La reforma de la desigualdad

Estados Unidos podría aprobar la próxima semana la reforma fiscal de Trump, una de las más regresivas en su historia. La iniciativa amenaza la competitividad fiscal de México cuando las finanzas públicas son demasiado frágiles como para realizar un ajuste sin dañar el crecimiento y el gasto social
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La reforma fiscal propuesta por la administración de Donald Trump plantea una disyuntiva para las autoridades de política económica en México: exacerbar la brecha de desigualdad de ingreso en el largo plazo mediante la aprobación de una reforma fiscal regresiva que homologue la tasa efectiva de impuesto corporativo con Estados Unidos o mantener el status quo y arriesgar una salida de capitales.

La mesa está servida para que el Partido Republicano apruebe la reforma fiscal del presidente Trump, la cual pone el recorte del impuesto corporativo al centro de la propuesta y representa el cambio más relevante al código impositivo estadounidense desde la presidencia de Ronald Reagan.

Kevin McCarthy, el congresista republicano que funge como líder de mayoría en la cámara baja, asegura que el voto final de la iniciativa tendrá lugar el próximo lunes y que ésta será firmada por el presidente Trump el miércoles. Sería la primer pieza legislativa sustantiva de esta administración en ser aprobada.

En México, esto presenta lecturas divergentes. La primer impresión que genera este escenario es que la aprobación de la reforma fiscal representa un triunfo político para el presidente Trump y por lo tanto reduce presión para que la derogación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sea utilizada como un instrumento para satisfacer a la base electoral más radical del Partido Republicano.

La segunda lectura sugiere que el gobierno mexicano está obligado a recortar la tasa de impuesto corporativo en una magnitud similar para asegurar la competitividad fiscal del país y evitar una fuga de inversiones.

La iniciativa privada ha cabildeado esta opción en los medios, insistiendo públicamente en que la reforma fiscal de Estados Unidos significa un reto de igual o mayor relevancia que la renegociación del TLCAN.

Al respecto, José Antonio González Anaya, el secretario de Hacienda que sustituyó a José Antonio Meade hace poco menos de un mes, ha dicho que se debe mantener la calma porque las decisiones de inversión se toman en función de variables que trascienden a la tasa de impuesto corporativo.

Lo cierto es que el proceso electoral de 2018 supone que no existen condiciones políticas para la aprobación de una reforma fiscal en México antes de que concluya el actual sexenio. En ese sentido, puede inferirse que la decisión recaerá sobre la siguiente administración, de modo que la respuesta de política económica a la reforma fiscal estadounidense podría volverse un tema toral de las campañas electorales.

El recorte del impuesto corporativo está al centro de la propuesta y representa el cambio más relevante al código impositivo de EU desde la presidencia de Ronald Reagan

México y Estados Unidos: un escenario regresivo

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía y uno de los críticos de más alto perfil de la reforma fiscal, argumenta que ésta es profundamente restrictiva: representa un regalo para las corporaciones y para el percentil socioeconómico más rico de Estados Unidos.

La opinión de Jamie Dimon, el presidente de JP Morgan y la viva imagen de la élite empresarial de Estados Unidos, refleja esta percepción:

“Aprobar la reforma fiscal es el asunto individual más importante que el Congreso puede realizar para hacer a las compañías estadounidenses más competitivas”
Jamie DimonPresidente de JP Morgan

Los dos ejes principales de la propuesta de la administración de Trump son la reducción de la tasa de impuesto corporativo a un nivel de 21 por ciento (desde 35 por ciento) y el recorte a la tasa máxima de impuesto sobre la renta a un nivel de 37 por ciento (desde 39.5 por ciento).

21%
Tasa de impuesto corporativo propuesto en la reforma fiscal estadounidense
37%
Tasa máxima de impuesto sobre la renta planteada en el plan tributario de Trump

En la opinión de la academia económica afín al Partido Demócrata, Estados Unidos se convertirá en un país de bajos impuestos y bajas prestaciones sociales, un Estado que se encuentra a un escalón de ser considerado un paraíso fiscal.

Esta aseveración es una hipérbole, pero la realidad es que Estados Unidos sí es uno de los países industrializados con el nivel  más bajo de recaudación fiscal como porcentaje del PIB: 26 por ciento. Entre los miembros de la OCDE, los únicos países que presentan  una cifra menor son Chile, Turquía y México, que ocupa el fondo de la tabla con un nivel de recaudación de 17.2 por ciento del PIB.

La situación de México y de Estados Unidos advierte que las autoridades de política económica tenderán a reducir el gasto público, incluido el gasto social, para enfrentar la presión para las finanzas públicas que significa un recorte de impuestos de esta magnitud

De acuerdo a cálculos de la organización no partidista Tax Foundation, la reforma fiscal que será aprobada la siguiente semana elevará el déficit fiscal en 1.78 billones de dólares en la siguiente década. La cifra duplica el monto del paquete de estímulo que propuso la administración de Barack Obama para hacer frente a la crisis financiera en 2009 y que fue rechazado tajantemente por el Partido Republicano debido a sus implicaciones deficitarias.

Nouriel Roubini, un profesor de economía de la Universidad de Nueva York que refiere a Donald Trump como un plutócrata populista, argumenta que la presión del déficit fiscal obligará al Partido Republicano a tomar medidas de contingencia para reducir la presión financiera del presupuesto. En ese sentido, Roubini encuentra altamente factible que la red de seguridad social, particularmente el Medicare, sea desmantelada en la siguiente década.

Esto catalizaría dramáticamente la ampliación de la brecha de desigualdad que ha tenido lugar en las últimas tres décadas a partir de tendencias como la globalización, el cambio tecnológico, el declive de los sindicatos y la creciente concentración de mercado de las grandes corporaciones.

 Gabriel Zucman, un profesor de economía de la Universidad de California Berkeley, ilustra la fuerte correlación del incremento en los niveles de desigualdad con las reformas fiscales que han recortado la tasa  máxima de impuesto sobre la renta de la posguerra. En la década de los 50 éste era de 92 por ciento; en los 70 de alrededor de 70 por ciento; actualmente es de 39.5 por ciento y el siguiente año, con la reforma fiscal de Trump, será de 37 por ciento.

El caso mexicano no dista mucho de esta realidad. Los datos del Coneval, que muestran que sólo uno de cada cinco mexicanos es no pobre y no vulnerable, ponen de relieve la inexistencia de una política social que se aproxime a la construcción de un Estado de Bienestar.

Por si fuera poco, las finanzas públicas del país atraviesan por un episodio de contingencia. Desde el 2015, el gobierno está implementando un programa de austeridad que ha llevado a la inversión pública a su menor nivel como porcentaje del PIB desde la década de los 30.

Resulta claro que México, el país con la menor recaudación fiscal relativa entre los miembros de la OCDE,  no cuenta con espacio tributario suficiente para aprobar una reforma de recorte de impuestos corporativos como la que exige la iniciativa privada. Aún si se promueve una iniciativa fiscal que compense la pérdida de ingresos con la extensión del IVA a todos los productos aplicables, se trataría de una política de corte marcadamente regresivo.

México enfrenta un riesgo real de salida de capitales y de depreciación del peso frente al dólar en un contexto de alta inflación e incertidumbre del entorno. Sin embargo, por el momento las autoridades de política económica están atadas de manos.

Desafía plan fiscal de EU a OMC

En un momento crítico para el proyecto de reforma fiscal de Estados Unidos, crece el rechazo por parte de países europeos, que ven en las disposiciones un obstáculo al comercio, los flujos de inversión y discriminación por premiar a las empresas estadounidenses al subsidiar sus exportaciones.

Los ministros de finanzas de cinco países europeos redactaron una carta, en donde sostienen que la iniciativa fiscal podría violar las normas del comercio internacional.

El escrito que fue enviado al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, hace referencia al impuesto de 21 por ciento sobre los pagos de las multinacionales con sede en Estados Unidos a sus filiales extranjeras, que daría lugar a discriminación e incompatibilidad con las normas de la OMC.

La ley tributaria que impulsa la administración de Trump sería un problema para las reglas de la OMC, por lo que países europeos acusaron riesgos de desequilibrio al comercio internacional

Alemania, Francia, Gran Bretaña, España e Italia firmaron la carta donde alertaron que algunas medidas del plan tributario podría dar lugar a un subsidio ilegal a la exportación conforme a las reglas de la OMC. Según la propuesta republicana, mientras más ingresos genere una empresa estadounidense a partir de exportaciones, mayor será la porción de sus ingresos gravados al 12.5 por ciento (tasa efectiva), en lugar de la tasa corporativa general de 20 por ciento.

“Es importante que los derechos del gobierno de Estados Unidos sobre la política fiscal nacional se ejerzan de una manera que cumpla con las obligaciones internacionales a las que se ha suscrito”, expuso el escrito.

Alemania, Francia, Inglaterra, España e Italia firmaron la carta donde advierten el riesgo de la reforma fiscal

Fed sube tasas

La decisión de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos no fue unánime, de acuerdo al comunicado que emitió y prevalece la expectativa de tres alzas en 2018.

La medida presiona para que la Junta de Gobierno de Banco de México incremente también su tasa de referencia en 25 puntos base, como lo ha anticipado el mercado, para concluir el 2017 con un nivel de 7.25 por ciento.

En el comunicado de la Fed, que acompañó la decisión de política monetaria destacó el sólido desempeñó de la actividad económica.

Mientras tanto, resaltaron que el mercado laboral permanecerá fuerte, lo que contrasta con el comunicado anterior en el que esperaban todavía una mejoría adicional, según un reporte de Banorte.

Banorte anticipó que la Fed continuará con su ciclo gradual de alza en tasas durante el próximo año

En la última conferencia de prensa al frente de la Fed, Janet Yellen declaró que espera mayores incrementos salariales el próximo año.

Del comunicado de política monetaria se destacan que dos de los nueve miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) votaron en contra del incremento a la tasa de interés: Charles Evans, presidente de la Reserva Regional de Chicago, y Neel Kashkari, presidente de la Reserva Regional de Minneapolis.

“La disrupciones y la reconstrucción después de los huracanes han afectado la actividad económica, al empleo y a la inflación en los meses recientes”, apuntó.

Por otro lado, Banorte anticipó que la Fed continuará con su ciclo gradual de alza en tasas durante el próximo año, por lo que habría tres incrementos en el rango de la tasa de fondeo.

“Esperamos que el mercado laboral se mantenga cerca de pleno empleo, al tiempo en que las presiones inflacionarias seguirán contenidas”, precisó.

En ese contexto permanece la duda sobre la baja inflación pues el comunicado indica que en promedio durante últimos 12 meses la inflación ha declinado por debajo de 2 por ciento, mientras que las expectativas de inflación de largo plazo basadas en encuestas muestran poco cambio.

“La Fed subió su tasa de interés en línea con lo previsto, aunque envió una señal de mayor normalización respecto a lo que descuenta el mercado”, precisó.

De esa forma, el primer incremento de 25 puntos base en la tasa de referencia en la reunión de marzo, la cual ya estaría presidida por Jerome Powell.

Por su parte, el Banco de México tomará hoy la decisión de política monetaria con Alejandro Díaz de León al frente de la Junta de Gobierno.

La decisión ha dividido a los analistas, al respecto, Juan Musi, director de CI Somoza Musi Inversiones anticipó tres escenarios posibles, de los cuales, el más probable es que haya un incremento en las tasas de referencia.

Los elementos que se estarían considerando para esa medida son los niveles de inflación de los últimos meses, y en particular el dato de noviembre que alcanzó 6.63 por ciento en forma anual.

 “El escenario B es que Banco de México suba la tasa 0.25 puntos base, debido al mandato único que tiene la institución de luchar contra la inflación”, refirió.

Los otros dos posibles escenarios es que el instituto central no reaccione al incremento de las tasas por parte de Estados Unidos, esto debido a que el nivel actual de 7 por ciento de la tasa de referencia en México le da suficiente referencia con respecto a lo registrado en el país vecino; por último, es que la tasa de referencia suba 50 puntos base.

Algunos economistas habían estimado que Banco de México no subiría la tasa de referencia, pero luego cambiaron de opinión tras el reporte de inflación de INEGI del mes de noviembre y ahora esperan un alza.

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