La tala y el tráfico ilegal en el sureste del país, son hoy una amenaza a vencer.
En los últimos años se han perdido 1.08 millones de hectáreas de maderas preciosas que se venden en los países asiáticos.
Calakmul, en Campeche; Puerto Progreso, en Yucatán, y Punto Put, en Quintana Roo son víctimas de una red bien organizada que cada año remueve 56 millones de metros cuadrados de caoba, ébano y cedro.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Areas Protegidas, las maderas se embarcan a Taiwán, China, Hong Kong, Japón, Vietnam y Malasia.
La guerra por esas maderas, según cifras oficiales, está acabando con más de 800 mil hectáreas de bosques y selvas en México cada año.
El 17 por ciento del territorio nacional está conformado por bosque, es decir, 141 millones de hectáreas.
De ahí que México se ubica en el onceavo lugar del mundo con mayor superficie forestal, como lo revelan los datos de la Comisión Nacional Forestal.
A la fecha, la cadena forestal aporta al país 1.8 por ciento del PIB y solo satisface la tercera parte del consumo nacional.
En algunas regiones como Quintana Roo, la tala ilegal llega a representar hasta el 55 por ciento de la actividad lícita.
La entidad cuenta con 64 millones de hectáreas de bosques de clima templado y selvas que abarcan el 32 por ciento del territorio.
Aunque la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales ha solicitado la intervención del Ejército y policías de las tres entidades, el tráfico ilegal continua.
Según la CONANP, la madera es sacada de áreas naturales protegidas como la reserva de la biosfera en Calakmul y es exportada desde Puerto Progreso en Yucatán.
El transporte de la madera, informa Profepa, se realiza mediante el amparo de remisiones forestales que no corresponden a los sitios de aprovechamientos autorizados.
Sin embargo, muchas de esas maderas preciosas salen del país con certificados autorizados por el gobierno.
Pero la mayoría de esos documentos son falsos.
Las autoridades reconocen que los tráileres que viajan con las maderas pagan hasta 20 mil pesos para pasar los retenes oficiales con documentación ilegal.
Los talamontes ganan terreno
Desde hace más de 30 años, el gobierno estableció un mecanismo para evitar la deforestación de los bosques basado en la conservación y la producción de madera.
Desde entonces, los ejidatarios se sumaron al Programa de Desarrollo Forestal Sustentable.
Se les entregaron mil 350 hectáreas para que manejaran la producción de madera y reforestaran.
A la fecha, el 80 por ciento de los bosques y selvas de México se encuentran bajo régimen de propiedad social a través de 8 mil 500 núcleos agrarios que ahí se constituyeron.
Y están vinculadas directamente con los recursos forestales para la obtención de sus principales satisfactores.
Sin embargo, los talamontes han ganado terreno y están acabando con las selvas y los bosques del sur del país.
Caoba, la joya de la corona
En el sureste del país yace uno de los árboles más preciados, la caoba.
Esta especie es muy cotizada por su textura, color y facilidad para fabricar muebles de lujo y es la que más se exporta de manera ilícita.
Este tipo de árboles requieren de cuando menos 50 años para alcanzar la madurez reproductiva y poder ser cortados.
Pero la avaricia de la tala ilegal, los corta desde muy jóvenes y se pone en riesgo la existencia de esta especie en los bosques de Quintana Roo, advierte Gustavo Alanis, presidente del Centro Mexicano del Derecho Ambiental (CMDA).
Este fenómeno también se observa en Tabasco, Veracruz, Michoacán, Chiapas y se extiende hasta la frontera sur con Guatemala por donde salen camiones con maderas preciosas para ser vendidos.
La Conafor ha denunciado que en el mercado ilegal, una tabla de caoba cuesta 50 pesos, mientras que en el mercado formal el precio se triplica.