‘La poli’ salvadora
Eran las 11:25 de la mañana y la guardería estaba en calma cuando un olor a cable quemado propició el primer rondín de Margarita Martínez Hernández, policía auxiliar adscrita al Cendi Corpus Christi, en la delegación Álvaro Obregón.
La caja de luz que se localiza a un costado de la puerta del centro educativo que alberga desde recién nacidos, maternales y niños de kínder, comenzó a tronar.
Icela Lagunashttps://www.youtube.com/watch?v=aiIeSLLJTKg
Eran las 11:25 de la mañana y la guardería estaba en calma cuando un olor a cable quemado propició el primer rondín de Margarita Martínez Hernández, policía auxiliar adscrita al Cendi Corpus Christi, en la delegación Álvaro Obregón.
La caja de luz que se localiza a un costado de la puerta del centro educativo que alberga desde recién nacidos, maternales y niños de kínder, comenzó a tronar.
En ese momento no estaba la directora del plantel, por lo que la mujer policía tomó la decisión por sí sola de ordenar la evacuación de los menores, a quienes sacó del Cendi con el apoyo de maestras.
El sonido del silbato de “La Poli”, como le llaman cariñosamente los pequeños, los alertó de que algo estaba pasando y había que vaciar –como en los simulacros- los salones y la escuelita lo más rápido posible.
La caja de luz tronó y comenzó el incendio, lo que provocó que se sacudiera el inmueble.
“¿Qué voy a hacer?”, se preguntó la agente policiaca.
Los 78 niños estaban bajo su instrucción, por lo que decidió ponerlos bajo resguardo en la Iglesia de Corpus Christi que se localiza también en la zona.
Apenas los dejó en el recinto religioso, la uniformada regresó al plantel en donde el fuego ya invadía la entrada y los Bomberos seguían sin llegar después de 15 minutos de que inició la evacuación y de que las llamas se propagaban al resto de las instalaciones.
Sin saber de dónde sacó unas pinzas, Margarita cortó algunos cables de la caja y utilizó un extinguidor que había en el Cendi.
Poco a poco la emergencia pasó.
Para cuando los Bomberos llegaron a la escuela, todos los niños estaban a salvo y el fuego controlado.
A casi dos meses de lo ocurrido, la Policía Auxiliar con apenas dos años de carrera dentro de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) fue condecorada la semana pasada como “La Policía del Año” por el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
“Estuvimos en peligro pues el incendio de la caja de luz que se ubica junto a la puerta de entrada hubiese impedido que saliéramos todos. Pudimos haber quedado encerrados”, recuerda y se conmueve hasta las lágrimas de solo pensar en la responsabilidad que significan todos esos niños.
Margarita Martínez Hernández, de 32 años y madre de tres hijos menores de edad, sigue pensando en las consecuencias de un incendio en la estancia infantil.
“¿Qué explicación habríamos dado a los padres de familia?”, se pregunta.
-¿Recordaste la tragedia en la guardería subrogada por el IMSS, ABC?, se le pregunta.
La mujer responde que no tuvo tiempo de pensar en nada más que sacar a los pequeños, algunos de los cuales, apenas caminaban.
Luego del incendio, las autoridades escolares arribaron a la iglesia en la que resguardó a los niños y comenzaron a llamar por teléfono a cada uno de los padres de familia para que recogieran a los menores.
Ese 6 de noviembre no pasó más.
Los días subsecuentes vinieron los agradecimientos por parte de los familiares de los alumnos. Gracias, “Poli”, le dijeron, sin que muchos supieran siquiera su nombre.
Pero el acto de Margarita no pasó desapercibido. Los altos mandos de la Policía Auxiliar le entregaron de manera interna la medalla al valor y semanas después le informaron que la requerían en las oficinas de la SSPDF para realizar un video.
“Me dijeron que tenía que contar con detalle cómo ocurrieron los hechos y cómo logré evacuar a los 78 niños. Al principio nadie me dijo de qué se trataba, luego mis jefes me informaron que había sido postulada al reconocimiento de Mejor Policía del Año”.
Lo demás ya es historia. Para la ceremonia que encabezó el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y el titular de la SSPDF, Hiram Almeida, Margarita invitó a su madre y a sus hermanas sin explicarles de qué se trataba. La sorpresa fue mayúscula.
Además del reconocimiento, la Policía Auxiliar recibió 50 mil pesos de premio por su labor y ya se promueve un ascenso de grado.
“Hay policías que sí nos ponemos el uniforme para servir y proteger a los ciudadanos”, asegura mientras se dice orgullosa de pertenecer a la Policía Auxiliar.
En su familia no es la única policía. Margarita Martínez proviene de una familia de policías de la SSPDF. En la corporación capitalina trabajó hasta que murió su padre, José Martínez Hernández, pero también tres tíos forman parte de la PA y dos hermanas de la Policía Bancaria e Industrial (PBI).
La Policía Auxiliar, explica orgullosa, es la que sobresale entre todos los uniformados de la capital.
“Somos quienes hacemos la labor, aunque muchas veces no se nos reconoce como se debe”.
“Quisiera llegar a ser mando para ver más por los elementos, ayudarlos a ser y estar mejor”, concluye la orgullosa uniformada que percibe 3 mil 600 pesos a la quincena por la labor diaria en la que arriesga la vida.
Antes del premio, Margarita trabajaba 24 horas consecutivas por 24 de descanso. Al salir de la academia de Policía Auxiliar fue asignada a un Cendi en la zona de Capula, luego a un módulo de seguridad hasta llegar a la guardería en la que salvó la vida de los menores.