La constante inestabilidad y crisis política en América Latina

Con la disolución de la Asamblea Nacional de Ecuador, el país se suma a la crisis política, social y económica que enfrenta gran parte de la región desde hace meses debido a la inestabilidad democrática con la que lidian múltiples de las naciones que la componen
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Ecuador se sumó ayer a la crisis política que la región latinoamericana enfrenta desde hace meses.

El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, decretó disolver la Asamblea Nacional “por grave crisis política y conmoción interna” y convocó a elecciones generales dentro de un plazo de hasta 90 días.

Con esa decisión, el jefe de Estado de derecha se deshizo del juicio político que los asambleístas iban a hacer en su contra por presunta malversación de fondos, lo que podría derivar en una posible destitución.

De acuerdo con el Artículo 50 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa de Ecuador, el mandatario de la República puede disolver la Asamblea Nacional cuando, a su juicio, ésta tome funciones que no le competen constitucionalmente, si de forma reiterada e injustificada obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo o por grave crisis política y conmoción interna.

Mientras se espera la decisión de la Corte Constitucional para oficializar la disolución de la Asamblea y la convocatoria a próximas elecciones, Lasso seguirá en el poder.

“El país no se detiene. Los servicios públicos atienden con normalidad. Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional continúan con su labor diaria para enfrentar a la delincuencia y al terrorismo. El sector privado tiene todas las garantías para desarrollar sus actividades y seguir contribuyendo al crecimiento y desarrollo del país”, compartió el presidente.

A nivel regional, Ecuador no es el único país que enfrenta una situación política  complicada. Perú lleva cinco meses en una crisis social por la destitución del expresidente Pedro Castillo en diciembre pasado, luego de intentar disolver el Parlamento.

A diferencia de Lasso, Castillo fue reemplazado por su vicepresidenta Dina Boluarte en cuestión de horas y el Parlamento de Perú nunca se disolvió.

Cuatro años atrás, Bolivia vivía un panorama similar con la renuncia del entonces presidente Evo Morales, quien decidió salir de su nación por las denuncias de un presunto fraude en las elecciones generales que le daban una nueva victoria.

Morales no regresó a su país hasta que un gobierno de su misma ideología ganó las presidenciales. Mientras tanto, naciones como México y Argentina le ofrecieron asilo político.

Del lado sudamericano, en Argentina siguen presentes las críticas contra el gobierno de Alberto Fernández por no controlar la crisis económica interna y por la devaluación de la moneda, lo que podría darle fin al kirchnerismo en las elecciones presidenciales de este año.

Fernández aseguró que no se reelegiría, tampoco su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego de que recibiera acusaciones por presunta corrupción y el año pasado fuera víctima de un intento de asesinato a las afueras de su casa.

Nicaragua y Venezuela son otros países de la región que de manera constante se encuentran en medio de una crisis sociopolítica debido a la poca estabilidad de su democracia, lo que los ha llevado a ser sancionados económicamente por Estados Unidos.

Cuba también ha recibido represalias de la Unión Americana debido a la permanencia de su único partido político y a la represión contra los críticos del gobierno; razones por las cuales en 2021 miles de personas salieron a manifestarse contra la administración en turno.

Perú: el futuro lejano

A pesar de que Ecuador vivió un escenario similar al que se enfrentaron los peruanos a finales de 2022, no se prevé que el resultado sea el mismo.

El doctor José António Hernández Macías, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, opina que debido al apoyo del sector militar y de la Policía Nacional, el presidente Guillermo Lasso no tendrá el mismo futuro que Pedro Castillo.

“A diferencia de Castillo, el presidente de Ecuador tiene el apoyo de los militares y de Estados Unidos, lo que le va a permitir hacer esta transición (de gobierno) en la que él mismo puede ser candidato nuevamente. No hay nada que se lo impida a excepción del rechazo social”, dice.

Desde su perspectiva, Lasso va a tener éxito en su estrategia, pues al disolver la Asamblea Nacional por lo menos ya no será enjuiciado por presunta malversación de fondos ni dejará el cargo en caso de haber sido señalado culpable.

“Pareció que cuidó más de él mismo y no tomó una decisión en beneficio del país (…) Lo ideal hubiera sido que la Asamblea siguiera funcionando y no llamar al Decreto Ejecutivo 741 (para disolver el Congreso)”, detalla.

Independientemente de la persona que gobierne próximamente Ecuador, se estima que lo haga hasta 2025, dos años menos que los que le correspondía como jefe de Estado, ya que tendrá el objetivo de terminar la administración que no concluyó Lasso, siempre y cuando él no se lleve la victoria en la jornada electoral.

Se fortalece la tendencia

Con la decisión del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, de llamar a unas nuevas elecciones generales, además de darse una segunda oportunidad para gobernar, también le abre las esperanzas a la oposición.

En una entrevista para el medio local Revolución Ciudadana, el expresidente Rafael Correa aseguró que, de llegar a las elecciones, “el gran perdedor va a ser Lasso”.

Según el líder izquierdista que gobernó Ecuador por 10 años, “la medida desesperada” del mandatario de disolver la Asamblea Nacional lo hunde aún más, por lo que si en su partido: Revolución Ciudadana, participan en la jornada, el presidente “va a ser aplastado en las urnas”.

Entre las figuras políticas que se muestran interesadas en participar en las elecciones está el exasambleísta Dalton Bacigalupo, del partido Izquierda Democrática, y el político independiente Fernando Villavicencio.

Al respecto, el doctor José António Hernández Macías, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, reafirma que con el cambio de orientación política en Ecuador sin duda podría verse fortalecida la ola izquierdista en la región.

“A nivel regional son pocos los países que no son gobernados por la izquierda, entre ellos Ecuador; sin embargo, con este acontecimiento podría ir consolidándose este bloque en el resto de América Latina”, asegura.

En caso de que el izquierdismo no regrese al poder en Ecuador, el gobierno de Guillermo Lasso volvería a la crisis en materia política, económica y social que enfrenta.

Las probabilidades de que llegue un gobierno de izquierda al poder en Ecuador son altas, lo que fortalecería esta ideología en la región. Foto: Especial
Las probabilidades de que llegue un gobierno de izquierda al poder en Ecuador son altas, lo que fortalecería esta ideología en la región. Foto: Especial

Para el doctor Fernando Neira Orjuela, investigador del CIALC, en la región hay un contexto de vulnerabilidad política, pues se ha perdido hasta el derecho al voto, como ocurrió en Perú al elegir a Dina Boluarte de manera legislativa, guiándose por la Constitución, y no por los votos de los electores.

“Sumando el acontecimiento de Ecuador a la crisis económica y de salud que hay a nivel mundial, específicamente en la región, se crea un contexto donde el futuro se vuelve un poco más sombrío”, asegura Neira Orjuela.

Postura del exterior

Entre los primeros mandatarios de la región que expusieron una opinión sobre la disolución de la Asamblea Nacional de Ecuador fue el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Durante la conferencia mañanera de ayer, el primer mandatario mexicano pidió que se evite la inestabilidad y la violencia política en el país.

“No creo yo que haya inestabilidad y, además, no lo deseo. Ojalá y los hermanos ecuatorianos puedan resolver esto así, con este procedimiento. Si se va a convocar a nuevas elecciones, pues que participen todas las fuerzas políticas”, dijo López Obrador.

Insistiendo en su llamado a la no violencia en el territorio ecuatoriano, AMLO adelantó que “vamos a estar pendientes de que no se den enfrentamientos, pues ya nuestra embajadora (Raquel Sarur) seguramente está atendiendo a nuestros paisanos en Ecuador”, agregó.

Múltiples gobiernos de la región se manifestaron, todos deseando que el complejo panorama se pueda resolver en paz y de manera democrática. Foto: Especial
Múltiples gobiernos de la región se manifestaron, todos deseando que el complejo panorama se pueda resolver en paz y de manera democrática. Foto: Especial

Chile fue otro de los gobiernos que se manifestaron sobre la situación en Ecuador. A través de un comunicado, la Cancillería chilena informó que la administración confiaba en que la crisis política pudiera resolverse a través de mecanismos democráticos e institucionales.

Asimismo, apeló al entendimiento mutuo y al diálogo “como caminos para superar este complejo momento”.

Desde Perú, la presidencia informó que respetaba la decisión adoptada por el presidente Guillermo Lasso dentro del marco constitucional, por lo que abogaba para que el próximo proceso electoral se llevara a cabo dentro de los cauces legales, en paz y en democracia.

Claudia Edith Serrano Solares, doctora en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, opina que en lo que respecta a la postura de México de estar a favor de que no se agrave la situación y se llegue a un consenso, nuestro país se apega al orden democrático constitucional de Ecuador.

Sobre la posición del resto de los gobiernos de la región, menciona que va haber una intención de mantenerse como observadores en el desarrollo del proceso y no se manifestarán tan concretamente como lo hicieron en el caso peruano en el que pidieron la liberación del presidente.

“Durante el periodo en el cual se establezca la convocatoria de nuevas elecciones tanto para el Ejecutivo como para el Legislativo, ahí es donde podremos observar cuál es la posición que adoptan los gobiernos latinoamericanos”, sostiene.

Respecto a la nula declaración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en el caso de Ecuador, la también docente de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, asegura que con su silencio busca que el problema se solucione primero de manera interna antes de intervenir.

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