En un lapso de dos décadas, prácticamente en su totalidad bajo gobiernos emanados del Partido Acción Nacional (PAN), Jalisco sufrió la pérdida de más de medio millón de hectáreas de bosques y selvas, deforestación diagnosticada en el Plan Estatal de Gobernanza y Desarrollo de Jalisco 2018-2024 Visión 2030.
En este documento, que regirá la administración estatal del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, se advierte sobre el profundo grado de deforestación que alcanzó Jalisco durante los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI.
“En el periodo de 1993 a 2012, Jalisco perdió 522 mil 31 hectáreas de bosques y selvas, siendo el periodo 2002 a 2007 cuando se presentó la deforestación más elevada, con 48 mil 618 hectáreas por año, lo que colocó al estado en ese periodo con una tasa de deforestación de 3.20 por ciento anual, mayor al promedio del resto del país (2.3 por ciento anual)”, indica el informe.
De estos 20 años de deforestación severa en el estado, 18 pertenecen a la era de gobiernos panistas –pese a que éstos enarbolaban un discurso de supuesto cuidado ambiental– los cuales comenzaron con el de Alberto Cárdenas Jiménez, en el año de 1995, y concluyeron con el de Emilio González Márquez, cuya gestión finalizó en febrero de 2013.
Por su parte, los seis años panistas que se destacan por haber alcanzado una tasa de deforestación de 48 mil 618 hectáreas por año corresponden casi a plenitud con el gobierno del exmandatario Francisco Ramírez Acuña, quien fue electo para el sexenio de marzo de 2001 a febrero de 2007.
El año 2007, sin embargo, terminó siendo responsabilidad de dos gobernadores: primero, de Gerardo Octavio Solís Gómez, quien había sustituido a Ramírez Acuña en noviembre del 2006 y fue mandatario interino hasta febrero de 2007; y luego, González Márquez, cuyo sexenio inició justo en marzo siguiente.
Los responsables
A raíz del desastre que vivió el municipio de San Gabriel el 2 de junio pasado, donde el Río Salsipuedes arrastró grandes volúmenes de lodo y troncos que causaron la muerte de al menos cinco personas y daños valuados en 120 millones de pesos, la atención al fenómeno de la deforestación inducida se ha centrado principalmente en el papel de las aguacateras.
El diagnóstico del Plan Estatal hace ver que los cambios de uso de suelo ilegales que han acabado con miles de hectáreas de bosque y selvas en el estado han traído consigo de manera contrastada beneficios para los cultivadores de agave y productores pecuarios que requieren de pastizales para sus ganados.
“El cambio de uso de suelo ha predominado y por consecuencia propiciado la pérdida de selva caducifolia para fines agrícolas y de pastizales. Durante el periodo 1993-2002 el cambio de uso del suelo que se presentó estuvo dividido entre agrícola y pecuario”, indica el texto.
Esto varió para el periodo 2002- 2007, en donde los cambios de uso de suelo dejaron de dirigirse a las actividades pecuarias, y fue “casi todo para uso agrícola, vinculada sobre todo a la accesibilidad de financiamiento e inversión para la siembra de agave para la producción de tequila en la región de Los Altos, debido a los altos precios del destilado; así como a las características casi perennes del cultivo”.
En tanto, en la costa de Jalisco la deforestación ha seguido una dinámica propia y con particularidades frente a la que se ha manifestado en el resto de la entidad.
En las regiones costeras, señala el Plan, “la deforestación ha sido sobre todo causada por la conversión a pastizales (73 por ciento) durante 1993-2002, mientras que en el periodo 2002‐2007 el destino de las tierras deforestadas estuvo dividido entre agrícola y pecuario”.
Se estima que más del 70 por ciento de la deforestación mundial se relaciona con la agricultura comercial a gran escala y Jalisco no es la excepción
Deforestación aguacatera
El 30 de julio, el Gobierno de Jalisco reveló que había detectado una superficie deforestada de mil 573 hectáreas derivado de cambios de uso de suelo ilegales que habrían favorecido principalmente a cultivos de aguacate, en el Complejo Volcánico de Colima y en la Sierra del Tigre.
Tal pérdida de zona forestal en Jalisco que habría ocurrido en el periodo 2011-2019 motivó a la administración estatal a presentar una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para dar con los responsables.
“La denuncia está dirigida a quien o quienes resulten responsables por presuntas infracciones cometidas, entre ellas cambio de uso de suelo en terrenos forestales sin contar con la autorización correspondiente, daño y deterioro grave a los ecosistemas forestales, provocar incendios forestales, actividades o usos en terrenos incendiados que no sean sustentables, y por tala ilegal de bosques y selvas”, indicó el comunicado
Estos cambios de uso de suelo, precisó la autoridad, consisten en la pérdida de bosques por actividad agrícola –principalmente siembra de aguacate– sin autorización emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Detallando que se estima que más del 70 por ciento de la deforestación mundial se relaciona con la agricultura comercial a gran escala y, en ese sentido, Jalisco no es la excepción.
Estado biodiverso
Como una vía para conservar la biodiversidad de Jalisco que, según el diagnóstico ambiental, es la cuarta más grande del país –sólo después de las de Oaxaca, Chiapas y Veracruz–, la administración de Alfaro Ramírez ha fijado como uno de sus objetivos sumar 35 mil 822 hectáreas de áreas naturales protegidas (ANP) a las que ya están vigentes en la entidad.
Jalisco cuenta ya con 29 ANP de toda índole que en conjunto comprenden 876 mil 179 hectáreas de territorio estatal, pero la mayoría de ellas no cuentan con los medios para ser gestionadas adecuadamente, de acuerdo con el Plan Estatal de Gobernanza y Desarrollo.
El estado aloja al 80 por ciento de los tipos de vegetación que hay en México; al 30 por ciento de la flora mexicana; a más del 52 por ciento de la avifauna; al 40 por ciento de las especies de mamíferos y al 18 por ciento de las de reptiles localizables.