Las botas militares pisaron Ciudad Universitaria hace cincuenta años
Fusiles en manos, los soldados violaron la autonomía universitaria en un hecho inaudito que terminó con decenas de estudiantes encarcelados
Indigo StaffEl jueves 19 de septiembre, las primeras planas de los diarios nacionales reportaban la toma de Ciudad Universitaria a manos de elementos del Ejército Mexicano quienes, fusil en mano, realizaron decenas de detenciones de jóvenes que “se habían apoderado de los planteles para propósitos ajenos a los fines académicos”.
En un hecho condenable y totalmente violatorio de la autonomía universitaria, la noche del 18 de septiembre de 1968 el Ejército, en una acción en la que la fuerza derrotó a la razón, ingresó al campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con cinco carros de asalto blindados y 24 transportes militares.
Ese día, a las 10:25 de la noche, en un hecho inaudito, Radio UNAM dejó de transmitir sin previo aviso, el Ejército inició con las detenciones, irrumpió en salones, en asambleas de estudiantes y padres de familia, en un claro aviso de las acciones que tomaría el gobierno y que culminarían con la matanza del 2 de octubre.
La noche trágica del 18 de septiembre, los militares izaron la bandera que se encontraba en CU a media asta desde el 29 de julio de 1968 y a las 12 de la madrugada ordenaron la salida de reporteros y fotógrafos, nadie supo después lo que pasó en la máxima casa de estudios.
Desde esa hora numerosos padres de familia se dieron a la labor de preguntar por sus hijos, algunos de los cuales fueron enviados a Lecumberri, otros más a cárceles de la Procuraduría del entonces Distrito Federal.
Una de las pocas voces críticas que existían en ese entonces en los medios de comunicación, Gilberto Keith, editorialista de El Excélsior, diario dirigido por Julio Scherer García, exclamaba: “Grave decisión ha tomado el gobierno de la República al desalojar, mediante la fuerza pública, varios recintos de la Universidad Nacional Autónoma de México…La fuerza sólo se emplea cuando la política queda rebasada”.
Por su parte, el Gobierno, en una escueta declaración, afirmó que en la Universidad se realizaban actos antisociales y delictuosos.
En esa ocasión, la fuerza se impuso al diálogo y la imposición a la vía pacífica para resolver los cuestionamientos que se hacían los jóvenes.