La tierra tiene memoria

A 32 años de que ocurrió el primero de los sismos, el 19 de septiembre de 1985, la tierra volvió a moverse en la Ciudad de México.

El martes, un simulacro para preparar a los habitantes para un eventual sismo y, al mismo tiempo, para conmemorar a las víctimas, pareció despertar la tierra y hacerla temblar otra vez; a 32 años y 4 horas.

Este temblor, al igual que su símil de hace más de tres décadas, ha dejado víctimas mortales e inmuebles que se derrumbaron ante miradas atónitas de capitalinos que vivieron en carne propia el 85, o algunos jóvenes, incluso niños, que ahora les corresponde ser testigos de una nueva tragedia.

Sin embargo, de los cientos de historias que estremecen, como los 30 niños que perdieron la vida en el Colegio Enrique Rébsamen, en Coapa; o el multifamiliar encarpetado de losas en Avenida Tlalpan, hay rescatistas, voluntarios y elementos federales que hacen recuperar la esperanza en que los números de pérdidas sean menos.

Rescate en Lindavista

Luego de haber permanecido 26 horas entre los escombros, el señor José Luis Ponce fue rescatado con vida por personal de salvamento, en el número 911 de la calle Coquimbo en la colonia Lindavista.

Su esposa, la señora Isabel Reyes, por la mañana denunciaba que personal de Protección Civil había detenido las labores de rescate y que no permitía que vecinos voluntarios realizaran labores. Su cónyuge está con vida, pero su hija, Marisol Souza, continúa atrapada entre tabique y concreto.

Los rescatistas, lograron sacar el cuerpo del señor Ponce sobre una camilla, cerca de las 3:17 horas. De inmediato, recibió atención médica por parte de voluntarios de la Cruz Roja quienes tomaron sus signos vitales antes de ser trasladado a un hospital.

Búsqueda en el Rébsamen

El colapso del Colegio Rébsamen se ha convertido en uno de los casos que muestran la tragedia ocurrida el martes en la Ciudad de México.

Elementos federales y rescatistas, han mantenido una lucha desde hace 7 horas con la pesada losa que cubre los escombros del Colegio en el que se ha confirmado el deceso de treinta niños y 5 adultos.

Los cuerpos de rescate hallaron a una niña con vida quien los escuchó y movió la mano cuando se lo pidieron. Desde las 9 de la mañana, la tarea que han realizado es titánica con un objetivo: que la menor salga con vida, ante los ojos de tres familias que esperan noticias de sus hijos.

Cada hueco es una esperanza para acercarse a la humanidad de la niña y poder salvarla; hasta el momento, el factor común es observar a los soldados con su brazalete con la leyenda “Plan DN-III” y a otros rescatistas levantar las manos y cerrar los puños para solicitar que se haga silencio e intentar apreciar un sonido como señal de vida.