor respeto.
Y es que a cada ministro, por ley se le deben entregar tres togas magisteriales al iniciar sus periodos dentro del Máximo Tribunal Constitucional del país. Estas prendas pueden ser renovadas cuando lo soliciten los ministros, es decir, a su criterio y no por temas de antigüedad o deterioro.
La Dirección General de Presupuesto y Contabilidad, así como la Dirección de Recursos Materiales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación refieren que el otorgamiento de uniformes y vestimenta queda sujeto al presupuesto autorizado por el alto tribunal, así como al Manual de Percepciones de la Suprema Corte que anualmente se expide.
Decreto presidencial
A través de un decreto presidencial que se firmó hace más de 80 años la SCJN está obligada a la adquisición de esta indumentaria.
Esta pieza de tela —que envuelve casi en su totalidad el cuerpo de quien la porta— debe ser de seda mate negra, con cuello, vueltas y puños del mismo color. Sin excepciones se deben respetar estrictamente estos colores en los 11 ministros de la Corte.
Dicha investidura quedó reglamentada por decreto en 1941, expedido por el entonces presidente, Manuel Ávila Camacho. Por ello, cuando un ministro llega a la SCJN, el presidente en turno le entrega toga y birrete.
#ByC 1941 Manuel Ávila Camacho, expide el decreto que reglamenta el uso y características de la toga magisterial que visten los Ministros.
— Suprema Corte (@SCJN) April 8, 2010
En los archivos históricos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se detalla que, de 1995 a 2019, se han comprado un total de 53 togas para los integrantes que conforman el Pleno de la Corte, el cual sesiona los lunes, martes y jueves de la semana, a partir de las 11:00 de la mañana.
Tomando en cuenta el costo de cada una de las togas que se adquirieron en este tiempo, las cuales han variado de precio a lo largo de los años, la Suprema Corte de Justicia ha desembolsado 773 mil 783 pesos solo para la compra de este tipo de indumentaria para los impartidores de justicia.
A este gasto, se suma la adquisición de algunos birretes que costaron en promedio mil 500 pesos cada uno.
El taller favorito de la SCJN
El taller encargado de fabricar y elaborar las togas de los ministros de la SCJN es todo lo contrario a elegancia y lujo tal como los exigen las especificaciones de estas prendas que se mandan a este lugar por encargo desde hace años.
La adjudicación directa, procedimiento de contratación que permite a las autoridades otorgar contratos a una determinada persona o empresa, ha servido para que Concepción Gutiérrez Roiz García se haya hecho de varias bolsas presupuestales para realizar pedidos de este tipo de ropas para la Corte.
Aunque para ser beneficiario de este tipo de contratos por la Federación, el particular o las empresas deben demostrar que son capaces de cumplir a cabalidad con los requisitos que se exigen cuando se abren este tipo de procedimientos y ser la mejor opción en el mercado en cuanto a precio y calidad.
De inicio la fachada del inmueble que refiere la dirección de los contratos que se han firmado entre el máximo tribunal constitucional de México con Concepción Gutiérrez cuenta con deterioro notable por el paso del tiempo.
Además, el edificio ubicado en la calle Frontera número 193, colonia Roma, en la Ciudad de México, le falta de mantenimiento y es visible una cortina de color amarilla que se encuentra grafiteada. Los vecinos desconocen el giro de este negocio y otros más se niegan a hablar de ello.
“No sabemos bien a qué se dedica, pero hemos visto que venden ropa de niño. No tienen un horario fijo y al parecer trabajan por pedidos grandes”, relataron vecinos de los alrededores de la calle Frontera 193.
En las plataformas digitales no se cuenta con una página web y solo algunos sitios relacionan a Concepción Gutiérrez con un número telefónico, el cual tampoco contestan a lo largo del día, esto luego de que este diario trató de comunicarse para solicitar una cotización de una toga y birrete.
En otros portales de búsqueda, este taller aparece como negocio que vende ropa para niños de todo tipo; en otros, el taller tiene un giro como “comercio al por menor de ropa”.
A sobreprecio
La Suprema Corte de Justicia de la Nación al inclinarse por una única opción en la compra de las togas y birretes ha dejado en el camino a empresas y particulares que ofrecen este tipo prendas a mejor costo y de la misma calidad.
Reporte Índigo realizó una consulta de precios con tres diferentes negocios que tienen como giro la elaboración de trajes, togas y birretes; dos ubicados en la Ciudad de México y otro más en el Estado de México.
Las cotizaciones de las tres empresas arrojaron precios desde los nueve mil 100 hasta los 11 mil 900 pesos como precio máximo, con las mismas características que exige la Suprema Corte de Justicia de la Nación para vestir a sus ministros.
Por ejemplo, por una toga de seda mate negra y con las mismas especificaciones de peso y características de las mangas, el primer negocio ubicado en la alcaldía Benito Juárez arrojó un costo de 10 mil 900 pesos por cada pieza; al mayoreo (más de 10 togas), el costo bajaba a los nueve mil 100 pesos cada una.
El segundo negocio, localizado en la alcaldía Cuauhtémoc, dio como precio final por una toga y birrete un costo final de casi 12 mil pesos, respetando el material que pide el decreto presidencial; al mayoreo el negocio mencionó que el valor se reducía según el número de piezas a encargar.
En tanto, la tercera opción, una sastrería ubicada en Texcoco, Estado de México, dio a conocer una cotización de alrededor de 10 mil 500 pesos con el material y el peso que se pide en los contratos que ha firmado el alto tribunal del país.
Los tres negocios dieron un precio más bajo al que las ha comprado la SCJN en las últimas décadas. Es decir, el órgano colegiado ha optado por pagar más del valor promedio de estas ropas y evitar buscar otras opciones con mejor calidad y precio.