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El Papa Francisco inicia hoy en México una visita que será recordada más por las exclusiones y omisiones que por la agenda social que promoverá en el país el representante de la Iglesia Católica.
La estancia del Sumo Pontífice, que estará seis días recorriendo ciudades mexicanas -en su mayoría golpeadas por la violencia- quedará marcada por quienes dejó fuera de su programa de encuentros.
No se entiende mucho la visita de un Papa a México ante el anuncio de que no se reunirá con las víctimas de la violencia o de los sacerdotes pederastas.
Jorge Mario Bergoglio llegará a un México herido y cientos de personas esperaban una acción más concreta que los guiños que ha enviado al país, desde Roma.
Se esperaba una reunión con el grupo de víctimas del padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y acusado de pederastia. Se creía que el Papa Francisco sostendría un encuentro con los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
O darle un abrazo a las madres de quienes han perdido a sus hijas en feminicidios.
Estas omisiones -las grandes deudas de la Iglesia Católica mexicana- podrían marcar su viaje al país.
¿A qué viene entonces el Papa a México?
En México el Papa Francisco encontrará una Iglesia mexicana dividida, fragmentada y en decadencia.
La cúpula eclesiástica está confrontada por la marginación de la organización de la visita del Papa del cardenal Norberto Rivera Carrera.
Desde su entronización como máximo jerarca del catolicismo mundial, el Papa Francisco se alejó de la Iglesia que no representaba sus valores de humildad y pobreza.
Del país se alejó de personajes como Norberto Rivera, arzobispo primado de México, y realizó nombramientos que le garantizaron presencia en comunidades importantes.
Así recibe hoy México al Papa Francisco, en una mezcla de júbilo y desencanto por la expectativa de los encuentros que no serán.
Pederastia, una herida abierta
Una de las heridas más profundas que tienen los católicos mexicanos es la falta de acción de las autoridades eclesiales para castigar los abusos de sacerdotes pederastas.
El problema no se ha presentado solo en el país: en febrero del 2014, la Organización de las Naciones Unidas acusó al Vaticano de “mantener un código de silencio” por el abuso a niños y niñas en muchas partes del mundo.
En un pronunciamiento del Comité de Derechos Humanos de los Niños de la ONU, se hablaba de la preocupación de que la justicia no pudiera llegar a las víctimas de los sacerdotes pederastas.
“(Hay una) seria preocupación de que al lidiar con las víctimas infantiles de abusos, el Vaticano ha situado la conservación de la reputación de la Iglesia y del supuesto delincuente por encima de la protección de las víctimas familiares”, expuso el Comité en febrero del 2014.
El Papa Francisco llevaba 11 meses en el cargo y ya había hablado sobre la necesidad de limpiar la casa.
Pero nada ha pasado, salvo pocas reuniones en petit comité con víctimas en algunos países del mundo, donde ha pedido perdón por los pecados de los prelados.
Hasta ahora, el Vaticano ha informado que en México el Papa Francisco no se reunirá con víctimas de curas pederastas, en donde se han presentado múltiples casos de pederastia clerical. El más emblemático fue el de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, una de las alas más poderosas de la Iglesia católica mexicana.
Muchos esperan que el Papa se pronuncie específicamente sobre este caso; aunque la evidencia podría indicar que el asunto ya quedó atrás para el Vaticano.
En octubre del 2015, la hermandad de los Legionarios de Cristo dio a conocer que el Papa Francisco les había otorgado la indulgencia plenaria, el perdón, con motivo del 75 aniversario de la congregación.
“En el verano pasado, el padre Eduardo Robles Gil –el actual jefe de la congregación– hizo la solicitud de poder tener la indulgencia para la Legión y el Papa nos la quiso conceder.
“Es un borrón y cuenta nueva por los pecados que se confesaron”, citó el diario Reforma a Benjamín Clariond, portavoz de los Legionarios.
La medida provocó cuestionamientos de las víctimas del padre Maciel, fallecido en enero del 2008.
Están también las acusaciones contra Norberto Rivera por supuestamente encubrir a un sacerdote que cometió abusos contra unos 60 menores.
El caso ha llegado a tribunales de la ciudad de Los Ángeles, California, a donde Rivera ha ido a comparecer en varias ocasiones.
Recientemente, en San Luis Potosí se dio a conocer que 19 personas fueron víctimas de Eduardo Córdova, quien fuera párroco de una iglesia en esa entidad.
Según medios locales, los familiares de los menores que fueron abusados recibieron con decepción la noticia de que el Papa no se reuniría con ellos, luego de que las autoridades de la Iglesia en esa entidad les habían asegurado que el pontífice les haría un espacio en su agenda.
Para las víctimas, las acciones del Papa Francisco no han sido suficientes para resolver los delitos cometidos por párrocos.
El diario español El País publicó en su edición de este 11 de febrero las palabras de Alberto Athié, exsacerdote y uno de los primeros hombres en denunciar el abuso de Marcial Maciel.
Para Athié, refiere El País, el Papa Francisco no ha tomado acciones concretas para terminar con el tema de la pederastia.
“La pederastia clerical sigue vigente en el mundo con Francisco (…) El Papa es muy hábil con las palabras y los gestos, pero los cambios de fondo y las decisiones no llegan y no veo que vayan a llegar”, cita el diario.
Athié cree que el Vaticano está poco comprometido con el tema de la pederastia, señala El País, y para muestra citó el caso de Peter Saunders, un inglés que fue violado por dos sacerdotes en su adolescencia y quien persiguió la justicia durante muchos años.
“Lo vi en Washington hace poco y me dijo que se la iba a jugar hasta el final, que iba a tratar de hacer algo. Se acaba de retirar el 6 de febrero. Se dijo decepcionado por Francisco”, cita El País a Athié.
Ninguna reunión con víctimas
Un sinnúmero de organizaciones sociales han pedido al Papa reunirse con él para exponerle la situación de los derechos humanos en el país.
En el Vaticano, sin embargo, ha habido oídos sordos.
“Por desgracia son muchos (víctimas) y no creo que existan posibilidades de un encuentro específico, el programa está ya definido. A los grupos se le reconoce su solicitud y se les dará la posibilidad de una participación”, dijo hace unos días Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede.
Esto tiró por la borda las peticiones de cientos de personas que solicitaron un encuentro con el Papa para encontrar algo de consuelo o de justicia por actos cometidos por representantes de su propia Iglesia.
Jorge Mario Bergoglio tampoco se reunirá con los familiares de los normalistas desaparecidos, a pesar de que el hecho sacudió al país y develó una crisis de derechos humanos en México.
Hay un antes y un después de Iguala. El propio presidente Enrique Peña Nieto lo ha reconocido.
Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, se dijo preocupado por las trabas que han impedido que el Papa se reúna con las familias de estas víctimas.
“Es importante que él como líder mundial de la Iglesia católica pueda dar un mensaje de aliento; en noviembre pasado, recordamos todos, el Papa dio un mensaje a los 43, a los familiares. Así que creemos que ahora ante su presencia en la Ciudad de México no debe dejarse de lado el mensaje que él dio.
“Él se refirió a los 43, a los familiares; y ahora que está aquí, sería congruente que pudiera tener una entrevista breve con estas víctimas, a las cuales él ya se dirigió”, afirmó Rosales.
A lo más que llegaron el Papa y el Vaticano fue a ofrecer tres lugares en primera fila para una representación de los 43 para la misa que se oficiará en Ciudad Juárez.
Los padres rechazaron esa invitación. O iban todos o no iba nadie. Decidieron buscar otro encuentro que hasta el momento no se ha concretado.
“Creemos que por encima de la política está la palabra, está el mensaje visual que debe dar el Papa a las víctimas, a los pobres, a los desvalidos. Y por eso una reunión con los padres de los 43 y con los de otras víctimas de desaparición en el país, se nos hace fundamental”, destacó Rosales.
En Ecatepec, uno de los municipios más violentos del país y donde en los últimos meses han ocurrido decenas de feminicidios, el clamor también es que el Papa pueda reunirse con las víctimas o sus familias.
Para Osmar León, presidente de la organización México Suma, el Sumo Pontífice debe tener claro que visita un país lastimado por problemas que arrastra desde hace muchos años, y debe actuar en consecuencia.
“Necesitamos solidarizarnos con las familias de las mujeres que han perdido la vida en el Estado de México y en el país.
“Me desconcierta que el Papa no se vaya a reunir con las familias de los 43, porque eso a nosotros nos preocupa, porque debería reunirse con ellos y con las familias de mil 200 mujeres que han perdido la vida del 2005 a la fecha; nos preocupa que estos acercamientos no se estén dando”, subrayó León.
El activista indicó que su organización está evaluando cómo protestar el 14 de febrero, cuando el Pontífice visite Ecatepec, sin que se vea como un ataque directo a la figura del Papa, sino para visibilizar el problema que no podrá conocer de primera mano por las familias de las víctimas.
Para Santiago Aguirre, subdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, una reunión del Papa Francisco con las víctimas es importante, aunque no se debe caer en la ingenuidad de pensar que todo cambiará un día después de la visita del Pontífice.
“En el contexto más amplio de las familias de las miles de víctimas de desaparición forzada, de ejecución extrajudicial o de tortura que hay en el país, tenemos un porcentaje importante de familiares que son católicos y que quisieran ver a su pastor dándoles una palabra de consuelo, una palabra de solidaridad y de esperanza que no solo anime y respalde sus luchas, sino que ayude a mover a la estructura oficial de la Iglesia a posiciones de mayor cercanía con las víctimas”, expuso Aguirre.
El activista y abogado reconoció que la homilía de Ciudad Juárez estará diseñada para tener un espacio para las víctimas y dijo que el Centro Pro aún está en gestiones para ver si el Papa puede abrir un espacio más cercano con ellas y sus familias.
La Iglesia mexicana, en la encrucijada
La visita del Papa Francisco a México se da cuando la transformación y el rompimiento de dos corrientes de la Iglesia Católica mexicana ya está mostrando sus primeras señales.
Por un lado, Bergoglio prefirió la mano de Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, para apoyarse en su visita a México.
Con esto dejó de lado a Norberto Rivera, con quien sostiene importantes diferencias por la forma de llevar el ministerio.
En un intento por reivindicarse ante la nueva política del Vaticano, desde que Bergoglio fue nombrado Papa, la Arquidiócesis de México comenzó a lanzar mensajes críticos sobre la situación del país.
Sin embargo, a Rivera Carrera no le alcanzó. Fue prácticamente ignorado en la organización de los eventos papales.
“Norberto ha hecho lo posible porque quede claro que él no está de acuerdo con Francisco.
“Y la Iglesia católica, que no se olvide, es una institución bastante autoritaria”, afirmó Elio Masferrer, antropólogo y especialista en religión.
La principal diferencia es su enfoque sobre lo que debe ser la Iglesia católica. Mientras el Papa Francisco se empeña en llevar un mensaje de sencillez y humildad, la Arquidiócesis de México se rige por un estilo lujoso y cercano al poder político y económico.
A esto se suma una “falla” del cardenal de la Ciudad de México para aumentar el número de fieles católicos, y eso también es visto desde la Santa Sede.
“Yo he escuchado críticas a Norberto Rivera desde antes de Francisco, desde hace varios años. La Arquidiócesis de México no tiene buenos números, le han disminuido las confirmaciones, las primeras comuniones, los bautizos, los matrimonios religiosos, las vocaciones, etcétera.
“Entonces lo que me parece importante es que el Vaticano hoy día se está manejando con parámetros de eficiencia y Norberto no reúne los requisitos. En general, el avance de los evangélicos y los no creyentes está muy fuerte. La crítica viene de mucha gente, no solo de la Teología de la Liberación y esos grupos, sino de grupos muy conservadores”, recalcó Masferrer.
Estos dos factores, su alejamiento ideológico y su falta de eficiencia, han resultado en una pérdida importante de poder de Norberto Rivera.
Suárez Inda se reveló en este viaje como el arzobispo del Papa Francisco en México.
Esto se dejó ver en algo tan sencillo como que fue el arzobispo de Morelia quien anunció en México que el Papa Francisco no hablaría en el Congreso de la Unión. Antaño, esa tarea hubiera correspondido al cardenal de la capital mexicana.
La confrontación ahora se ha profundizado más ante el anuncio de la visita del Papa.
En una editorial publicada el 31 de enero en el semanario Desde la Fe, que edita la Arquidiócesis de México, se puso en duda la mejora en la situación de Michoacán.
“Planes de pacificación contrastan con el agobio de los michoacanos ante lo que parece una sed de sangre sin medida. En lo que va de enero han ocurrido 52 homicidios violentos, y en tres meses, 290 homicidios dolosos. Michoacán sólo vive la paz de los sepulcros”, criticó la Arquidiócesis de México.
Ante la declaración, Suárez Inda la calificó como “amarillista”, en franco enfrentamiento con Norberto Rivera.
“No comparto el tono amarillista con que se trata de que hay ciertas cosas, de forma sensacionalista, en un tono un tanto amarillista; tenemos problemas, no lo podemos negar, pero Michoacán está levantándose”, dijo Alberto Suárez Inda en entrevista con el noticiero radiofónico Noticias UM, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.