La villa ‘pachanga’
Para llegar a Villa Balboa hay que dirigirse a la zona de Mismaloya por la carretera a Barra de Navidad. Se sube por una vía sinuosa que va rodeando el cerro, y la fachada moderna del sitio resalta del lado derecho de la vía.
Es la misma zona en la que los jubilados estadounidenses tienen casas de alto valor, y donde Thomas White, pederasta norteamericano, tenía la propiedad en la que cometió los abusos contra menores de edad: la Casa Blanca.
Ángel Plascenciahttps://www.youtube.com/watch?v=rbOod3wT7NM
Para llegar a Villa Balboa hay que dirigirse a la zona de Mismaloya por la carretera a Barra de Navidad. Se sube por una vía sinuosa que va rodeando el cerro, y la fachada moderna del sitio resalta del lado derecho de la vía.
Es la misma zona en la que los jubilados estadounidenses tienen casas de alto valor, y donde Thomas White, pederasta norteamericano, tenía la propiedad en la que cometió los abusos contra menores de edad: la Casa Blanca.
Los precios de la lujosa que sirvió para la encerrona de diputados y coordinadores panistas en Puerto Vallarta en enero pasado oscilan entre los 3 mil 200 y 3 mil 800 dólares.
Este último precio solo en fechas festivas, que van del 15 de diciembre al 3 de enero.
El contenido de toda su información en el sitio está solo en inglés, clara muestra del principal mercado al que se dirigen.
La entrada de la mansión tiene lujosas puertas de madera y acabados minimalistas. Una vez adentro, la vista quita el aliento: un largo pasillo blanco con pequeños estanques a los lados poblados por peces Koi.
“De los mismos de (el exclusivo centro comercial de Guadalajara) Andares”, señala el encargado de mostrar el lugar.
De fondo, una de las mejores vistas al mar.
El encanto de la Villa Balboa es su construcción. Tiene cinco diferentes niveles que van de arriba para abajo: se entra por la parte alta y de ahí se va bajando a las áreas comunes y a las recámaras. Tiene elevador.
La mansión está compuesta por dos suites “máster”, que son las habitaciones principales, cuatro suites, una “amapa” suite y un departamento independiente.
Todas las habitaciones tienen una impecable decoración. Cada cuarto está diseñado con una temática distinta: los dos máster cuentan con jacuzzi con vista al mar y puertas plegables de vidrio, las cuales pueden quitarse por completo para no tener una obstrucción con la brisa del Pacífico.
“Aquí no tenemos vecinos”, explica con orgullo el encargado.
Garantiza privacidad total en encerronas o fiestas hasta altas horas de la noche con música a todo volumen.
El servicio de Villa Balboa es para 18 personas, si se requiere añadir alguna más, el costo por adicional es de mil pesos.
Tiene chef privado que cumple todos los caprichos de sus asistentes y se va del lugar hasta que los huéspedes decidan cenar. El personal de limpieza se retira por la tarde.
La comida es seleccionada por los invitados quienes hacen una lista para que los empleados vayan a un centro comercial y la surtan; por ese servicio se cobra un 15 por ciento del total de la cuenta.
Otra de las áreas que hacen tan especial a Villa Balboa es la sala de cine/bar con la que cuenta. La ventana del recinto es redonda, y forma parte de otro de los grandes atractivos de la mansión: una cascada.
El agua cae desde el primer piso, por el que se entra a la mansión. El chorro desciende hasta donde hay un área común con cómodos asientos para recibir la brisa de la caída.
Hay artesanías de artistas locales y cientos de rasgos diseñados a la medida de cada uno de los cuartos.
Cada uno de los detalles de la casona hacen del hospedaje una experiencia única.
Para realizar una reservación en Villa Balboa se debe apartar el lugar al menos tres o cuatro meses antes de la fecha deseada, lo que sugiere que el organizador de la encerrona de los legisladores panistas se planeó con mucho tiempo.