La guerra es por el trono tecnológico. El campo de batalla es el mundo, los artífices del conflicto son el Tío Sam y el dragón chino y, al menos por ahora, ninguno está dispuesto a hondear la bandera blanca.
A diferencia de las ocasiones anteriores esta vez los aranceles no son el protagonista, la disputa es por un activo intangible que está presente en la vida de millones de usuarios: la telefonía móvil.
La infraestructura digital de quinta generación de Internet, mejor conocida como 5G, es el tesoro que ambos gigantes desean. Quien posea el control de esta tecnología se convertirá en el rey de las telecomunicaciones a nivel global.
Ernesto Piedras, director general de The Competitive Intelligence Unit (CIU), comenta que no se sabe cómo terminará la escalada del conflicto entre las dos mayores potencias económicas, pero sí quiénes se llevarán la peor parte del fuego cruzado.
“El uso de las herramientas digitales es un arma de presión política y tanto Estados Unidos como China saben muy bien cómo aplicarlas. El problema es que a la larga el proteccionismo termina por ser contraproducente, ya que los más afectados son los consumidores”, detalla el director de la firma de consultoría.
Huawei es un gigante chino fundado en 1987 por el empresario Ren Zhengfei y se dedica a la investigación y desarrollo, producción electrónica y marketing de equipamiento de comunicaciones.
Durante años se mantuvo como una compañía de bajo perfil, hasta que empezó a cobrar notoriedad cuando se expandió fuera de los límites de la Muralla China y su lucha por arrebatarle el trono a Apple fue más que evidente.
Aunque en su momento esta jugada no le hizo mucha gracia a la Casa Blanca, la relación comercial entre Washington y Pekín se mantuvo con cierta calma, hasta hace poco.
El año pasado fue complicado para la empresa china y 2019 parece no estar alejado de esa realidad. No obstante, cada vez más usuarios impulsan el avance de la huella asiática, gracias a la preferencia que tienen por sus dispositivos móviles
Al cierre de 2018, el fabricante cerró con cifras históricas en su negocio de teléfonos inteligentes al superar los 200 millones de smartphones vendidos en todo el planeta. Esto le permitió ubicarse casi a la par de sus dos mayores rivales: Apple y Samsung.
En términos generales, Huawei reportó más de 100 mil millones de dólares en ingresos, y tan solo en la división de electrónica de consumo, categoría donde se ubican los teléfonos, superó los 52 mil millones de dólares de ingresos.
La artillería pesada
A más de un año de la imposición de aranceles entre Estados Unidos y China, los golpes continúan y el último lo dio el presidente Donald Trump al incluir de forma oficial a Huawei en una lista negra comercial, la cual le establece restricciones para que no pueda hacer negocios con compañías estadounidenses.
Entre ellas se encuentra Google, el motor de búsqueda más utilizado a nivel mundial, que hace unos días vetó a la firma asiática de sus accesos inmediatos a las actualizaciones del sistema operativo Android, así como de la próxima versión de sus móviles y las aplicaciones y servicios populares como Google Play Store, Gmail y Youtube.
Para justificar el castigo, el inquilino de la Casa Blanca acusó a la tecnológica china de amenazar la seguridad nacional, al utilizar la infraestructura tecnológica del país para realizar actividades de espionaje y obtener información confidencial para Pekín.
A nivel mundial, Huawei representa 17 por ciento de la telefonía y en México cerca de 8 millones de personas poseen un móvil de esta firma.
Los teléfonos de Huawei que hoy operan y los que están en venta seguirán funcionando con normalidad, sin embargo, los próximos lanzamientos son los que se verán afectados.
Juan Carlos Minero, director de gestión de inversiones en Black Wallstreet Capital (BWC), asegura que ambos países buscan hacer un apalancamiento con el que se puedan presionar mutuamente.
No obstante, en esta pugna, China tiene un arma secreta: no está peleado con otros países como Estados Unidos y abarca gran parte del mercado global en diferentes sectores, por lo tanto no requiere de los estadounidenses para comercializar sus productos, aunque sí los requiere para lograr otros fines.
Conflicto sin fin
La decisión de vetar a Huawei del sistema operativo Android afectará a una gran cantidad de compañías estadounidenses, que van desde proveedores de software, hasta fabricantes de semiconductores que suministran materiales y servicios a la empresa china.
Ante la incertidumbre por los posibles daños colaterales, las autoridades de Estados Unidos intentaron calmar los ánimos y postergar por tres meses la entrada en vigor de las sanciones, con la finalidad de dar tiempo al fabricante chino y a sus socios comerciales de adaptarse a medidas apropiadas a largo plazo para las empresas de telecomunicaciones estadounidenses y extranjeras que hoy se sirven de esta marca.
Pero la Casa Blanca no contaba con el as bajo la manga que China se guardaba, ya que después del plazo que les dieron, directivos de Huawei anunciaron que pronto sacarán a la luz su propio sistema operativo alternativo a Android, el cual podrá ser empleado en smartphones y ordenadores.
Víctor Valdivia, presidente de Kratos Consultores, detalla que el hecho de que una marca ya no pueda ser compatible con otra si generará una debilidad al momento, pero también representa una oportunidad muy grande para que Huawei genere su propio sistema operativo y deje de depender de plataformas de occidente.
“Puede que esta marca después les dé la vuelta al ofrecer tecnología completamente distinta y hasta mejorada. La ventaja de Huawei es que ya se estaban preparando para este cambio y es muy posible que alcance el éxito”, explica el economista.
La batalla por quién poseerá la tecnología 5G llegó al límite, como era de esperarse. Tras la noticia de que Pekín lanzaría su propia plataforma, el contraataque de Estados Unidos llegó aún más fuerte, pues ahora la compañía británica ARM anunció que también suspenderá las relaciones con la empresa china, lo que afectará directamente a los procesadores de sus smartphones.
Otra de las compañías que se ha puesto en contra de Huawei, es la japonesa Panasonic. Ayer dio instrucciones a sus empleados para que detengan las transacciones con el fabricante chino y sus 68 afiliadas, sin dar más detalles al respecto.
A pesar de que los teléfonos inteligentes de Huawei en su interior cuentan con los procesadores Kirin desarrollados por la propia compañía china, éstos están basados en la arquitectura ARM, una licencia que ahora quedará revocada y le impedirá desarrollar sus propios chips y el elemento central de cualquier smartphone: el procesador.
ARM argumentó que esta decisión fue tomada tras las exigencias del gobierno de Donald Trump, debido a que sus diseños contienen la tecnología de ese país.
Juan Carlos Minero afirma que las medidas que está tomando el presidente Donald Trump son producto de un comportamiento que le permite, de alguna manera, el apalancamiento de una mejor posición de negociación para que le acepten las condiciones que quiere imponer.
“Esta forma de actuar de Estados Unidos ya se ha visto en varias ocasiones, como aquella vez del T-MEC donde quiso romper relaciones con México y cerrar la frontera. Al presidente Trump le gusta amenazar y poner sus condiciones para jugar”, detalla el director de gestión de inversiones en BWC.
Pero el conflicto sigue. China amenazó con paralizar las exportaciones de tierras y minerales raros de los cuales Estados Unidos depende en un 80 por ciento para la creación de una inmensa gama de productos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles y sus pantallas táctiles, así como los sistemas de armamento que son utilizados por el ejército.
¿Dónde quedó Apple?
La empresa de la manzana fundada por Steve Jobs no se escapa de este berrinche comercial, debido a que la compañía californiana diseña sus dispositivos en Estados Unidos, pero ensambla la mayoría de ellos en China.
La competencia directa de Huawei, como la gran mayoría de gigantes tecnológicos estadounidenses y asiáticos, tiene fábricas y plantas de producción en territorio asiático donde se manufacturan las piezas de sus productos.
Si Pekín, tras las sanciones que ha impuesto la Casa Blanca, decidiera afectar directamente a Apple, podría hacerlo, ya que el gobierno chino podría impedir a las compañías nacionales hacer negocios con la marca y la fabricación de sus productos se verían seriamente afectados.
La mitad de los iPhone que se usan en todo el mundo se fabrican en un complejo industrial que tiene la compañía Foxconn (el mayor fabricante de componentes electrónicos a nivel mundial y suministrador de Apple, Sony, Nokia, Nintendo, Microsoft o Xiaomi) en Zhengzhou, China, donde trabajan más de 350 mil personas.
Divorcio de antaño
La disputa entre el Tío Sam y el dragón chino no es nueva y el divorcio entre las dos mayores economías del mundo cada vez parece estar más cerca.
A finales de 2011, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, obligó a las principales empresas estadounidenses de telefonía a proporcionar información confidencial sobre sus redes.
Esta medida tenía como propósito poner el descubierto posibles estructuras de ciberespionaje por parte de China, precedente que llevó al Comité de Inteligencia del Congreso a iniciar una investigación en la que participaron demócratas y republicanos.
Tras más de un año de averiguaciones, especialistas estadounidenses relevaron en un informe que Huawei y ZTE eran una amenaza para la seguridad nacional. Este hecho se convirtió en la raíz del problema entre Huawei y Estados Unidos.
Poco a poco, el fabricante chino comenzó a ser excluido de las licitaciones para el desarrollo de telecomunicaciones estadounidenses, sobre todo, aquellas que se relacionaban con infraestructura calificada como crítica o de emergencias
Contrario a lo que se pensaba, la empresa tomó otros caminos en territorio del Tío Sam, como hacer negocios con el sector privado, instituciones y universidades.
La historia dio un giro interesante cuando la Casa Blanca revisó el análisis elaborado por el Congreso y descubrió que no existían evidencias suficientes para inculpar al gigante de telecomunicaciones, sin embargo, el gobierno de Obama dejó muy en claro que ni con el cambio de ruta en la investigación Estados Unidos confiaba en Huawei.
Carlos Estrada, encargado de seguridad cibernética en Vestiga Consultores, opina que las acusaciones de ese entonces se convirtieron en una bomba de tiempo que en algún momento iba a estallar. Con la llegada del presidente Trump el reloj finalmente se detuvo.
A inicios de 2018, el gobierno estadounidense puso de nueva cuenta la lupa sobre el gigante chino luego de que Verizon y AT&T anunciaron que comercializarían sus equipos.
A la par, la Comisión Federal de Telecomunicaciones (FCC) inició una nueva investigación y el presidente Donald Trump comenzó con sus amenazas, situación que provocó que los operadores desistieran.
El 1 de diciembre pasado, Meng Wanzhou, quien fungía como directora financiera de Huawei, fue arrestada en Vancouver por una posible violación de las sanciones contra Irán.
A la fecha, la también hija del fundador del gigante de telecomunicaciones se encuentra bajo arresto domiciliario en Canadá y se enfrenta a la petición de extradición de Estados Unidos.
Usuarios expuestos
A pesar de que Huawei se comprometió a desarrollar un nuevo sistema operativo si el bloqueo estadounidense se da de manera definitiva, Carlos Estrada considera queel gran riesgo que existe es que esta plataforma no cuente con los mecanismos suficientes para proteger los datos de los millones de usuarios en todo el mundo.
Especialistas coinciden en que Huawei puede buscar contraatacar aunque no directamente hacia la Casa Blanca, sino con una de las marcas insignia de Estados Unidos: Apple.
No obstante, Víctor Valdivia insiste en que, al menos por ahora, el tema de la empresa originaria de Cupertino no es el que más debe preocupar, porque los celulares más vendidos en China siempre fueron los de Huawei, es decir que esta marca de la manzana ya estaba ganando a nivel internacional y su mayor competencia siempre ha sido Samsung.
Pero advierte que un tema que sí debe preocupar a los dos rivales es que sorpresivamente en esta guerra podrían ganar países terceros, como Vietnam, al cual en los últimos años han ido migrando las empresas norteamericanas por la mano de obra muy barata y calificada.
“Creo que a Estados Unidos le dio miedo que Huawei estuviera creciendo a gran escala, pues pasó de ser una empresa ensambladora a ser productora y después una generadora de tecnología, el modelo que esta empresa tiene es superior a la que Samsung y Apple traen, en poco tiempo se va a saber a quién le va a doler más”.