La vanidad hundió a “El Chapo”

Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, fue reaprehendido por una mala jugada de su ego y su vanidad.

Quiso ver su historia en la pantalla grande; esa idea le costó su “libertad”.

Luego de 181 días de haber escapado del penal de máxima seguridad de “El Altiplano”, Guzmán Loera volvió a pisar esa misma prisión.

Su suerte terminó este viernes, cuando elementos de la Marina Armada de México lo capturaron en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa.

Imelda García Imelda García Publicado el
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Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, fue reaprehendido por una mala jugada de su ego y su vanidad.

Quiso ver su historia en la pantalla grande; esa idea le costó su “libertad”.

Luego de 181 días de haber escapado del penal de máxima seguridad de “El Altiplano”, Guzmán Loera volvió a pisar esa misma prisión.

Su suerte terminó este viernes, cuando elementos de la Marina Armada de México lo capturaron en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa.

El logro, afirmó Arely Gómez González, procuradora general de la República, ocurrió luego de un trabajo de inteligencia de varios meses que reveló la ubicación del capo.

Una de las pistas clave, dijo, fue descubrir la intención de Guzmán de filmar una película autobiográfica.

“Para lo que estableció comunicación con actrices y productores, lo cual ya forma parte de una nueva línea de investigación. Incluso, las tareas de seguimiento, permitieron documentar los encuentros entre los abogados del ahora detenido y estas personas”, expuso la procuradora.

Durante la presentación de “El Chapo” ante las cámaras todo era alegría y buenas caras.

Lejos quedaron aquellos rostros desencajados de julio pasado, cuando el capo escapó de “El Altiplano” y con él, se había llevado la credibilidad del Gobierno mexicano.

A Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, se le hinchaba el pecho de orgullo al decir que se había cumplido la encomienda de cuidar de la seguridad de los mexicanos.

“Ningún delincuente está fuera del alcance del Estado mexicano”, dijo un Osorio triunfante.

La captura, por lo visto, tomó a todos por sorpresa.

Incluso en la presentación del capo reinó la desorganización.

Aunque la captura fue realizada por la Marina Armada de México, la presentación se realizó en el hangar de la Procuraduría General de la República.

En un principio, todo fue confusión. Se daba por hecho que la presentación sería en el hangar de la Marina, pues hasta ahí llegó por la tarde Osorio Chong manejando él mismo su camioneta y dejándose fotografiar por la prensa.

Al final, la logística cambió y el desfile del capo ante los medios de comunicación se hizo en terrenos de la PGR.

Para llegar hasta el lugar de la presentación, los representantes de los medios de comunicación y sus pertenencias fueron examinados por perros entrenados para detectar explosivos.

Hubo que pasar, además, un detector de metales y llegar hasta ahí con la guía y vigilancia de personal militar y de la PGR.

Durante todo el día, la vigilancia en las inmediaciones de ambos hangares fue inusual. Tres camionetas con marinos armados a bordo realizaban rondines de forma constante, además de la vigilancia de elementos armados en los alrededores.

Todavía en el último momento se realizaban ajustes. Se cambió para el traslado a un helicóptero de la Policía Federal por uno de la Marina, y se modificaba hasta el orden en que estarían de pie los funcionarios cuando dieran el anuncio.

Con un rostro sonriente aparecieron Osorio Chong y Eduardo Sánchez, vocero del presidente Peña Nieto; contrastaba la expresión adusta de Arely Gómez, de Renato Sales, comisionado nacional de seguridad, y de Eugenio Ímaz, director del Cisen.

Arely Gómez, sin embargo, recuperó la sonrisa al final de la conferencia, una vez que explicó cómo se dio la captura del capo más buscado del mundo.

Tras la conferencia donde se conocieron los detalles de la captura, llegó el momento en que “El Chapo” sería presentado ante los medios.

Aunque se terminaron ya los tiempos en que los delincuentes eran colocados en fila para ser capturados por las cámaras, el Gobierno federal no perdió la oportunidad de mostrar a su más reciente trofeo.

Tres militares del Ejército mexicano, con el rostro descubierto, trasladaron a Guzmán Loera de un vehículo blindado de la Marina hacia el helicóptero que lo llevaría al penal de El Altiplano.

Vestido con una camisa polo color negra, un pants azul marino con rayas anaranjadas y unos tenis color negro con vivos fluorescentes, “El Chapo” apareció en escena.

Tras apenas unos pasos, los militares se detuvieron y tomaron por el cuello a Guzmán para obligarlo a voltear hacia las cámaras, que captaron su mirada helada, dura.

Los soldados continuaron caminando y lo entregaron a otros que se encontraban ya a bordo del helicóptero de la Marina.

Una vez arriba, en los asientos horizontales, dos marinos se sentaron junto al detenido, que quedó de espaldas a las cámaras.

Minutos después, el helicóptero que trasladaba a “El Chapo” despegaba del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, guiado por otro de la Policía Federal y seguido por uno de la Secretaría de la Defensa Nacional, donde viajaba Orso Iván Gastélum Cruz, su jefe de seguridad con el que fue detenido.

La captura

Arely Gómez González repitió varias veces que la captura del capo se logró gracias a un sostenido trabajo de inteligencia.

En octubre pasado, indicó la funcionaria, se ubicó al delincuente en la localidad de Pueblo Nuevo, Durango, donde las fuerzas de seguridad lo vieron antes de que él escapara por una cañada.

“Antes de huir por una cañada, personal de fuerzas especiales lo ubicó desde un helicóptero; sin embargo, el delincuente iba acompañado de dos mujeres y una niña, por lo cual se decidió no accionar armas de fuego para no poner en riesgo la vida de terceros”, explicó Gómez.

“El Chapo” quiso dejar la zona serrana del llamado “Triángulo Dorado” y acercarse a una ciudad, dijo la procuradora, por lo que aunque su círculo de seguridad se hizo más reducido y limitó sus comunicaciones, el seguimiento a un hombre experto en construir túneles los llevó a acercarse al objetivo.

El capo estaba acondicionando viviendas con túneles de escape en los estados de Sinaloa y Sonora; una de ellas estaba en Los Mochis, donde las autoridades montaron vigilancia durante un mes.

La rutina de la casa de Los Mochis cambió los primeros días de este mes, hasta que la madrugada del 7 de enero, unas horas antes de que Guzmán fuera capturado, un vehículo llegó a la vivienda. En él viajaba el capo.

Durante todo el jueves, la labor de inteligencia de las autoridades permitió corroborar que el delincuente estaba dentro de la vivienda.

La madrugada del viernes, la Marina llegó a la vivienda para realizar un operativo y fue recibida a tiros por el equipo de seguridad de Guzmán.

Mientras esto ocurría, el capo intentó escapar por una serie de túneles que daban al desagüe de la ciudad. Los marinos los siguieron.

Luego de recorrer alguna distancia de forma subterránea, y al verse acorralados por las fueras armadas, Guzmán Loera y Orso Iván Gastélum Cruz, su jefe de seguridad, abrieron una alcantarilla y salieron por ahí. Robaron un vehículo.

Luego de que los propietarios de los autos denunciaran el robo, se emitió una alerta y se implementó un operativo para dar con los delincuentes.

Uno de los vehículos fue identificado sobre la carretera Los Mochis – Navojoa. El auto fue detenido y, con él, ambos miembros del Cártel de Sinaloa.

Para evitar cualquier tipo de ataque, Guzmán y Gastélum fueron llevados al Motel Doux, cercano al lugar, donde estuvieron unos minutos antes de ser trasladados a la Ciudad de México.

Guzmán Loera fue enviado nuevamente a la misma prisión de donde escapó hace casi seis meses y de la que, se dijo, posee los planos de construcción detallados.

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