La huella ambiental de la industria tequilera

Además de haber arrasado con grandes extensiones forestales de Jalisco, la industria tequilera del estado contribuye al cambio climático con la emisión anual de casi 181 mil toneladas de CO2e; la zona de cultivo del agave en la Región Paisaje Agavero, sin embargo, podría reducirse en 60.5 por ciento al 2040, pese a ser Patrimonio de la Humanidad
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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Los impactos ambientales que le ha acarreado a Jalisco la expansión de su industria tequilera no se limitan solo a la desaparición de grandes extensiones de bosques y selvas arrasadas por el agave, o la descarga de desechos en cuerpos de agua, también es una actividad que contribuye al cambio climático con la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

De acuerdo con el Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la Región Paisaje Agavero de Jalisco, el cual se encuentra en su fase de consulta pública, la industria tequilera en esa zona del estado genera anualmente 180 mil 787.11 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e), la unidad con la que se miden los GEI que están alterando el equilibrio climático del planeta.

“Considerando los datos de producción de tequila en 2018 reportados a nivel federal por la Cámara Nacional de la Industria Tequilera, se realizó la estimación de las emisiones por esta industria en la región, utilizando como factor de emisión el reportado 3.0 kg CO2e/L (litro de tequila producido)”, dice el documento.

Por Región Paisaje Agavero el Programa de Ordenamiento se refiere en específico a cinco municipios del estado de Jalisco: Amatitán, El Arenal, Magdalena, Tequila y Teuchitlán, que suman una superficie territorial de 214 mil 175.44 hectáreas y una población en sus localidades de 109 mil 515 habitantes.

Sin embargo, la emisión de los GEI por la industria tequilera se identificó en cuatro de esos cinco municipios: en primer lugar, Tequila, que tiene la mayor generación de estos gases con 120 mil 652.42 toneladas de CO2e; en segundo lugar está Amatitán, que aporta 48 mil 260.97 toneladas de CO2e; seguido de El Arenal, con 9 mil 575.59 toneladas de CO2e, y Magdalena, con 2 mil 298.14 toneladas de CO2e.

La emisión de los GEI en estos municipios por la industria tequilera se corresponde con el volumen de producción de la bebida que alojan: “El Consejo Regulador del Tequila (CRT) tiene registrado que para 2018 la Región Paisaje Agavero produjo un total de 61,868,646 litros de tequila al 55% de alcohol. Tequila es el municipio con mayor producción (74.8%), le sigue Amatitán con 23%, El Arenal con 2% y Magdalena con 1%”.

Agave a pique

A pesar de que el Paisaje Agavero de estos cinco municipios fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el 2006, se ha identificado que la zona de cultivo del agave se encamina a sufrir una drástica reducción en los próximos años.

Según el diagnóstico del Programa de Ordenamiento Ecológico Regional para esta zona del estado, la disminución de la zona de cultivo del agave en la Región Paisaje Agavero será del 60.54 por ciento, pues se estima que pasará de 14 mil 904 hectáreas en el 2025  a 5 mil 880 hectáreas en el 2040. 

Al elaborar un “Escenario tendencial” con respecto a la transformación del uso de suelo que está habiendo en la Región Paisaje Agavero, se advierte: “Con base en los datos históricos sobre superficie cultivada de maíz, caña y agave, se hizo la siguiente proyección. Siguiendo la tasa de crecimiento de cada cultivo, el maíz crecería casi un 50% al 2040 y la caña un 30%, mientras que el agave, tendría una baja significativa”.

A diferencia del agave que iría en picada, el maíz pasaría en esos años de 19 mil 780 hectáreas a 30 mil 312 hectáreas, y la caña de 6 mil 318 hectáreas a 8 mil 112 hectáreas.

La Unesco señala en su portal que el Paisaje Agavero protegido: “comprende el paisaje configurado por los campos donde se cultiva el agave azul y los asentamientos urbanos de Tequila, Arenal y Amatitlán, que poseen grandes destilerías donde se fermenta la piña de la planta para fabricar el alcohol. También comprende zonas de vestigios arqueológicos de cultivos en terrazas, viviendas, templos, túmulos ceremoniales y terrenos de juego de pelota que constituyen un testimonio de la cultura de Teuchitlán, predominante en la región de Tequila entre los años 200 y 900 de nuestra era”.

No obstante que aun en el escenario tendencial la producción de tequila crecería, pues pasaría de 68.66 millones de litros a 89.23 en el periodo 2025-2040, el objetivo del Programa es que la zona de cultivo del agave aumente, para que en el mismo lapso 2025-2040 se pase de 22 mil 352 hectáreas a 23 mil 920 hectáreas, y de 73.89 millones de litros de tequila producidos a 125.09.

En este Escenario deseado o “contextual” el maíz pasaría de 15 mil 454 hectáreas a 15 mil 258 y la caña de 6 mil 116 hectáreas a 7 mil 229 hectáreas.

Zona de industria tequilera en conflicto

La Región Paisaje Agavero es definida en el Programa de Ordenamiento como: “un espacio de gran relevancia cultural y económica de Jalisco y México. Por ello, es trascendental la preservación de sus recursos naturales y culturales que permitan seguir impulsando a esta zona como un polo de desarrollo productivo y de destino turístico a nivel nacional e internacional”.

El documento servirá como un instrumento para la regulación del uso de suelo en dicha Región: “con el propósito de hacer frente a las diversas problemáticas que han surgido como consecuencia de los procesos de transformación territorial de la zona durante los últimos años, los cuales ponen en riesgo tanto el valor cultural de la región, el desarrollo económico, la sostenibilidad de las actividades productivas que ocurren en el territorio, así como la provisión de bienes y servicios ambientales a las comunidades”.

Las autoridades reconocen que en la Región Paisaje Agavero se están presentando conflictos generados principalmente por la expansión urbana e industrial y la pérdida de capital natural, y acotan:

“La falta de instrumentos legales que regulen de manera puntual el uso del suelo y el crecimiento urbano genera problemas que ponen en riesgo los elementos naturales que impulsan el desarrollo integral de la región. Hay, por ejemplo, registro de contaminación de aguas por vinazas de la industria tequilera, erosión del suelo por agricultura extensiva, irrupción del paisaje visual por la instalación de invernaderos de berries, entre otras”.

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