La paternidad más allá del divorcio
A pesar de llevar 22 años divorciados, Víctor Hugo y Ana Verónica son amigos, conviven con sus parejas y pasan juntos las fechas especiales con su hija, Ximena
César Carrera y Liliana RosasVíctor Hugo Sánchez y Ana Verónica comparten la crianza de Ana Ximena, su hija de 24 años, celebran los cumpleaños juntos, pasan navidades y año nuevo en familia, conviven con sus parejas, se apoyan mutuamente y tienen un grupo de WhatsApp donde se envian memes, fotos y se comunican todos los días a pesar de que Víctor y Ana Verónica llevan 22 años del divorcio.
Ximena tenía dos años cuando Víctor y Ana decidieron separase, derivado de los problemas que Víctor Hugo tenía con las drogas. El divorcio también trajó consigo la perdida de la patria potestad de Ximena, por lo que durante el siguiente año solo pudo comunicarse con su hija por teléfono.
Sin embargo ni la distancia, ni el divorcio fueron un impedimento para que Víctor buscara a toda costa mantener el contacto con su hija a quien le marcaba a diario para jugar con ella.
“Fue un año terrible porque yo lloraba mucho, sufría muchísimo por no poder verla, me dejaban hablar por teléfono con ella, entonces nos inventabamos juegos de manera tal que yo podía estar tres horas al teléfono con una niña de cuatro años, me las ingenié. Siempre he tenido buen discurso, entonces me inventaba jueguillos y cosas”.
La distancia del divorcio y perdida de patria potestad de su hija lo llevo a incribirse en un programa que lo ayudó a rehabilitarse de su adicción a las drogas y con ello vino la autorización para volver a convivir con Ximena.
Años después Víctor pelearía por la patria potestad de Ximena, motivado por conflictos entre Ana Verónica y Ximena que habían resultado en moretones en el cuerpo de su hija.
Una vez ganada la patria potestad, Víctor Hugo asumió su paternidad por completo, se hizo cargo de los cuidados, la escuela, alimentación y bienestar de Ximena, hasta que en su adolescencia ella decidió volver con su mamá, ya que su papá se había casado por segunda vez.
Pasaron más de 15 años en batallas legales y sin convivir como una familia, sin embargo cuando Ximena cumplió 16 años Víctor y Ana Verónica decidieron ponerle fin a sus conlfictos personales para priorizar la crianza de su hija.
El siguiente cumpleaños de Ximena lo celebraron juntos, los tres, hecho que se convirtó en una tradición familiar que conservan hasta la fecha.
Para Ana Verónica, la presencia de ambas figuras en la vida de Ximena ha sido determinante y considera que esa es la clave para que su hija haya desarrollado seguridad
Ximena coincide en que tener una figura paterna presente le ha ayudado a establecer relaciones afectivas sanas, donde existen los límites y no busca llenar un vacío.
“A veces pasa inconscientemente que las personas buscan encontrar en su pareja a su papá y yo tengo bien definido lo que yo busco en una pareja, y el hecho de que mi papá ha estado presente no me hace buscar desesperadamente compañía ni conformarme con cualquier relación de pareja o de amistad que no me esté haciendo bien o no le esté aportando algo positivo a mi vida”
No hay truco para una paternidad en el divorcio
Para Ana Verónica no hay un truco detrás de esta utopía, la relación que hoy tienen los tres ha sido un trabajo individual y colectivo que los ha beneficiado a todos, una decisión tomada desde el amor que les ha permitido formar una familia aun sin haber un matrimonio de por medio.
Además una paternidad involucrada también brinda el espacio para que las mujeres se desarrollen más allá de la maternidad, en el ámbito personal y profesional.
“Es una relación muy fuerte porque si él sale con una pareja, puedo estar yo presente y él me da mi lugar como la mamá de su hija, no como su pareja.
Hay veces que Navidad la pasamos con la familia de Víctor, y Año Nuevo con mi familia.
Mis amistades no les checa la relación que hemos desarrollado porque ellos no lo hacen, pero para nosotros ya es algo natural”.
Víctor Hugo es periodista de espectáculos con más de 35 años de experiencia y publirelacionista desde hace 33 años, trabaja de lunes a domingo en lo que él califica como “Disneylandia” un trabajo donde no se cansa y nunca se aburre, sin embargo su pasión por su profesión no ha sido mayor que el amor por Ximena.
“Ser padre es la aventura más maravillosa que me pudo haber pasado en la vida, donde hay momentos dolorosos, de mucho miedo. Pero es también una gran responsabilidad, yo me quedo muy contento porque independientemente de que mi hija es muy brillante, es un hermoso ser humano y tiene un corazón enorme”.