La mentira con la que Turnbull estafaba en La Condesa

Para tratar de encubrir su mentira cuando fue descubierto, James aseguró que le quedaban apenas unos meses de vida para no devolver el dinero robado
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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Angie salió con James Turnbull durante unos meses y él le contó que tenía un proyecto para mejorar su gimnasio secreto en La Condesa.

Para hacerlo, le pidió prestados 40 mil pesos luego de que se enteró de que Angie había vendido una propiedad.

Luego aparecieron una serie de actitudes sospechosas, un día le dijo que se sentía mal y que le había tocado su primera quimioterapia.

Al revisar Instagram, Angie descubrió que en realidad había estado en una fiesta con amigas, lo que provocó su enojo y le exigió que le regresara el dinero que le había prestado.

“Días después de que le estuve insistiendo me mandó un mensaje donde me dijo ‘el cáncer que tengo es terminal y sólo me quedan seis meses de vida’. Entiendo ahora que lo que me dijo fue porque empecé a presionar con que me pagara ese dinero”, explica.

Angie asegura que James Turnbull logra “enganchar” a las personas porque se muestra vulnerable a pesar de ser un tipo alto y con buena estructura física.

“A mí me parecía un hombre muy vulnerable, muy emocional, que no era tan hermético en ese sentido, entonces, justo por esa parte yo confiaba en él porque me parecía que se abría, que mostraba su vulnerabilidad a todo lo que daba. Y en esa parte tú dices, claro, me da confianza”, cuenta Angie.

A ella le dijo que había sido abusado sexualmente por un amigo de su padre, razón por la que tenía una mala relación con su progenitor.

“Es bien parecido. Es un hombre que mide 1.90, tiene el cuerpo de un boxeador. Es guapo. Aparte tiene un trato con las mujeres que podría envolver a muchísimas. Es una persona tierna, que te trata bien, que parece muy sensible. Que te cuenta lo que le hizo su papá y se le salen las lágrimas, que te dice que supuestamente se rompió la espalda y salió adelante. Ahora me entero que todo eso es mentira, que nunca se rompió la espalda, que nunca estuvo en silla de ruedas”, expresa.

A partir de esa experiencia, asegura que jamás volverá a prestar dinero.

“Definitivo. Nunca más voy a prestar dinero. Nunca más. Por la causa que sea. Sí quedó en mí una cierta desconfianza”, relata.

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