La lucha por el espectro
Pese a que ya están contempladas en la Ley Federal de Telecomunicaciones, las radios comunitarias e indigenistas proliferan en el país sin contar con las autorizaciones para su operación.
Son cerca de 76 comunidades en todo el país las que operan sus propias estaciones de radio local sin contar con los permisos.
La mayoría de esos líderes hoy son perseguidos por la PGR bajo el delito de atentar contra los bienes de la nación.
El año pasado se otorgaron las primeras concesiones para uso social comunitario en México como parte de la Reforma Constitucional del 2013.
J. Jesús Lemus
Pese a que ya están contempladas en la Ley Federal de Telecomunicaciones, las radios comunitarias e indigenistas proliferan en el país sin contar con las autorizaciones para su operación.
Son cerca de 76 comunidades en todo el país las que operan sus propias estaciones de radio local sin contar con los permisos.
La mayoría de esos líderes hoy son perseguidos por la PGR bajo el delito de atentar contra los bienes de la nación.
El año pasado se otorgaron las primeras concesiones para uso social comunitario en México como parte de la Reforma Constitucional del 2013.
Las radios comunitarias Echais 88, Khurandi, Expresión Alternativa y Comunicación y Cultura, además de la organización Autogestión Comunicativa, A. C., originaria de Hermosillo, recibieron del Instituto Federal de Telecomunicaciones los primeros títulos de concesión de uso social y comunitario.
Sin embargo, la mayoría de esas estaciones de radio operan bajo el calificativo de radios comunitarias y carecen de los permisos correspondientes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
La Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), reconoce la existencia de por lo menos 20 emisoras ilegales que transmiten desde comunidades marginadas de 15 estados del país.
Frente al señalamiento de la CIRT que apunta a una competencia desleal, tras observar que algunas estaciones de radio comercializan sus tiempos de transmisión, surge el reclamo de los pueblos indígenas que se dicen con el derecho de contar con una estación transmisora para fomentar la cultura y la comunicación intracomunal.
Reporte Indigo solicitó la postura de la CIRT sobre la problemática que les representa la proliferación de las estaciones de radio clandestinas y comunitarias, pero Víctor Medina, el responsable de comunicación social de ese organismo empresarial no quiso hablar al respecto.
Desde 1980 las comunidades indígenas cuentan con el respaldo del Sistema de Radiodifusión Cultural Indigenista perteneciente a la CDI, desde donde se aportan recursos federales para el fomento a la radiotransmisión cultural, aun cuando no se aportan plenamente los permisos correspondientes para la legalidad de esas emisoras.
Los recursos que entrega la federación para la operación de estaciones de radio comunitarias se allegan con el fin de promover los repertorios culturales de cada comunidad, pero en la mayoría de los casos, las estaciones de radio indígenas comercializan sus espacios de manera discrecional con empresas que pretenden penetrar esos mercados.
La Procuraduría General de la República (PGR) ha documentado y abierto investigaciones de casos en donde las emisoras han sido penetradas por movimientos sociales rebeldes y hasta del crimen organizado.
La mayoría de las investigaciones abiertas por la PGR se radican en el estado de Chiapas.
Instrumento de identidad
Pero no todo está tergiversado en las radios comunitarias. Existen ejemplos de emisoras que se mantienen dentro de la ética cultural con la que nacieron, dedicando sus tiempos de transmisión a asuntos meramente culturales de los pueblos, en donde se da impulso a la difusión de actos que fomentan la lengua local, las fiestas y las tradiciones.
El caso más relevante es el de la estación Radio Teocelo, en Veracruz, la que desde 1965 se mantienen inamovible en su política comunicacional con sentido social sin caer en la comercialización de sus programas.
De igual forma se destaca la estación Radio Xiranhua, la que transmite desde la Meseta Purépecha, en Michoacán, como una iniciativa del activista Pedro Victoriano Cruz, con la que se busca mantener la identidad indígena, principalmente entre los pobladores de esa región que emigran desde y hacia los Estados Unidos.
La estación Radio Xiranhua opera pese a que la PGR mantiene abierta una averiguación penal en contra de Pedro Victoriano Cruz, al que se le acusa de violar la ley de Bienes Nacionales por haber usado la Frecuencia Modulada (FM) para la transmisión de sus programas culturales.
“Es un derecho que tenemos los pueblos indígenas”, explica Pedro Victoriano.
“El de revalorizar nuestra cultura más allá del discurso oficial, para demostrar que cultura no solamente es la danza y la lengua, sino que es una reflexión profunda que tiene que ver con nuestra cosmovisión, y para ello se requiere de la radio como un instrumento de comunicación universal”.
La ley, pero no para todos
Pero a pesar de la andanada oficial contra las radios clandestinas comunitarias y de corte indigenista, la discrecionalidad del Gobierno federal ha tolerado la funcionalidad de otras emisoras.
Tal es el caso de la estación Radio Ámbar, en Simojovel, Chiapas, la que a pesar de su ilegalidad, se mantiene en operación, pese a que nació con fines sociales y que hoy se mantiene rentablemente de la comercialización de sus espacios publicitarios.
También en la comunidad de La Competencia, municipio de Huitiupán, Chiapas, sigue operando sin mayor problema la estación “Radio Esperanza de Dios”, la que se anunció inicialmente que sería una emisora de contenidos culturales para la comunidad indígena, pero a la fecha se mantiene con una barra de programación religiosa.
Desmantelan las radios
La Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), según promotores de las radios comunitarias, encabeza una ofensiva en contra de ellos.
“Ellos (la CIRT) argumentan que les estamos haciendo competencia comercial, pero en Oaxaca ninguna estación comunitaria vende sus tiempos de radio a ninguna empresa comercial”, dice Juvenal Santiago de la radio Oaxaca Hoy.
Durante el 2015, explicó, la PGR a petición de la CIRT abrió al menos 7 averiguaciones previas contra indígenas que están transmitiendo desde radios comunitarias en diversos puntos de la Sierra de Juárez, en Oaxaca, en donde no hay cobertura de las estaciones de radio comercial, y existe la necesidad de la población de contar con ese medio de comunicación.
En Veracruz, dijo Roberto Uitzil López, por acción de la CIRT, la PGR desmanteló las estaciones “Altavoz Radio” y “Radio Bendición”, las que estaban transmitiendo en la banda de la FM con programas culturales y religiosos que no se encuentran en ninguna otra estación de radio.
Pero a la fecha en esa entidad se mantienen activas al menos otras 14 estaciones de radio comunitarias, las que en su mayoría están transmitiendo a través de la red de internet, en donde aún no se legisla para la existencia de un monopolio en la entrega concesiones.