La Secretaría de Gobernación, con Miguel Osorio Chong al frente, ha absorbido un ente burocrático que durante 12 años creció exponencialmente y fue la joya de la corona del gabinete de Felipe Calderón.
Se trata del proyecto de los sexenios panistas, y también del emblemático Genaro García Luna, que luchó a capa y espada para que su secretaría fuera la consentida y se inflara con recursos del erario.
A partir del pasado 4 de enero entró en vigor una reforma al Reglamento Interno de la Segob que otorga el mando del aparato de seguridad al retirado Contralmirante Medico Naval, Manuel Mondragón.
El mando de la nueva estructura de seguridad corresponde legalmente al comisionado nacional de Seguridad, sin embargo el presidente Enrique Peña Nieto no ha nombrado a la persona que deberá ser ratificada por el Senado para ocupar dicho puesto.
Ante ello, la reforma al reglamento interno de la dependencia establece que en tanto se nombre al comisionado, será Mondragón quien “auxilie” a Osorio Chong en materia de seguridad.
Mondragón y Kalb, quien fungió como secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, actualmente ocupa el puesto de subsecretario de Planeación y Protección Institucional.
Y desde el pasado viernes 4 de enero, el ex marino de 76 años de edad cuenta con 16 facultades que la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal transfiere a la Segob.
En un solo mando y en una sola secretaría se concentran algunas de las responsabilidades más estratégicas y de mayor vitalidad para el país.
Seguridad pública y nacional, política criminal, política penitenciaria, el mando de la Policía Federal y presidir la Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública serán parte de sus funciones.
También estará a cargo de las unidades de enlace con autoridades estatales, municipales, con la PGR y el Poder Judicial.
Supervisará las políticas de prevención del delito. Todas estas, funciones y facultades que Genaro García Luna también monopolizó.
Es inteligencia el principal reto
Uno de los retos más grandes de Mondragón, del futuro comisionado nacional de Seguridad, y del secretario de Gobernación, será lo relativo al área de inteligencia.
La Policía Federal desarrolló durante 12 años un área de inteligencia que ultimadamente dejó al Cisen al margen en la lucha contra el crimen organizado.
Las críticas generalizadas a la estrategia de Calderón en la lucha contra el narcotráfico se enfocaron principalmente en la deficiencia en el uso de inteligencia. Pese a las grandes inversiones que el gobierno federal destinaba para el desarrollo tecnológico de esta área en la SSP, los resultados no fueron los esperados.
Con el Cisen marginado, y la Policía Federal en medio de escándalos mediáticos, la inteligencia más genuina provino de la Marina Armada de México. Fue el sector de inteligencia naval el que logró los golpes más contundentes al crimen organizado.
Ahora, con una nueva visión, el presidente Peña Nieto y el secretario de gobernación han hecho votos a favor del uso eficiente de las áreas de inteligencia.
Por lo que el reto se centrará en qué hacer con el área de inteligencia de la Policía Federal que ahora forma parte de la Segob.
¿Se fusionará con el Cisen? ¿Operarán dos áreas de inteligencia en una misma secretaría de estado? Y de ser así, ¿podrán los encargados de áreas de inteligencia lograr una alianza estratégica para compartir información?
Algunos expertos sugieren que si el gobierno federal pone énfasis en el desarrollo de las divisiones de inteligencia en general, lo más lógico sería tender una Dirección General de Inteligencia en donde converjan las áreas.
Otros creen que la reestructuración del Cisen, con nuevos recursos y capital humano, es fundamental para poder accionar un órgano eficaz de inteligencia. Esto sería concentrar los esfuerzos de las herramientas de inteligencia de la Policía Federal, en manos del Cisen.
Aunado a ello, la reestructuración de la Secretaría de Gobernación es inminente. Son cuatro subsecretarías, dos unidades, una coordinación general, 19 direcciones generales y cinco órganos desconcentrados que integraban la SSP. Ahora se ubican en Bucarelli.
Para 2013 cuentan con un presupuesto de 41 mil millones de pesos, y el monstruo burocrático que ahora es la Segob tendrá una tarea complicada al diseñar una estrategia de administración pública que haga funcionar a toda la dependencia de manera eficiente y eficaz.