La sed de La Peña

Los intereses particulares tienen sin agua a alrededor de 30 personas en un poblado de Ahualulco de Mercado, Jalisco.

Un grupo de ocho ganaderos de La Peña –poblado que se encuentra a 15 minutos de Teuchitlán por un camino de terracería rodeado de cañaverales- tienen secuestrado el suministro de agua directo a las casas.

Según los habitantes, desde hace un año este grupo reducido de particulares controlan completamente la única fuente del líquido que desde los años 60 es usada por habitantes del lugar.

"Aquí andan como si fuera un corral más, no una calle donde hay personas que habitan"
Ana María Álvarez MezaMujeres Emprendedoras de La Peña

Los intereses particulares tienen sin agua a alrededor de 30 personas en un poblado de Ahualulco de Mercado, Jalisco.

Un grupo de ocho ganaderos de La Peña –poblado que se encuentra a 15 minutos de Teuchitlán por un camino de terracería rodeado de cañaverales- tienen secuestrado el suministro de agua directo a las casas.

Según los habitantes, desde hace un año este grupo reducido de particulares controlan completamente la única fuente del líquido que desde los años 60 es usada por habitantes del lugar.

Con los años, La Peña ha pasado de ser una zona habitable para los ejidatarios del ejido Emiliano Zapata, a convertirse en prácticamente un corral donde centenas de cabezas de ganado recorren las calles libremente.

“Aquí andan como que fuera un corral más, no una calle donde hay personas que habitan”, señala en entrevista para Reporte Indigo la organizadora Ana María Álvarez Meza.

Y es que antes, cuando el ejido trabajaba normalmente, no había tanto ganado.

Lo común era que cada ejidatario tuviera una o dos vacas para el consumo de leche propio o la elaboración de lácteos.

Pero de inicios del 2000 a la fecha, la población vacuna a superado a la humana, pues ocho ejidatarios ahora son ganaderos y prestan el territorio para que otros dueños de ganado lleven a sus reses.

Desde hace 20 años muchos de los hijos y parientes de ejidatarios que vivían ahí se han ido por el asunto del agua, que durante décadas no ha cambiado a pesar de las demandas ciudadanas.

La pileta donde cae el afluente de la montaña aledaña a La Peña, luce abandonada, descuidada y a ésta acuden los animales a abrevar.

Uno de los dos grifos que surte de agua al poblado está del lado del cercado de los ganaderos.

Y el otro, que era para uso de los habitantes que en su mayoría no se dedican al ganado, está cerrado desde hace un año.

Ya se han presentado percances con el ganado, pues incluso los dueños se molestan si los habitantes se les acercan mientras beben. 

Una madre de familia fue pateada por uno de los animales, mientras trataba de tomar agua de la pileta para lavar ropa.

También los habitantes que piden tener acceso a un suministro de agua, denunciaron con el alcalde actos intimidatorios de parte de los dueños del ganado.  En sus declaraciones alegan la portación de armas de empleados de los ganaderos.

La única fuente salida del agua que viene de la montaña para el uso de humanos en el ejido Emiliano Zapata, está tapado, y obliga a los habitantes a realizar un mayor esfuerzo para ir por el agua pues tienen que brincarse la cerca.

Un grupo de mujeres que se autodenominan “Mujeres Emprendedoras de La Peña” se quejan de esa situación que las obliga a acarrear hasta 15 cubetas de agua al día.

Especialmente porque desde 2012 gestionaron recursos de la Semarnat para una red hidráulica que abastece de agua a cada uno de los hogares en La Peña.

Pero el agua fue cortada por los ganaderos porque según versiones de las mujeres del poblado “para ellos el ganado está primero que la gente”.

“Se dio un apoyo por parte de Semarnat donde ya hay un pozo perforado, ya está aforado, lo único que falta es equipamiento”, indicó Álvarez Meza. 

Los recursos fueron gestionados con ayuda de alumnos y profesores del ITESO por medio del proyecto “Hacia la Igualdad de Género y la Sustentabilidad Ambiental”.

Pero las ocho familias dueñas del ganado, con el apoyo del comisario ejidal Guillermo Corona, no han permitido que el proyecto funcione.

Lo anterior a pesar de que no se tiene registro de que se hayan hecho las reuniones correspondientes entre los cerca de 30 ejidatarios para tomar resoluciones sobre el destino del agua en La Peña. 

“Él (Corona) cómo comisario ejidal se debe a un grupo de ejidatarios, no a tres cuatro, pero él aquí todo lo ha hecho arbitrariamente porque nunca ha hecho una sesión ejidal donde a él le autoricen intervenir en estas cuestiones.

“Desde un principio él se cargó al lado de los ganaderos  porque inclusive cuando se nos quito el agua él los acompañó. En las reuniones que hemos tenido donde se ha tratado de llegar a un acuerdo, él los representa”, indicó la hija de ejidatario y organizadora del movimiento.

Cuando Reporte Indigo solicitó entrevista al comisario ejidal –que vive en Ahualulco de Mercado y es acusado de haber cortado personalmente el suministro– éste se negó a otorgarla.

Ante los cuestionamientos del reportero sobre las imputaciones que le hacen de estar coludido con los ganaderos, Corona se molesta y repite reiteradamente “ella (Ana María Álvarez) no tiene nada que decir”.

Con lenguaje soez indica que ninguna de las habitantes que piden tener acceso al agua en sus hogares tiene derecho pues “no son ejidatarias”.

Según él ninguna de las que acusan a los ganaderos son parientes o hijas, pero varias de ellas explican que sus padres son parte del ejido.

“Nosotras como mujeres hemos sido agredidas verbalmente: de hijas de su….  no nos bajan, mentadas nos sobran”, indicó sobre el trato que reciben de los ganaderos Álvarez Meza.

Cuando se le solicitaron documentos que acreditaran las reuniones por medio de las cuales se han tomado resoluciones entorno al abasto de agua en La Peña, Corona se negó a otorgarlas.

Y es que aunque los habitantes de La Peña indican que ellos esperarían que ante la reforma constitucional que reconoce los Derechos Humanos en la Carta Magna, se  tome más en serio su petición, autoridades locales siguen sin darles respuesta.

Para Álvarez Meza, quien fue delegada municipal pero fue retirada luego por su disidencia ante los intereses de los ganaderos, este grupo no piensa en el bienestar de los habitantes del poblado.

Más bien, los empresarios apuestan porque los habitantes que quedan abandonen por completo el sitio.

Y es que existen antecedentes de atentados contra los derechos básicos de los habitantes, como la instalación de un baño “garrapaticida” para el ganado, que sin permiso de autoridades sería instalado y cuya instalación impidió la ex delegada.

“La escuela, esta de donde iban a poner el baño garrapaticida estamos hablando de 30 metros 40 que está la escuela de niños”.

El boicot de los ganaderos

Los únicos tres ganaderos que viven en el poblado La Peña son Salvador Reyes, Félix Hernández y Ana Bertha García.

Los otros cinco implicados viven en poblados aledaños. Por eso las vecinas de La Peña los retan, “qué traigan a sus esposas a recoger de esta agua”.

Ana Bertha García fue nombrada delegada, “a conveniencia” según refiere la que ostentara antes que ella este cargo: Ana María Álvarez.

El 27 de diciembre del año pasado el grupo de ganaderos cortó el suministro de agua de la pileta que era para abastecer a los habitantes.

Desde entonces se ha solicitado por varias instancias que se permita la reconexión pues aunque se logró gestionar una red hidráulica, esta no puede funcionar por que los ganaderos se empeñan en mantener cerrado el suministro.

Álvarez Meza espera que se tomen cartas en el asunto y la autoridad cree un consejo del agua o algún grupo que evite que los ganaderos se queden con todo el vital liquido, ya que también extraen agua en pipas de decenas de litros que almacenan en sus propiedades.

“No queremos que al rato esté el pozo y seguir viviendo con lo mismo: que se apropien como se han apropiado, de tanques, de todo”, concluye Álvarez Meza.

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