La violenta realidad que enfrentan las  niñas y adolescentes en México

Las mujeres menores de edad en México se enfrentan de manera cotidiana a una serie de violencias en espacios tanto públicos como privados que dan pie a otras agresiones como los feminicidios o los homicidios intencionales, cuyas víctimas desde hace años no dejan de aumentar
Ernesto Santillán Ernesto Santillán Publicado el
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La violencia contra las mujeres en México es un problema que día con día se agrava.

Datos oficiales sobre feminicidios y homicidios intencionales publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), muestran que entre 2015 y 2022, se produjeron 27 mil 133 asesinatos de mujeres y niñas en México, cifras por demás preocupantes que muestran la magnitud de la violencia que existe contra este grupo poblacional.

Del total de estos asesinatos, 6 mil 689, que representan 25 por ciento, corresponden a feminicidios y, 20 mil 444, es decir, 75 por ciento, fueron registrados como homicidios intencionales.

Esto significa que sólo uno de cada cinco crímenes cometidos contra niñas, adolescentes y mujeres se clasificaron e investigaron como feminicidios por las autoridades responsables.

Entre el 2015 y el 2022, datos oficiales muestran que se abrieron 670 carpetas de investigación de feminicidios de niñas y adolescentes (NyA) menores de 18 años, lo que representa un incrementaron de 90 por ciento en los asesinatos por razones de género al pasar de 90 feminicidios en 2015 a 95 en 2022.

De acuerdo con diversas organizaciones no gubernamentales abocadas a la defensa de las mujeres, a pesar de que todas son violentadas, las menores de edad muchas veces son invisibilizadas.

“El trabajo sistemático y la denuncia pública que han realizado diversos colectivos de mujeres, grupos feministas y académicas, ha permitido empezar a reconocer y tomar conciencia de esta problemática, de la violencia extrema que viven niñas y adolescentes y sus consecuencias manifestadas en los feminicidios

“Los esfuerzos realizados hasta ahora dan cuenta de que se trata una problemática que, desafortunadamente, va en aumento y se ha extendido a prácticamente todo el territorio nacional”, expone Irma Kánter Coronel en su investigación “Feminicidios y homicidios intencionales de niñas y adolescentes en México” publicada en marzo de este año por el Instituto Belisario Domínguez.

Años más violentos

Entre el 2015 y el 2022, los años con más feminicidios para las mujeres menores de edad corresponden al 2020 y al 2021, ya que en plena pandemia de Covid-19 por lo menos 115 niñas y 111 adolescentes fueron asesinadas por razones de género.

De acuerdo con la investigación del IBD, “en muchos casos, por alguien de su propia familia o entorno cercano: tío, hermano, padre, padrastro, vecino o conocido”.

A estos feminicidios de niñas y adolescentes se suman mil 496 homicidios intencionales durante el mismo periodo. Donde el 2017 y el 2018 destacaron por sus elevadas cifras, pues se reportan 218 y 210 víctimas de este delito, respectivamente.

Las armas

La investigación de Irma Kánter Coronel basada en los datos del SESNSP revela que en el 64.6 por ciento de los feminicidios de mujeres menores de 18 años que se registraron entre 2015 y 2022, se utilizó un elemento distinto a una arma blanca o arma de fuego, es decir, “fueron asesinadas con gran crueldad y con la intención de prolongar el dolor con golpes, estrangulamientos, asfixia, envenenamiento y otros más”.

En 13.6 por ciento se utilizó un arma de fuego y únicamente en el 5.2 por ciento de los casos, el homicidio por motivos de género se cometió con un arma blanca: cuchillo, navaja u otro elemento filoso.

El documento “Feminicidios y homicidios intencionales de niñas y adolescentes en México”, muestra que además existe un grupo de víctimas de feminicidios (6.6 por ciento) donde no se específica el arma utilizada.

“Estas cifras ponen en evidencia la magnitud de la violencia extrema que se ejerce en México contra las niñas y adolescentes y subrayan la urgente necesidad de analizar y establecer estrategias preventivas y de justicia penal más eficaces”.

En contraste con los casos de feminicidio, poco más de la mitad de los homicidios intencionales (59 por ciento) de mujeres menores de 18 años fueron cometidos con arma de fuego.

En 31.3 por ciento de los casos se utilizó otro elemento y en 7.5 por ciento a las víctimas se les privó de la vida con un arma blanca.

Los casos donde no se específica esta información afecta al 2.3 por ciento de las NyA víctimas de homicidio intencional.

Datos incompletos

De acuerdo con la investigación publicada por el IBD, en los datos revisados hay un grupo relativamente alto de víctimas tanto de feminicidio como de homicidio intencional que no tienen referencia alguna sobre la edad en la que fueron privadas de la vida.

Esta situación afecta a 3 mil 738 víctimas que representan 14 por ciento de estas muertes violentas.

“Es factible suponer que se puede tratar de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas o víctima de otros delitos como la trata de personas que fueron asesinadas y sus cuerpos dejados en fosas clandestinas o desechados y abandonados en baldíos u otros espacios públicos. Cabe también contemplar la alternativa que se trate de un error o descuido en la integración de las bases de datos”, explica el documento.

Problema nacional

En todo el territorio nacional las mujeres enfrentan violencias por motivo de género. Sin embargo, entre el 2015 y el 2022, las entidades donde se cometieron la mayor parte de los feminicidios fueron seis.

En primer lugar se encuentra el Estado de México, el cual tiene el mayor número de asesinatos por razones de género de niñas y adolescentes con 17.3 por ciento de los casos.

Le siguen Veracruz con 8.7 por ciento, Jalisco con 7.3 por ciento, Chiapas con 6.0 por ciento, Nuevo León con 5.8 por ciento y Puebla con 4.2 por ciento.

“Estos son estados que se caracterizan por distintos niveles de bienestar y seguridad, pero que tienen en común altos niveles de violencia de género, sobre todo, infantil y adolescente.

“En el caso particular de Chiapas, es uno de los estados más pobre del país, con altos índices de población indígena y con importantes flujos de población migrante tanto adulta como de menores sin acompañantes que atraviesan el estado con la intención de llegar a la frontera Norte de México, lo que los pone en una condición de máxima vulnerabilidad”, explica el estudio “Feminicidios y homicidios intencionales de niñas y adolescentes en México” publicado por el Instituto Belisario Domínguez.

A lo largo y ancho de todo el país las mujeres menores de edad son asesinadas, sin embargo, son seis los estados donde se acumulan la mayor parte de estos crímenes. Foto: Especial
A lo largo y ancho de todo el país las mujeres menores de edad son asesinadas, sin embargo, son seis los estados donde se acumulan la mayor parte de estos crímenes. Foto: Especial

En el extremo opuesto, es decir, los estados más seguros o menos violentos para la vida de las niñas y adolescentes menores de 18 años son: Querétaro con el 0.9 por ciento, Campeche con el 0.7 por ciento, Aguascalientes con el 0.6 por ciento y Colima y Tamaulipas con el 0.4 por ciento; al igual que Tlaxcala y Yucatán con el 0.1 por ciento cada uno.

Distribución de homicidios

En cuanto a la distribución de los homicidios intencionales de niñas y adolescentes por entidad, el Estado de México otra vez destaca por ser la entidad con el mayor número de casos  con el 12.6 por ciento.

Le siguen Guanajuato con el 9.7 por ciento, Michoacán con el  7.7 por ciento, Chihuahua con el 6.8 por ciento, Jalisco con el 6.1 por ciento, Guerrero con el 5.5 por ciento y Baja California con el 5.3 por ciento.

En estas siete entidades se concentran cerca del 54 por ciento de las muertes de mujeres menores de edad por homicidio intencional ocurridas entre 2015 y 2022.

Violencias interrelacionadas

A pesar de las limitantes en los datos oficiales que impiden conocer el contexto donde se producen los feminicidios o la cadena de violencia de género que los precede, los asesinatos de mujeres y niñas por razones de género, suelen producirse después de otras experiencias previas de abuso físico, sexual o emocional y constituye el punto final de múltiples formas superpuestas e interconectadas de violencia de género, explica la investigación “Feminicidios y homicidios intencionales de niñas y adolescentes en México”.

Una de las constantes que se desprende de distintos testimonios es el reconocimiento de que la violencia sexual es la que tiene mayor impacto en sus vidas.

“Es precisamente esta violencia, la sexual, la que posibilita otras formas más brutales que pueden culminar en el homicidio u otras formas de muerte violenta”, dice el documento publicado por el Instituto Belisario Domínguez.

También advierte sobre las prácticas culturales nocivas y los silencios cómplices.

“Esta violencia generalmente ha estado invisibilizada y silenciada, lo que lleva al asesinato de las menores de edad y a la impunidad que es una constante.

“La naturalización de la violencia feminicida impide percibirla y denunciarla como delito, generándose mecanismos sociales para convivir con esta violencia incorporada dentro de las normas sociales y culturales de género”.

El feminicidio y los homicidios intencionales de mujeres van de la mano con otras agresiones tanto físicas como psicológicas, muchas provenientes o fomentadas por el mismo núcleo familiar. Foto: Especial
El feminicidio y los homicidios intencionales de mujeres van de la mano con otras agresiones tanto físicas como psicológicas, muchas provenientes o fomentadas por el mismo núcleo familiar. Foto: Especial

Sin lugar a dónde ir

El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) reconoce que para muchas niñas y adolescentes no hay un lugar seguro donde refugiarse y protegerse, sobre todo cuando sufren de violencia sexual en el ámbito privado, debido a que su agresor es parte de su vida cotidiana.

En el caso de México, datos de la “Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021)”, indican que 42 de cada 100 mujeres de 15 años y más que vivieron algún episodio de violencia en la infancia fue por parte de algún familiar o persona cercana.

Por último, el CLADEM acusa los altos niveles de impunidad de estos delitos en México.

“En la mayoría de las casos, para conseguir justicia y la reparación del daño, las mujeres enfrentan procesos muy largos, dolorosos y costos que generan además de una gran tensión e indignación al no encontrar respuesta en el sistema de justicia, un desgaste físico, psicológico y anímico, lo que resulta indignante y muestra una vez más que en México falta mucho por hacer para garantizar la vida y la seguridad de las niñas y las adolescentes”.

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