Las guerras del hambre
La miseria no tiene partido. Pero Rosario Robles y Miguel Ángel Mancera, sí. En el trasfondo de su lucha no están las 474 mil personas en situación de pobreza alimentaria que viven en la capital, sino los votos del bastión de la izquierda.
Pero eso parece que no importa. Ellos, los pobres, no importan.
Icela Lagunas
La miseria no tiene partido. Pero Rosario Robles y Miguel Ángel Mancera, sí. En el trasfondo de su lucha no están las 474 mil personas en situación de pobreza alimentaria que viven en la capital, sino los votos del bastión de la izquierda.
Pero eso parece que no importa. Ellos, los pobres, no importan.
Lo que molestó al Gobierno del Distrito Federal (GDF), mejor dicho a los perredistas, es que la exjefa de gobierno, Rosario Robles, que conoce muy bien el talón de Aquiles de la capital, pretendiese entrar con todos los recursos federales a robar el voto de los pobres y hambrientos de la metrópoli. Por eso, el escándalo.
Gracias al Programa General de Desarrollo del Distrito Federal 2013-2018, elaborado por Mancera Espinosa y su equipo, el jefe de gobierno sabe que desde 2007 hay estadísticas sobre el número de capitalinos que padecen hambre, pese a vivir en la ciudad donde opera uno de los centros de distribución de alimentos más grandes de Latinoamérica: la Central de Abasto (CEDA).
Padecen pobreza alimentaria 474 mil personas, de las que 110 mil, muchas veces no tienen para comprar siquiera los bienes de la canasta básica alimentaria, según este documento.
De hecho, la situación de los escolares de la Ciudad de México puso en evidencia la relación directamente proporcional entre inseguridad alimentaria y sobrepeso, es decir, que los niños obesos fueron detectados en hogares que no pueden garantizarles la alimentación diaria.
Una vez reconocido que en la capital se padece hambre, las autoridades intentaron reorientar la política alimentaria para el DF, en coordinación con varias instancias: DIF, Desarrollo Social, Central de Abasto, Salud y Educación, para ofrecer alimentos de buena calidad nutricional, según los requerimientos de la población.
De ahí, surgió la idea de crear un “Pacto por la nutrición”, por el que se crearía un área de alimentos de alta calidad nutricional a precios accesibles para la población.
Como parte del plan para alimentar a este sector ciudadano, se armó también un programa para impulsar la agricultura familiar como parte fundamental de la producción de alimentos, con actividades clave para dinamizar las economías rurales del DF.
En una segunda etapa del plan, dirigida a aquellos que sí tienen qué comer, pero comen mal, se trataba de impulsar, a través de las áreas de Salud y Desarrollo Social, el consumo habitual de alimentos que no impliquen riesgos para la salud, de microorganismos patógenos, toxinas y contaminantes.
Y en cambio, retomar la dieta tradicional de maíz, arroz, avena, leche, frutas y verduras, desplazada en gran parte por los ritmos de trabajo y las prisas con las que se vive en la capital, que fomenta el consumo de comida rápida, antojitos altos en grasa saturada, azúcar y sal.
Al menos como proyecto de gobierno, el GDF plasmó la intención de evaluar la calidad nutricional de los desayunos escolares, de impulsar una ley para el etiquetado de alimentos en el DF y de regular las empresas de publicidad de alimentos dirigidas a los niños.
Y algo que cabe la pena destacar: “Coordinación con la federación para continuar con los lineamientos para el expendio y distribución de alimentos en las escuelas”.
De eso a permitir que la Federación, con todos los recursos, embistiera al DF y su gama de programas sociales en la capital, hay mucho camino.
Pero Rosario Robles con la “Cruzada contra el hambre” se les adelantó. El peregrinaje junto al expresidente brasileño Luis Inazio Lula da Silva por el territorio nacional en busca de los más pobres, encendió la alerta roja de los partidos y el PRD vio claramente el riesgo de que la exjefa de gobierno, conocedora del territorio, entrara a Iztapalapa no en busca de pobres ,sino de votos para el PRI.
Luego, vino el escándalo de Veracruz y la red de funcionarios que utilizaron con fines políticos electorales los recursos de programas sociales para promover el voto del PRI en aquella entidad. En el pleito de Mancera con Robles, al que se sumaron diputados y delegados del PRD, los que padecen hambre no son precisamente el centro de la discusión.
Más miseria
El gobierno del Distrito Federal sabe que los pobres del país aumentaron entre 2008 y 2010.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2012, en todo el país el 2.8 por ciento de los menores de cinco años presentan bajo peso; el 13.6 por ciento baja talla y el 1.6, desnutrición aguda.
La mayor prevalencia de anemia (38%) se observó en los niños de 12 a 23 meses de edad. En preescolares fue del 23.3%, en mujeres no embarazadas del 11.6% y en embarazadas del 17.9%.
Entre 2006 y 2012 la prevalencia de anemia en adultos de 60 años o más de las áreas urbanas disminuyó de 16.9% a 16.1%. Para las áreas rurales, aumentó de 17.8% a 18.2%, en el mismo periodo.
Además, la prevalencia a nivel nacional de Inseguridad Alimentaria (IA) es del 41.6 por ciento, leve; 17.7 por ciento, moderada, y el 10.5 por ciento severa en el sector urbano o rural.Es decir, según estas cifras, el 70 por ciento de los hogares en México percibieron la disminución en la cantidad de alimentos consumidos o que hubo adultos o un niños que se quedaron sin comer todo un día.