La pesadilla mexicana

Mientras pide limosna en un crucero en el norte de Monterrey, José vigila que no se acerque ninguna patrulla policial, su mayor miedo desde hace tres meses, cuando salió de Escuintla, Guatemala.

“Uno se cuida de la policía, vos ya ves que andan por todos lados, nomás te miran y pos’ ya saben que no eres de acá”, dice el joven, de apenas 17 años.  

“A un amigo le quitaron todo su dinero, lo amenazaron con que lo iban a meter a la cárcel y que lo iban a mandar otra vez pa’ Guatemala”.

Pedro Pablo Cortés Pedro Pablo Cortés Publicado el
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"En una casa de migrantes en el centro (de Monterrey) hubo algunos migrantes que decían que había un señor que en las noches iba y los acosaba sexualmente"
Mauricio Martínez Garza Investigador de la Facultad Libre de Derecho
“Es una situación muy triste la que viven los migrantes, ellos son personas que no tienen otra opción más que huir de sus países”
Mauricio Martínez GarzaInvestigador de la Facultad Libre de Derecho
“Son niños que en la deportación sufren más violaciones de las que podrían esperar cruzando el país o llegando a EU, entonces hablamos de una violación a los derechos humanos más fuerte en la deportación que en el propio tránsito migratorio”
Nora HinojoRepresentante
del Colectivo Vía Migrante
https://www.youtube.com/watch?v=GhZ2lSjijzQ

Mientras pide limosna en un crucero en el norte de Monterrey, José vigila que no se acerque ninguna patrulla policial, su mayor miedo desde hace tres meses, cuando salió de Escuintla, Guatemala.

“Uno se cuida de la policía, vos ya ves que andan por todos lados, nomás te miran y pos’ ya saben que no eres de acá”, dice el joven, de apenas 17 años.  

“A un amigo le quitaron todo su dinero, lo amenazaron con que lo iban a meter a la cárcel y que lo iban a mandar otra vez pa’ Guatemala”.

Al igual que miles de centroamericanos, José ha visto cómo su “sueño americano” se ha vuelto una “pesadilla mexicana”.  

“Uno no tiene apoyo de nadie, uno está aquí solo, uno nada más recibe el apoyo de vos y de todos los que quieran darme algo para comer”, cuenta José.

 “La policía no te ayuda y las autoridades lo único que van a hacer es mandarte de regreso allá y la violencia está igual que allá, está muy mal”.

Aunque admite que es peligroso quedarse en México, José está decidido a cruzar a Estados Unidos (EU) en cuanto obtenga el dinero necesario. 

“Todos tenemos la misma intención de cruzar para allá, porque pos ¿qué nos queda? ¿quedarnos acá en México teniendo miedo, con hambre, sin casa? ¿regresar a Guatemala, donde nos pueden matar? Pos no, hay que intentarlo”. 

Pero las condiciones para que José cruce son ahora más difíciles que nunca.

Ante la presión política de EU, México rompió el año pasado su récord del mayor número de deportaciones de mujeres y niños, de origen centroamericano.

Cifras de la Unidad Política Migratoria (UPM) de la Secretaría de Gobernación (Segob) revelan que, en el 2014, más de 24 mil mujeres sufrieron la deportación, el doble que en 2013.

Asimismo, se detuvieron a cerca de 23 mil niños, un aumento del 230 por ciento con relación al año anterior.

Del total de chicos aprehendidos, 9 mil 661 eran de Honduras, 7 mil 973 de Guatemala y 4 mil 885 de El Salvador. 

Estas estadísticas también incluyen el arresto de alrededor de 11 mil menores no acompañados, de los que mil 853 tenían menos de 11 años. 

Activistas entrevistados por Reporte Indigo atribuyen el fenómeno a la coacción de Washington sobre México y a la subsecuente implementación del plan Frontera Sur, con el que las autoridades nacionales prometieron proteger a los migrantes.

EU vivió una crisis política y humanitaria el año pasado, cuando más de 62 mil niños no acompañados llegaron a la frontera, lo que causó que políticos conservadores demandaran al presidente Barack Obama controlar el flujo migratorio. 

Sin rumbo

Nora Hinojo, representante del Colectivo Vía Migrante, critica en entrevista que la política migratoria nacional carezca de objetivos definidos y que sea resultado de los intereses estadounidenses. 

“La idea es que no lleguen a Estados Unidos, lo que nos habla claramente de una política migratoria muy dependiente de una economía.

“Solo está respondiendo a un interés que viene desde EU porque sus políticos ya no quieren que haya más migrantes centroamericanos”, expresa. 

Hinojo señala que es preocupante que haya un incremento en el número de expulsiones de mujeres y niños, un sector demográfico que es más vulnerable.

“Hay una política migratoria en México que carece principalmente de una perspectiva de derechos humanos y eso hace vulnerables a todos.

“El hecho que exista este número tan grande de deportaciones nos habla perfectamente cómo el gobierno mexicano está olvidando la responsabilidad de construir una política migratoria enfocada a este sector de la población”, indica.

La activista también acusa que las autoridades encargadas del proceso de la deportación carecen de capacitación adecuada y a veces representan una amenaza mayor para los menores de edad que el viaje en sí. 

“Son niños que en la deportación sufren más violaciones de las que podrían esperar cruzando el país o llegando a EU, entonces hablamos de una violación a los derechos humanos más fuerte en la deportación que en el propio tránsito migratorio”.

Viven de la caridad

Mauricio Martínez Garza, quien hizo una investigación en la Facultad Libre de Derecho sobre los migrantes en Monterrey, explica que a los centroamericanos que quedan atrapados en el país no les queda más remedio que vivir de la caridad. 

“Es una situación muy triste la que viven los migrantes, ellos son personas que no tienen otra opción más que huir de sus países”, lamenta Martínez Garza.

Pese a los grupos de apoyo que existen, el también activista narra que hay migrantes que sufren del abuso de las autoridades locales e incluso de albergues clandestinos.

“En una casa de migrantes en el centro (de Monterrey) hubo algunos migrantes que decían que había un señor que en las noches iba y los acosaba sexualmente”.

“Los migrantes sufren violaciones de parte de policías federales, como municipales, maltratos por parte de (funcionarios de migración)”, refiere. 

Aun así, Martínez Garza duda que estas experiencias y el reforzamiento de las fronteras de Estados Unidos  impida que los migrantes se arriesguen a cruzar, pues la situación que viven en sus países de origen suele ser más peligrosa.

“No creo que eso los vaya a detener, ellos ya están arriesgando su vida y lo van a seguir haciendo”, dijo Martínez García.

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